En los centros educativos inscritos, siguiendo el tema propuesto y las directrices marcadas por la comisión organizadora de la X Olimpiada Filosófica de CLM, el profesorado realizará el trabajo con su alumnado. El alumnado deberá exponer la solución argumentada a uno de los dos dilemas morales que figuran en esta página, y que guardan relación con el tema propuesto.
DILEMA 1
LUCA
Luca es un estudiante de 4º de ESO que adora los años 70 y 80 del siglo pasado y le encanta el tipo de música que se hacía entonces, así como la forma de vestir, la cual replica. Se pasa el día leyendo, viendo vídeos musicales de esa época y replicando diálogos de películas o cantando imitando a sus ídolos. No tiene amigos ni amigas en el centro, se siente bastante solo con sus intereses.
Sus compañeras y compañeros del instituto lo consideran una persona bastante excéntrica y el profesorado está preocupado porque le ven muy solo y, aunque no parece estar mal, cree que tiene algún problema de adaptación, de comportamiento o relacionado con sus habilidades sociales.
Su tutora duda entre convocar a la familia a una reunión para aconsejar que lleven a Luca a un profesional de la psicología que le ayude a “bajar” de ese mundo que se ha creado y tenga contacto con la realidad y las personas de su edad, o no hacerlo y observar cómo se va desenvolviendo durante el curso aún sabiendo que está completamente solo en el instituto.
¿Qué debe hacer?
DILEMA 2
ALINA LOZANO
Las chicas de clase se reían de Alina Lozano porque, según ellas, a sus quince años Alina seguía comportándose como una niña: se vestía como una niña, no salía de fiesta ni hablaba sobre chicos. A Alina le aburrían las chicas de su clase. No se molestaba en replicar ni en defenderse, sino que simplemente pensaba: “Serán tontas… Ellas sí que siguen siendo niñas, que han pasado de jugar con muñecas a considerarse ellas mismas muñecas. Se pasan la vida pensando en qué ropa se van a poner, cómo peinarse, maquillarse o pintarse las uñas, como si fuesen un abeto que hay que adornar para que Papá Noel deje regalos. Se creen adultas y sólo intentan imitarlas, sin darse cuenta de que lo propio de la infancia radica precisamente en esa pretensión de parecer maduro”. Y poco más o menos pensaba de los chicos: “Ellas son abetos y ellos alcornoques”.
Un día, las chicas de clase comenzaron a decir que Alina tenía novio, un tal Alfredo Quiles, de dos cursos más arriba. Al principio, Alina prestaba a esos chismorreos de las chicas entre poca y ninguna atención, como al resto de sus pamplinas; pero al final acabaron calando, pues cada día había uno nuevo. Que si Alfredo había retratado a Alina en Plástica de memoria, asegurando que guardaba su imagen en el relicario del corazón; que si había declamado en Lengua un poema donde encomiaba aquellos cabellos rubicundos como finas hebras del luminoso Apolo, aquellas mejillas sonrosadas y aquellos ojos que le tenían cautivo, cual navío a la deriva en proceloso reino del divino Poseidón; que si le había dedicado los tres goles que marcó en Educación Física… “¿Pero de qué va ese imbécil -se preguntaba ella a sí misma-, si ni siquiera nos conocemos? ¿Cómo le habrá dado por mí a ese loco?
Alina se pasaba los recreos leyendo en la biblioteca, pues le gustaban los libros más que nada en esta vida. Una mañana, interrumpió su lectura un niño que preguntaba por ella.
-Sí, soy yo. ¿Tú quién eres?
-Yo me llamo Dani, y vengo porque me ha mandado el valiente Alfredo Quiles a contarte lo que acaba de hacer por mí. Kevin, el abusón de mi clase, me había robado el sangüis de paté que traía para almorzar, y Alfredo, al verlo, le ha arreado un par de sopapos para que me lo devolviese. Cuando se lo iba a agradecer, me ha pedido que venga a narrarte su heroico proceder.
-Pues le dices a ese botarate que la bondad y la justicia deben defenderse por sí mismas, y no para impresionar a una dama; y luego añades que se olvide de mí y que no me responsabilice de las tollinas que sacuda a ningún crío.
-Espera, que lo apunto para que no se me olvide. ¿Me dejas un papel?
Salió el muchacho con la contestación escrita, y al poco regresaba con la contrarréplica apuntada:
-Dice Alfredo que él defiende la bondad y la justicia por sí mismas, puesto que tú eres su bien y su razón; que antes de olvidarse de ti, se olvidarán los días de suceder a las noches y las noches a los días, y que tú eres la responsable de su ser y de su vida toda, los cuales pone a tu disposición.
La cara de Alina se tiñó de pimentón. No sabía qué hacer. ¿Debe pasar de aquel chiflado? ¿Pero así no seguiría ridiculizándola con sus manifestaciones amorosas? ¿No terminaría haciendo algún disparate para impresionarla? Si lo ignoraba, ¿sería ella la responsable de las tonterías que pudiera hacer para ganarse su afecto?
¿O debe hablar con él? ¿Pero así no se estaría saliendo con la suya aquel cansino? ¿No habría logrado llamar su atención con sus excentricidades? Además, Alina no quería romper el corazón a nadie, y menos a un muchacho que ni siquiera conocía. ¿Por qué se habría enamorado de ella? ¿Qué había hecho ella para que nadie le pusiese en aquel dilema?
¿Qué debe hacer Alina?