No lances tu chillido al aire, oh zarapito,
o lánzalo tan solo al agua de poniente;
pues tu chillar me trae a la memoria
finos ojos ardientes y sus largos cabellos
palpitando pesadamente sobre mi pecho.
Bastante mal hay ya en el chillar del viento.
William Butler Yeats en He extendido mis sueños a tus pies [2023]
Trad. Jordi Doce