Paul Éluard

La muerte el amor la vida

Creí poder quebrar la inmensidad la hondura

Con mi pena desnuda sin contacto sin eco

Me tendí en mi prisión de puertas virginales.

Como un muerto que supo razonable morir

Muerto sin aureolas salvo su propia nada

Me tendí en las olas absurdas del veneno

Tragado por amor a las frías cenizas

La soledad me pareció más viva que la sangre


Quería desunir la vida

Quería compartir la muerte con la muerte

Dar mi alma al vacío y el vacío a la vida

Borrar todo que no hubiera nada ni cristal ni vaho

Nada delante nada detrás nada del todo

Había eliminado ese témpano de las manos unidas

Había eliminado el esqueleto frío

Del voto de vivir que se aniquila.


***


Llegaste el fuego entonces de nuevo se animó

Cedió la sombra el frío de abajo tuvo estrellas

La tierra se cubrió

Con tu carne de luz y me sentí ligero

Llegaste fue vencida la soledad

Yo tenía en la tierra un guía ya sabía

Dirigirme sabía que soy desmesurado

Avanzaba ganaba en espacio y en tiempo


Iba hacia ti marchaba sin fin hacia la luz

La vida tenía cuerpo la esperanza alzaba velas

El sueño chorreaba sueños y la noche

Prometía a la aurora miradas de confianza

Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla

Tu boca estaba húmeda con el primer rocío

El reposo deslumbrado reemplazaba a la fatiga

Y yo adoraba al amor como en mis primeros días


***


Los campos están arados y resplandecen las fábricas

El trigo ha hecho nido en una enorme ola

Cosechas y vendimias se llenan de testigos

Nada es simple ni único

El mar está en los ojos del cielo o de la noche

El bosque da a los árboles seguridad

Los muros de las casas tienen la misma piel

Y los caminos se cruzan siempre


Los hombres están hechos para oírse

Para entenderse para amarse

Tienen hijos que serán padres de hombres

Tienen hijos sin hogar y sin patria

Que reinventarán el fuego

Que reinventarán los hombres

Y la naturaleza y su patria

La de todos los hombres

La de todos los tiempos.

Paul Éluard de El Fénix (Le Phénix) [1951]