Para garantizar el derecho humano a gozar del más alto nivel posible de salud debemos repensar las herramientas y enfoques que en la actualidad utilizamos, el alto desarrollo que han alcanzado nuestras sociedades (y algunas de sus actividades) ha provocado una alta utilización de productos y sustancias con la potencialidad de causar daño a nuestra salud. Esto ha dado lugar a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) utilice el día mundial de la Salud de este año 2022 como un llamamiento a establecer medidas de protección ambiental y salud bajo el lema ¨Nuestro planeta, nuestra salud¨.
Desde el elevado nivel plásticos en nuestros alimentos a los déficits de calidad de aire exterior, pasando por la radiación solar ultravioleta, a los posibles efectos de las radiaciones no ionizantes sobre la salud, o la gestión integral de residuos (urbanos, peligrosos, patológicos, etc.) o los riesgos para la salud por exposición prolongada a ciertos químicos (asbesto, plaguicidas, mercurio, tabaco, etc.) son hoy, temas de estudio para el campo de la salud publica ambiental.
Desde hace algunos años estas preocupaciones han motivado algunos esfuerzos normativos por regular cuestiones con profundo calado en la salud poblacional, entendiendo y asumiendo el rol determinante que el ambiente y ciertas actividades humanas tienen sobre la salud. Pero no ha sido suficiente, según datos de la OMS alrededor de 28 millones de personas en el mundo no tiene acceso a fuentes de agua limpia, 320 mil muertes podrían evitarse al año si se modifican algunos factores relacionados a la contaminación del aire y el 25% de todas las enfermedades se relacionan con factores ambientales modificables (Prüss-Üstün y Corvalán, 2006).
La evidencia científica ha motivado numerosas acciones de organismos internacionales, nacionales y locales sobre salud, ambiente, desarrollo sostenible y cambio climático. Esto ha permitido visibilizar una cuestión problemática, ha permitido establecer un marco general de acción, pero ha llegado el momento de establecer acciones concretas y trasversales. La salud no puede ser pensada lejos de la cuestión medioambiental y viceversa, de este mismo modo no puede ser ajeno el derecho, la comunicación, la economía, la sociología, la ingeniería, por señalar algunas disciplinas de trascendente importancia.
Y ninguna de estas podrá cumplir el objetivo si además no pensamos en innovación y el establecimiento de políticas públicas y regulaciones legales con enfoque de derechos y particularmente desde los principios del Derecho de la Salud. Esto implica pensar la salud como factor esencial del desarrollo humano y económico de nuestros pueblos. Estamos convencidos que la agenda medioambiental puede ser liderada por el sector salud, por ello a continuación compartimos algunos ideas e iniciativas útiles para la construcción de una agenda de salud pública ambiental.
El establecimiento de mecanismos de evaluación del impacto de salud (EIS), a través de normativas específicas, es una excelente oportunidad para permitir el análisis de algunas políticas públicas no estrictamente sanitarias aunque no excluye estas últimas, mediante la construcción de indicadores, procedimientos y reglas administrativas y legales, que concederían la oportunidad de predecir los efectos negativos (directos e indirectos) de algunas acciones y actividades humanas en la salud de la población y por otro, podría allanar el camino para el fortalecimiento de la gobernanza sanitaria, mediante mejores mecanismos de toma de decisión.
Esto permitiría por ejemplo identificar potenciales afectaciones a grupos específicos (niñez, adolescencia o vejez, minorías sexuales, migrantes, etc.) o identificar prioridades de salud pública previamente establecidas (estilos de vida, enfermedades trasmisibles, crónicas, etc.), o establecer potenciales desigualdades en salud o afectaciones a la sostenibilidad del sistema o a la gobernanza, este mirar a través de los lentes de salud, permite esquivar enfoques reduccionistas o biomédicos, instando esfuerzos de carácter multisectorial.
En ese mismo sentido, algunos sistemas sanitarios del mundo están implementando unidades clínicas especiales, principalmente en pediatría, denominadas como Unidad medioambiental pediátrica o Pediatric Environmental Health Specialty Units (PEHUSU) tal su denominación en inglés. Estos centros especializados en el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades relacionadas con el medioambiente están conformados por equipos multidisciplinares (médicos, abogados, biólogos, psicólogos, sociólogos, arquitectos, ingenieros, comunicadores) y tienen como metas principales la atención clínica, la formación y la investigación de la ¨herida ambiental pediátrica¨.
Además, en estos centros y en algunos ámbitos académicos, se está trabajando en el desarrollo metodológico de la historia clínica verde o ambiental como herramienta que ayude a comprender e identificar los factores de riesgos a lo que se encuentran sometidos los pacientes pediátricos. La implementación de esta instancia en el primer nivel de atención (en el control de niño sano, en controles prenatales o en programas de sanidad escolar) permite obtener información sobre los riesgos ambientales físicos (ruidos extremos, temperaturas extremas, etc.) químicos (tabaquismo, asbesto, plomo, pesticidas, etc.), biológicos (virus, parásitos, gérmenes, etc.) y sociales (racismo, desigualdad, pobreza extrema, etc.) que tengan relación con su hábitat.
La concreción de estas u otras iniciativas que permitan, a través de esfuerzos multidisciplinarios y multisectoriales, el establecimiento de políticas públicas saludables y respetuosas de los derechos humanos, sobre el presupuesto de la interrelación de estos y el cumplimiento de las garantías establecidas en la normas internacionales, nacionales y locales, allanarían el camino hacia el disfrute del más alto nivel posible de salud en un marco de equidad y no discriminación.
El Dr. Ramon Carrillo expreso en alguna oportunidad que ¨no podía haber política sanitaria sin política social¨, del mismo modo que no puede haber actividad humana, ni políticas públicas sin la salud en todas las políticas.