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Zona 5


Entrevistadas: 6 mujeres

Bajamar

Punta del Hidalgo

Tejina

Valle de Guerra


La Comarca Nordeste de La Laguna / Aguere realmente se extiende casi desde la cumbre hasta la costa … más accesible esta última que desde los caseríos laguneros en Anaga. Así es esta zona.

Un mar duro en invierno, con oleaje, en el que ha desaparecido gente, pero que permitía pescar salema en esta estación; “pachona”, nos aclaran, es la salema de tamaño pequeño. Cuando había “mar de leva” (mar de fondo) obligaba al traslado de la pesca a Santa Cruz, el Sur y/o La Palma. Algunos pescadores se quedaron a vivir en esos sitios, en algún caso en ciudadelas. Viene a ser el verano la temporada que concentra la pesca en la comarca. Los pescadores de viejas pescaban cerca, cuentan, y los otros a “la mar alta” donde obtenían brotas, cabrillas y atunes o “albacoras”. Las barcas se guardaban en el “puertito” donde está la cofradía. El mismo puertito donde se hallaba “La Máquina”, esto es, los motores que elevaban el agua a las fincas de los señores. Una costa en la que a su vez se podía mariscar lapas y en la que se formaban salinas.

Todo el mundo trabajaba en la tierra, menos los pescadores en la mar”. Sin embargo había algunos que complementaban con otro trabajo o que tenían sus terrenos “de donde se cogía la comida” plantados de: frutales, papas, batatas (“antes buenísimas, ahora no saben a nada”), garbanzos, “chícharos” (guisantes), coles, cebollas, “cebollinas”,… y no era extraño que cultivaran también algodón y caña de azúcar en la misma huerta de la casa. Porque donde ahora hay casas hubo fincas de tomates, algodón, caña de azúcar, “pencones”, …, así como sus correspondientes empaquetados en actividad hasta por la noche, como el de los Monteverde. Sería después del “boom” del algodón y la caña de azúcar que llegarían los plátanos. Recuerdan de todo ello la finca del abogado González de Mesa, la que compró El Niño con tres charcos, la de El Marqués que está construida ahora, El Castillo-Finca Sabanda, y otras fincas de aristócratas de La Laguna, incluso de Amaro Pargo del que todavía dicen nuestras entrevistadas que asaltaba barcos por esa costa.

Aunque conocieron la cartilla de racionamiento asimismo comían pescado, cazuelas, potajes y papas arrugadas (peladas o no). Los días de fiesta, sábados y domingos se mataban gallinas y se hacía sopa y/o arroz amarillo. No se compraba más que el arroz y, según dónde, el azúcar, que también podía ser que sirviera para intercambio o trueque. En esa época todavía se estilaba esa práctica o los arreglos (evitando la obsolescencia programada ...), por ejemplo que el hojalatero soldara los calderos y arreglara las cocinillas. En paralelo todo ello al uso del dinero, del que una perra chica equivalía a 50 céntimos y 1 real a dos perras y media. O más o menos. Éste se podía usar por ejemplo en las ventas, como en las de La Punta del Hidalgo donde había dos, una de ellas la de Serafina, y cada una con sus clientes y funcionamiento propios: facilitaban hasta 1 kg. de azúcar, harina, .... En Tejina se compraba el gofio que podía ser máximo un kilo si lo cogían de racionamiento; había otro molino en La Punta también. Amasaban el gofio en zurrones y hacían la pelota “o pella de gofio según las islas” con higos picos, otras veces sólo con agua y sal, quien tenía gallinas se lo comía con huevos fritos, realmente comían el gofio con lo que fuera. También era posible llevar el millo al molino y pagar sólo la molienda. La cantidad en ese caso era la del “almud1. En su memoria están las vivencias en torno al millo desgranado en verano, como pasar el mes de julio haciendo cuentos y riendo en la azotea donde lo dejaban secando. Esas casas donde solía haber una tanquilla para que la gente cogiera el agua porque antes no había chorros dentro, se usaba la palangana para bañarse y el váter era como un poyo, a la altura de sentarse. Aparte de la vivienda podían estar la bodega y el patio con flores.

Además de las casas, huertas y solares con la caña dulce, por ejemplo que Antonio Tabares pelaba en Bajamar, y la estampa de las piñas de plátano en la cabeza cortadas por los hombres con machete siendo bajadas por las veredas, así como los invernaderos de flores o de pimientos, y el “trapiche1 en el que primero se molió la caña de azúcar para hacer azúcar moreno y luego se refinó y se hizo bebidas alcohólicas, no hay que olvidar la arena blanca. La famosa arena del barrio de Milán, cantera a la que llegaban muchos camiones para cargarla. Quizá tengas parte de Milán en el muro de tu casa … Un barrio de pocas casas y todas del mismo clan familiar: Tía Dolores, Tío Elisio, sus hijos, y un camino de piedras en el que se formaban charcos cuando llovía hasta que lo asfaltaron, algo que costó que hicieran. En La Punta tampoco había muchas y también se disponían según familias -recuerdan a Serafina, Palazón, Fidel, Lala, Melo, Lesbia y Cristina- pero además había ciudadela y Correos, escuela, el cine, el bar. “De carretera abajo no había nada”. La carretera que antes era camino … Tejina “era como más céntrico” con su cooperativa agrícola, “alhóndiga” (desde donde se distribuía lo que la gente llevaba del campo a las personas más necesitadas), bar y cine que costaba dos pesetas. Es más, llegó a haber dos salas y debían ir con carabinas y regresar al anochecer cuando empezaba a las cuatro de la tarde y a las siete la sesión de noche. Tegueste, que no pertenece a La Laguna, lo tuvo después. Según las fechas no había nada en La Punta ni en Las Canteras y esto da fe del cambio en la zona … que entre otras cosas no tenía asociaciones de vecinos y se organizaba por parroquias: Bajamar tenía el mismo cura que Tejina. Aunque, ¿sigue habiendo pique en La Punta con Bajamar por el “arenal” (la playa)? Los lunes iban a comer y se gritaban entre sí. ¿Sigue habiendo pique entre el casco de Tejina y el barrio de Milán? Hubo propuesta para que se unieran Tejina, Valle de Guerra, Bajamar y La Punta y hacerse municipio pero también eso generó piques con los pueblos vecinos. Anécdotas … No obstante la cercanía entre los habitantes de la zona conllevaba referirse como “tío/a” a una persona conocida, con trato, sin necesariamente existir parentesco. Todavía hoy es posible recibir saludos por la calle. Aunque comentan que ya hay mucha gente de fuera.

Los jóvenes de aquí se casan y se van fuera”. Hubo un tiempo en el que la tendencia fue que gente llegada de Taganana se casara con gente de La Punta. Pero no se refieren a esta … Las bodas en general se realizaban en las casas y con parranda. Hay que tener en cuenta que además de por empleo había movimiento de población incluso con motivo de las verbenas y los carnavales en lugares como El Batán, donde ya que se hacía el esfuerzo de desplazarse caminando por Chinamada se quedaban durante tres días en casas de amigos comiendo ñames, la matanza de cabritos, papas arrugadas, salsita y queso fresco. Estaba prohibido disfrazarse pero todo lo demás no y la gente aprendía a tocar música por su cuenta ya fuera timple, violín, guitarra, laúd, ... Hasta hubo una orquesta formada por chicos de la zona. Ah, aquellas “canciones bonitas que había antes” … Que también se mataba el cochino por las fiestas de Tejina, cuya fiesta principal ya era San Bartolomé y Los Tres Corazones. Se estrenaba ropa una vez al año con esa excusa. La recuerdan desde pequeñas pero con un solo corazón, luego empezó el pique entre la Calle de Abajo, Calle de Arriba y El Pico. Asimismo había fiestas también en las sociedades, o más tarde en las discotecas como la Scale.Ahora se ha ido todo de aquí”. Dejaban ir a los chicos, que ligaban con las extranjeras, pero no a las chicas, que alguna se casó muy joven para evadir ese control. Recuerdan también las verbenas de la Virgen del Carmen y de San Mateo a las que acudían para ver a los chicos y venían orquestas de Arafo. Los hermanos Rodríguez de Milán, de la parranda homónima alternaban, por su parte, también con gente de “alta alcurnia” pues había parrandas de médicos, gente “de pasta”. Ahora se ha homogeneizado mucho el folklore, se quejan … Hay menos escuelas. “Se ha perdido” la de la zona.

Y justamente sobre otra clase de escuela en Educación sólo aceptaban alumnado ¡a partir de los siete años de edad! Colegios separados para niñas por un lado y niños por otro. En los recreos daban leche cuando había, pero no bocadillos. Hubo también una academia en Tejina llamada Juan XXIII (como el Papa católico de la época) que costaba 25 pesetas al mes, lo que les parecía barato y daba para la formación, tizas y libretas si algún niño/a no tenía. Constaba de un salón enorme, una mesa enorme y una pizarra quizá no tan enorme en la daban clases Lucrecia de Matemáticas, MariÁngeles de costura, Geografía, “todo lo que era más de memoria”, y un cura de Religión y de Latín. Preparaban el ingreso para La Laguna, al Instituto Cabrera Pinto, a través de un tribunal: te hacían un dictado de una cara y si se tenía dos faltas no se pasaba aunque el resto estuviera bien. Luego llegaba el examen de Primero de Bachillerato. Iban de toda Canarias porque era el único instituto que había. Desde esta zona ellas acudían en guagua. Antes de la existencia de esta academia de preparación se iba a una escuela de noche en El Ramal. De hecho algunas mujeres dicen que su padre y su madre sabían leer y escribir, “y eran gente de campo”, recalcan, gracias a esa escuela nocturna.

Días ajetreados y noches de empaquetado pero también de estudios, bailes, y en una ocasión recuerdan un evento astronómico importante con La Luna. La noche en la que ahora “sueño con las cosas de antes”: el barranco, el “goro2 de los cochinos”, … “Esa era la vida de antes, cuando yo no duermo me pongo a pensar en todas esas cosas”. ¿Incorporarás sus recuerdos a tus sueños? Algunas dicen que desde pequeñas se han sentido tejineras, que su madre les decía “somos tejineros”, por lo que no tienen tanto sentimiento de “laguneras”. “Estás loca” responden sintiéndose agraviadas. Consideran que han perdido poder de decisión, que son dependientes. Y señalan que haciendo el trapiche se descubrieron unas cuevas de guanches, de hecho recuerdan haber visto huesos, pero no se oyó nada del tema y las taponaron. “Antes no se valoraba”. ¿Y ahora? ¿Protegemos el pasado más lejano? ¿Valoramos siquiera el más reciente?




1 Trapiche: molino para extraer el jugo de algunos frutos de la tierra, como la aceituna o la caña de azúcar.

2 Goro: (canarismo) pocilga, pequeño corral generalmente junto a otro mayor para encerrar baifitos o cabritos, pared semicircular de piedra seca para resguardar del viento plantas o personas en campo abierto.