"La fotografía, como sabemos, no es algo verdadero. Es una ilusión de la realidad con la cual creamos nuestro propio mundo privado." - Arnold Newman

Entre todas las formas de creación artística que existen, la fotografía es una de las más limitadas. Se centra en lo que es visible, en la realidad, en lo que es verdad, aunque también posee el poder de transformar dicha realidad para acercarnos a algo que se adentra en nuestro subconsciente y nos saca de lo conocido o cotidiano.

La pintura, por fortuna, no conoce estos límites, y de ello ya nos percatamos en el siglo XVI, cuando el jardín particular de El Bosco se abre literalmente ante nosotros. A su vez, ese mismo jardín expande la mente de todo aquel que lo contempla; es el surrealismo en estado puro, su temprana forma de decirnos que busquemos en lo más profundo de nosotros.

Y esa búsqueda es la que me mueve a generar estas fotografías, a intentar llevaros a un lugar donde lo imposible se hace real, abrir vuestros ojos hacia una realidad que alguna vez sucedió, aunque parezca parte de un sueño.

No hace tanto tiempo que me di cuenta de que llevo toda una vida observando, mirando el mundo a mi alrededor, cada detalle, cada instante; la vida cotidiana que me atrae cada vez más y más. Quizás este fue el inicio de todo, este impulso de observar que se ha acabado convirtiendo en una parte esencial de mi vida.

Así, el día que tuve que elegir, a los dieciocho años, qué hacer con mi futuro más inmediato, pensé que me dedicaría a mirar; la fotografía sería mi herramienta y la escuela de estudios superiores en fotografía artística sería mi guía para aprender a hacerlo.

Durante mis estudios, descubrí cómo transformar mi curiosidad en una forma de expresión artística más profunda. Lo que comenzó como un interés casual se convirtió en una dedicación completa a la fotografía artística. Mi obra se centra en materializar las ideas que surgen en mi mente, otorgando a los detalles un papel destacado y transformando los objetos para engañar al ojo, presentándolos como conceptos distintos, siempre más bellos y majestuosos.

Con el tiempo, he aprendido a abarcar cada aspecto del proceso fotográfico: desde la concepción de la idea y el montaje de escenarios hasta la búsqueda de modelos, la dirección de arte, el maquillaje, la iluminación, la captura de la imagen y su posterior retoque. Todo pasa por mi mente antes de transformarse en una obra.

Mi enfoque se dirige hacia una fotografía que parece pintura, que se nutre del mundo artístico para crear universos que a veces desafían la realidad. Aunque aún no sé si fui yo quien encontró la fotografía o si ella me encontró a mí, lo que sí tengo claro es que es la forma más auténtica de expresar lo que veo, lo que sé y lo que soy.