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Código de Ética

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Los historiadores cubanos, dignos herederos y continuadores de la mejor tradición patriótica, antiimperialista, martiana, fidelista, y socialista; y conscientes de nuestra responsabilidad en la defensa de la Revolución y en la formación de las nuevas generaciones de cubanos, adoptamos el presente CÓDIGO DE ÉTICA PROFESIONAL, en el que se resumen los principios de autoexigencia, modestia, honestidad intelectual, solidaridad, pasión por perfeccionar constantemente nuestra labor y, sobre todo, compromiso indeleble con la defensa de la soberanía nacional, la identidad cultural, la dignidad cubana y las conquistas alcanzadas por el pueblo a partir de 1959.

Desde las trincheras que constituyen nuestros diferentes escenarios profesionales: la docencia, la investigación, la divulgación, la protección y la preservación del patrimonio de la Nación, tenemos la misión de enaltecer los caminos que marcan el largo proceso de formación de la identidad y la nacionalidad cubanas, las heroicas luchas de los cubanos en los diferentes momentos del devenir histórico, el pensamiento de las mujeres y los hombres que encabezaron esas contiendas emancipadoras, lo más valioso de la producción artística y literaria del país a lo largo de su historia, la marcha hacia el socialismo como consecuencia lógica del pasado de combate contra el colonialismo y el imperialismo.

De ahí que, por la importancia capital de su misión, los historiadores cubanos estamos convocados a perfeccionar no solo los métodos y estilos, sino además las relaciones entre los integrantes del gremio, y entre estos y la sociedad cubana y sus instituciones.

Por ello, conscientes de nuestra responsabilidad científica y social, los miembros de la Unión de Historiadores de Cuba adoptamos los siguientes principios:

Guiar el trabajo a partir de los preceptos contenidos en las “Palabras a los Intelectuales” y el concepto de Revolución del Comandante en Jefe Fidel Castro; y hacia la búsqueda perenne de la verdad histórica, rechazando todo tipo de oportunismo o concesión a coyunturas ajenas a las Ciencias Históricas.

Esforzarse por elevar el rigor intelectual, consciente de que una orientación ideológica justa no es suficiente sin la adecuada competencia profesional.

Propiciar la polémica y el debate, como elementos importantes para el desarrollo de las Ciencias Históricas, basados en la más amplia libertad de palabra y en el derecho a la crítica y la autocrítica.

Demostrar el máximo respeto por toda opinión contraria a la suya. Observar normas de discusión profesional y no valerse de ningún tipo de recurso ajeno a ella que le permita imponer su criterio. Es condenable cualquier acción que pretenda bloquear el ejercicio de la crítica histórica, su divulgación y debate.

Si está convencido de la justeza de su opinión, debe mostrarse con decisión, aunque le acarreé alguna incomprensión de sus colegas.

Ocuparse por la adecuada impartición de los conocimientos y el desarrollo de las habilidades y valores de la profesión, que garantice una sólida formación científica y cívico-patriótica de las nuevas generaciones de profesionales.

Contribuir a elevar el nivel cultural general, tanto en el ámbito de la comunidad académica como entre otros sectores poblacionales. En sus artículos y charlas cuidará de que el necesario didactismo no vaya en detrimento del rigor cognoscitivo.

Es obligación de los investigadores que realicen trabajo de consulta en Archivos, Bibliotecas y Centros de Investigación en el extranjero, financiados por instituciones estatales cubanas, poner a disposición de los centros patrocinadores las reprografías obtenidas en los mismos.

Es sancionable el plagio total o parcial de obras o ideas ajenas, independiente de la forma que este asuma o de la variante en que se presente. La ausencia de denuncia pública por parte del plagiado no hace menos censurable la acción del plagiario.

Preservar escrupulosamente la integridad física de las fuentes, aún en el caso de que estuviese en posesión o custodia de las mismas.

Es sancionable el ocultamiento y la falsificación total o parcial de las fuentes, aun cuando dicha falsificación, excepcionalmente, no alterase la verdad histórica.

El incumplimiento de los principios previstos en el presente Código será objeto de aplicación de las medidas disciplinarias establecidas en los Estatutos de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC). La Unión promoverá igualmente procesos penales en caso de que la falta ética cometida sea de la competencia de los tribunales.

La aplicación de estas medidas será sometida a una Comisión de Ética creada al efecto en las instancias que establecen los Estatutos de la Unión.

Cualquier modificación de este Código de Ética Profesional debe ser aprobada por una mayoría de dos tercios de los delegados a la Asamblea General de Miembros, quienes votarán según el mandato de sus filiales de origen.

Los historiadores cubanos, dignos herederos y continuadores de la mejor tradición patriótica, antiimperialista, martiana, fidelista, y socialista; y conscientes de nuestra responsabilidad en la defensa de la Revolución y en la formación de las nuevas generaciones de cubanos, adoptamos el presente CÓDIGO DE ÉTICA PROFESIONAL, en el que se resumen los principios de autoexigencia, modestia, honestidad intelectual, solidaridad, pasión por perfeccionar constantemente nuestra labor y, sobre todo, compromiso indeleble con la defensa de la soberanía nacional, la identidad cultural, la dignidad cubana y las conquistas alcanzadas por el pueblo a partir de 1959.

Desde las trincheras que constituyen nuestros diferentes escenarios profesionales: la docencia, la investigación, la divulgación, la protección y la preservación del patrimonio de la Nación, tenemos la misión de enaltecer los caminos que marcan el largo proceso de formación de la identidad y la nacionalidad cubanas, las heroicas luchas de los cubanos en los diferentes momentos del devenir histórico, el pensamiento de las mujeres y los hombres que encabezaron esas contiendas emancipadoras, lo más valioso de la producción artística y literaria del país a lo largo de su historia, la marcha hacia el socialismo como consecuencia lógica del pasado de combate contra el colonialismo y el imperialismo.

De ahí que, por la importancia capital de su misión, los historiadores cubanos estamos convocados a perfeccionar no solo los métodos y estilos, sino además las relaciones entre los integrantes del gremio, y entre estos y la sociedad cubana y sus instituciones.

Por ello, conscientes de nuestra responsabilidad científica y social, los miembros de la Unión de Historiadores de Cuba adoptamos los siguientes principios:

Guiar el trabajo a partir de los preceptos contenidos en las “Palabras a los Intelectuales” y el concepto de Revolución del Comandante en Jefe Fidel Castro; y hacia la búsqueda perenne de la verdad histórica, rechazando todo tipo de oportunismo o concesión a coyunturas ajenas a las Ciencias Históricas.

Esforzarse por elevar el rigor intelectual, consciente de que una orientación ideológica justa no es suficiente sin la adecuada competencia profesional.

Propiciar la polémica y el debate, como elementos importantes para el desarrollo de las Ciencias Históricas, basados en la más amplia libertad de palabra y en el derecho a la crítica y la autocrítica.

Demostrar el máximo respeto por toda opinión contraria a la suya. Observar normas de discusión profesional y no valerse de ningún tipo de recurso ajeno a ella que le permita imponer su criterio. Es condenable cualquier acción que pretenda bloquear el ejercicio de la crítica histórica, su divulgación y debate.

Si está convencido de la justeza de su opinión, debe mostrarse con decisión, aunque le acarreé alguna incomprensión de sus colegas.

Ocuparse por la adecuada impartición de los conocimientos y el desarrollo de las habilidades y valores de la profesión, que garantice una sólida formación científica y cívico-patriótica de las nuevas generaciones de profesionales.

Contribuir a elevar el nivel cultural general, tanto en el ámbito de la comunidad académica como entre otros sectores poblacionales. En sus artículos y charlas cuidará de que el necesario didactismo no vaya en detrimento del rigor cognoscitivo.

Es obligación de los investigadores que realicen trabajo de consulta en Archivos, Bibliotecas y Centros de Investigación en el extranjero, financiados por instituciones estatales cubanas, poner a disposición de los centros patrocinadores las reprografías obtenidas en los mismos.

Es sancionable el plagio total o parcial de obras o ideas ajenas, independiente de la forma que este asuma o de la variante en que se presente. La ausencia de denuncia pública por parte del plagiado no hace menos censurable la acción del plagiario.

Preservar escrupulosamente la integridad física de las fuentes, aún en el caso de que estuviese en posesión o custodia de las mismas.

Es sancionable el ocultamiento y la falsificación total o parcial de las fuentes, aun cuando dicha falsificación, excepcionalmente, no alterase la verdad histórica.

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