Editorial

En fecha tan temprana como el año 1962 expresó (Fidel) en un homenaje a vanguardias azucareros, y cito: “Hay que penetrar el corazón de un trabajador, hay que considerar la mente de un hombre humilde del pueblo, pensar en qué cosas mueven sus sentimientos y su conducta”, para más adelante señalar: “Bienvenidas sean las dificultades y la lucha porque nos harán fuertes, seremos más fuertes, nos superaremos en la lucha y en la dificultad y llegaremos más lejos”.

En una de sus visitas a Cárdenas en 1963 significaba, al inaugurarlos astilleros de esa ciudad, que “…el socialismo exige el máximo de responsabilidad, exige el máximo de conciencia. Quien no tenga ese sentido de responsabilidad, no puede estar en un trabajo responsable, y hay que sustituirlo sin contemplaciones”.

Es como si hablara desde la distancia de esos primeros años en que se diseñaba el alcance profundamente revolucionario y popular de nuestro proceso social, para los que hoy tenemos,desde cada puesto de combate, la enorme misión histórica de dar continuidad a los mismos postulados de entonces.

La obra de la Revolución y su presencia (de Fidel) en Matanzas perdurará en el tiempo, y si Atenas sirvió para distinguir el desarrollo económico, social y cultural del territorio en el siglo XIX,la Caravana de la Libertad –en el parque de igual nombre en esta ciudad-, las esteras del tanque SAU-100 en las arenas de Girón, las urnas escoltadas por pioneros en los colegios electorales y el primer Museo a la Batalla de Ideas, nos transmiten la esencia de su presencia en Matanzas: Revolución, socialismo, genuina democracia, antimperialismo; a ello nos sigue convocando y guiando, y nos distinguirá en este milenio que hemos comenzado.

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