Jan Steen, 1670. Una escuela para niños y niñas.

Nuestra ciencia [la pedagogía] ha de enseñarnos un arte que, ante todo, perfeccione (fortbildet) en alto grado al pedagogo mismo y que, además, proceda con tal intensidad y concentración, con tal certeza y precisión, que no haga necesario a cada momento del auxilio ajeno, que pueda prever la mayor parte de los azares, y utilizar para su obra las más importantes intervenciones del destino.

J. F. Herbart. Rede bei Eröffnung der Vorlesungen über Pädagogik. 1802-1803.