Para la mayoría de las personas usuarias de tabaco, sus efectos son casi imperceptibles. Sin embargo, esto no significa que no haya efectos compartidos, tanto a nivel físico como psicológico.
La nicotina aumenta la frecuencia cardiaca, el ritmo respiratorio, la presión arterial y el flujo coronario.
La nicotina facilita la concentración, activa la memoria y puede mantener a la fumadora o al fumador ocupado en el acto de fumar en vez de comer. También disminuye el sentido del gusto y el olfato.
Aunque no existe gran peligrosidad en el consumo a corto plazo los impactos a la salud a mediano y largo plazo son devastadores y se encuentran en una de las principales causas de muerte en el mundo (con una predicción de 6 millones de personas para el 2012), te recomendamos controlar tu dosis diaria poniendo atención a la cantidad de cigarros que fumas. Recuerda que fumar más de 5 cigarrillos al día se considera ya una adicción aguda al tabaco.
Es muy común acompañar el consumo de otras sustancias con cigarrillos. Algunos estimulantes como las anfetaminas y el MDMA pueden aumentar el placer al fumar, por lo que es común el consumo de grandes cantidades de tabaco bajo su efecto. Sin embargo, más allá del riesgo inherente al tabaco, no suele existir una interacción directa entre la nicotina y otras sustancias .
Es la forma más común de consumirlo. Se absorbe casi al instante por el torrente sanguíneo y en 5 minutos llega al cerebro, provocando fases de acción estimulante, elevando la frecuencia cardiaca y liberando adrenalina. Después puedes sentirte un poco cansad@.
Se mastica sin tragar, absorbiendo la nicotina lentamente por medio de la saliva.
Se le llama rapé y consiste en un preparado de tabaco pulverizado que se inhala con cierta facilidad.