El príncipe

Maquiavelo


Tal vez hayas escuchado alguna vez la expresión "maquiavélico", adjetivo con el que se designa un comportamiento en el que el fin justifica los medios. La expresión tiene, lógicamente, un significado negativo. Al leer  El príncipe, un tratado sobre cómo debe gobernarse un estado, podríamos concluir que Maquiavelo no está en contra de la virtud de hacer el bien... siempre y cuando esta virtud no entorpezca el sostenimiento del poder que se persigue. El príncipe es el ejemplo máximo, no ya de literatura cómplice con el Poder, sino del manual que contiene las ideas para conseguirlo y hacerlo perdurable. Y todo esto al margen de la ética y de nuestra sensibilidad actual, acostumbradas a razonamientos bajo el amparo, aunque sea formalmente, de los derechos humanos y la democracia. El príncipe es todo aquello que le queda a la política si le quitamos la ética: pura estrategia de sostenimiento del poder y para el poder. 

La obra se escribió en 1513. Su publicación se sitúa en el contexto de inestabilidad continua en el que vivía Italia, pero también Europa. La mentalidad europea de la época propició el surgimiento de estados en continua lucha por afianzarse, defenderse y expandirse. Las batallas se consideraban inevitables y las conquistas, un afán obligatorio para todo buen mandatario. 

Trescientos años más tarde de ser escrito, El príncipe fue leído meticulosamente por Napoleón Bonaparte. De las anotaciones que hizo del libro podemos extraer muchísima información sobre el grado de compulsividad, engreimiento y megalomanía que reside en quienes hacen de la conquista de territorios y pueblos el único motor de su vida. Vemos que los rasgos de tipo emocional de los protagonistas de la historia afectan, y de qué manera, a la historia.  

Vamos a leer tres fragmentos correspondientes a tres capítulos diferentes en los que queda de manifiesto la sensibilidad y la mentalidad a las que nos hemos referido. 


ASPECTOS ESTILÍSTICO-TÉCNICOS QUE PODEMOS RESALTAR  

Durante el Renacimiento se pusieron de moda tratados con los que autores disertaban en profundidad sobre multitud de temas. Estos tratados podrían entenderse como un género híbrido entre el ensayo y la literatura, debido a la extraordinaria calidad de su prosa y al incuestionable fundamento teórico que supusieron para la mentalidad renacentista. 

Texto 1

En este fragmento se entiende muy bien por qué algunas veces se califica como "maquiavélicos" determinados actos desaprensivos que solo miran por ver cumplidos sus objetivos, sin atender a una ética mínima o al respeto de los derechos humanos -concepto que, por aquella época, ni existía. 

(Vais a leer algunas afirmaciones que seguro os parecen inadmisibles o, al menos, os sorprenden por su falta de humanidad. Subrayadlas o resaltadlas para poder comentarlas al final de la lectura de los textos). 

V. CÓMO HAY QUE GOBERNAR LAS CIUDADES Y LOS PRINCIPADOS QUE, ANTES DE SER OCUPADOS, VIVÍAN CON SUS PROPAS LEYES. 

Los romanos, en cambio, para apoderarse de Capua, Cartago y Numancia, las destruyeron, y no las volvieron a perder; por el contrario, quisieron gobernar Grecia como lo habían hecho los espartanos, dejando que fuera libre y que conservara sus propias leyes, y no lo consiguieron, por lo que tuvieron que destruir muchas ciudades para poder conservarla. Porque, en realidad, no existe otra forma segura de dominarlas que no sea la de destruirlas. Y quien se adueña de una ciudad acostumbrada a ser libre y no la destruya, que espere ser destruido por ella, porque el nombre de la libertad y de las antiguas instituciones siempre encuentra refugio en la rebelión, y ni el tiempo transcurrido ni los beneficios obtenidos pueden hacer que sean olvidadas. Y por muchas precauciones que se tomen, si no se divide o se destruye a sus habitantes, estos nunca olvidarán ese nombre y esas instituciones y recurrirán inmediatamente a ellos en cuanto tengan ocasión. En cambio, cuando las ciudades o las provincias están acostumbradas a vivir bajo el dominio de un príncipe y el linaje de este se ha extinguido, los ciudadanos, en parte porque se han acostumbrado a obedecer, y en parte poque se han quedado sin su antiguo principe, ni se ponen de acuerdo para elegir a uno de entre ellos, ni son capaces de vivir en libertad. Por consiguiente, son más lentos a la hora de tomar las armas, y para un príncipe es más fácil convencerlos y asegurarse su apoyo. Pero en las repúblicas existe más vida, más odio, más deseo de venganza, y el recuerdo de la antigua libertad ni los deja ni puede dejarlos descansar, de manera que el camino más seguro es destruirlas o vivir en ellas.

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Texto 2

En este fragmento, Maquiavelo quiere demostrar que solo los estrategas que actúan con crueldad son respetados y pueden triunfar en política, que la virtud de "ser humanitario" te relega directamente al fracaso como estadista. Defiende la "mano dura" (manu militari, en expresión latina) como condición indispensable para ser un buen príncipe.

XVII. CRUELDAD Y HUMANIDAD: ¿ES MEJOR SER AMADO QUE SER TEMIDO, O VICEVERSA?

Cuando el príncipe está con sus ejércitos y tiene que gobernar una infinidad de soldados, debe de toda necesidad no inquietarse por tener fama de cruel, porque sin esta reputación no puede tener un ejército unido, ni dispuesto a emprender ninguna operación. Entre las acciones admirables de Aníbal se cita la siguiente: que teniendo un numerosísimo ejército compuesto de hombres de países infinitamente diversos, y yendo a pelear en una tierra extraña, su conducta fue tal que en el seno de este ejército, tanto en la mala como en la buena suerte, no hubo nunca ni siquiera una sola disensión entre ellos, ni ninguna sublevación contra su jefe. Esto no pudo provenir más que de su inhumana crueldad, que unida a las demás infinitas virdudes suyas, le hizo siempre tan respetable como terrible a los ojos de sus soldados. Sin cuya crueldad no hubieran bastado las otras virtudes suyas para obtener este efecto. Son poco reflexivos los escritores que se admiran, por una parte, de sus proezas; y que vituperan, por otra, la causa principal de ellas. Que es verdad que sus demás virtudes no le hubiesen bastado se puede comprobar en el caso de Escipión, hombre muy extraordinario, no solamente en su tiempo, sino en todas las épocas. Sus ejércitos se rebelaron contra él en España, únicamente por un efecto de su excesiva humanidad, que dejaba a sus soldados más permisividad de la que conviene a la disciplina militar. Fabio Máximo se lo recriminó en Senado, llamándole corruptor de la milicia romana. Cuando un legado suyo saqueó a los ciudadanos de Locri, ni vengó a estos ni castigó la insolencia de aquel, y esto se debió a su carácter indulgente. En tanto grado que el que quiso disculparle por ello en el Senado dijo que había muchos hombres que sabían mejor no hacer faltas que corregir las de los demás. 

Volviendo, pues, a si conviene ser amado u odiado cuestión de ser temido y amado, concluyo que, puesto que los hombres aman según su voluntad y temen según la voluntad del príncipe, un príncipe sabio debe depender solo de lo que es suyo, y no de lo que es de otros: solo tiene que ingeniárselas para evitar que le odien, como ya hemos dicho. 

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Texto 3

En este fragmento, Maquiavelo continúa defediendo conductas reprobables o, como mínimo, bastante cuestionables, para ser un buen príncipe. En este caso, defiende el uso de la mentira y del cinismo como armas políticas a las que hay recurrir si la situación las reclama.

XVIII. DE QUÉ FORMA TIENE QUE MANTENER SU PALABRA UN PRÍNCIPE.

Cualquiera puede comprender lo loable que resulta en un príncipe mantener la palabra dada y vivir con integridad y no con astucia; no obstante, la experiencia de nuestros tiempos demuestra que los príncipes que han hecho grandes cosas son los que han dado poca importancia a su palabra y han sabido embaucar la mente de los hombres con astucia, y al final han superado a los que han actuado con lealtad.

Debéis saber, pues, que hay dos formas de combatir: con las leyes y con la fuerza. La primera es propia del hombre, la segunda de los animales; pero, puesto que muchas veces la primera no es suficiente, conviene recurrir a la segunda. Por tanto, un príncipe debe saber hacer buen uso tanto del animal como del hombre. Este principio se lo han enseñado a los príncipes de forma encubierta los escritores de la antigüedad, que describen de qué forma Aquiles y muchos otros príncipes antiguos fueron confiados a los cuidados del centauro Quirón, para que los educara bajo su disciplina. Tener como preceptor un medio animal y medio hombre no significa otra cosa sino que un príncipe debe saber usar ambas naturalezas, de las que una no puede perdurar sin la otra.

Por consiguiente, puesto que el príncipe necesita saber utilizar provechosamente al animal, tiene que elegir de entre todos los animales al zorro y al león, porque el león no se sabe defender de las redes, y el zorro no se puede defender de los lobos. Así pues hay que ser un zorro para conocer las trampas y un león para amedrentar a los lobos. Los que solo se basan en el león no entienden de política. Por tanto, un señor que actúe con prudencia no puede ni debe observar la palabra verdad cuando vea que va a volverse en su contra y que ya no existen razones que motivaron su promesa. Y si todos los hombres fuesen buenos este proyecto no sería justo; pero puesto que son malvados y no mantendrían su palabra contigo tú no tienes por qué mantenerla con ellos. Y a un príncipe nunca le han faltado razones legítimas para escuchar su inobservancia. De ello se podrían presentar infinitos ejemplos modernos y demostrar cuántas paces y cuántas promesas han sido rotas por la infidelidad de los príncipes; y los que han sabido hacer mejor uso del zorro son los que han tenido más éxito. Pero esta cualidad hay que saberla ocultar, y ser hábil fingiendo y disimulando: los hombres son tan ingenuos, responden tanto a la necesidad del momento, que quien engaña siempre encuentra alguien que se deja engañar. No quiero dejar de citar uno de los ejemplos más recientes. Alejandro VI nunca hizo otra cosa, nunca pensó en otra cosa que engañar a los hombres, y siempre encontró material para poder hacerlo. No ha habido ningún hombre que prometiera con más eficiencia, que empleara mayores juramentos para prometer una cosa, y que luego la respetara menos; no obstante siempre llevó a cabo sus engaños a placer, porque era buen conocedor de ese aspecto de la vida.

Así pues, no es necesario que un príncipe posea de verdad todas esas cualidades, pero sí es muy necesario que parezca que las posee. Es más, me atrevería incluso decir que poseerlas y observarlas siempre es perjudicial, mientras que fingir que se poseen es útil; es como parecer piadoso, fiel, humano, íntegro, religioso, y además serlo realmente; pero a la vez tener el ánimo dispuesto para poder y saber cambiar a la cualidad propuesta si es necesario. Y hay que entender bien esto: que un príncipe, y especialmente un príncipe nuevo, no puede observar todas las cualidades que hacen que se considere bueno un hombre, ya que, para conservar el Estado, a menudo necesita obrar contra la lealtad, contra la caridad, contra la humanidad y contra la religión. Por eso tiene que tener el ánimo dispuesto a cambiar según le indiquen los vientos de la suerte y los cambios de las cosas y, como dije antes, no separarse del bien, si puede, pero saber entrar en el mal, si es necesario. [...]

Un príncipe* de nuestro tiempo, cuyo nombre no conviene mencionar, predica continuamente la paz y la lealtad, siendo en realidad enemigo de ambas; de hecho, si hubiese observado tanto la una como la otra, habría perdido repetidas veces el prestigio y el estado.


*Se refiere a Fernando el Católico.

Cuestiones para el coloquio

No ha existido hombre poderoso, desde Carlos V hasta los dictadores de la época contemporánea, que no haya sido acusado de leer secretamente El príncipe. 

Taller de escritura

Una vez leídos y comentados los textos, os proponemos que redactéis un texto expositivo-argumentativo sobre El Príncipe de Maquiavelo. Vuestro texto deberá abordar los siguientes aspectos:

✅Breve presentación de Maquiavelo y su obra.

✅Resumen de la idea principal de cada uno de los tres fragmentos analizados en clase.

✅Referencia a acontecimientos históricos contemporáneos donde hemos visto poner en acción las "cualidades" que Maquiavelo reclama para los gobernantes.

✅Opinión personal acerca de cómo entendéis ha de ser el ejercicio del poder, en especial en vuestros entornos cotidianos (familia, instituto, equipo deportivo, coro, etc.). ¿El fin justifica los medios? ¿Es mejor ser temido que amado?