El cine cómico

Cuando hablamos de comedia nos referimos tanto a un subgénero teatral (frente a la tragedia) como a un género cinematográfico (frente al drama, el thriller o el cine de aventuras). ¡Cuántas veces de las que vamos al cine o al teatro nos inclinamos por la comedia, porque lo que buscamos es algo que nos haga reir! Es verdad que también hay narrativa de humor -sobre todo en el ámbito anglosajón- e incluso poemas intencionadamente humorísticos, pero las artes más propicias a la expresión del humor son el teatro y el cine. Como ya dijimos, en ellos se combina lo verbal y lo no verbal, y ambos elementos son importantes a la hora de provocar nuestra carcajada. A partir del siglo XX teatro y cine se fecundan recíprocamente, por lo que en este itinerario no podemos evitar una parada en la gran pantalla.

Principios del siglo XX. Asistimos al nacimiento del séptimo arte, el cine. Uno de los primeros géneros cinematográficos en consolidarse y triunfar ante el gran público fue el cine cómico: mudo o sonoro, en blanco y negro o en color, los años 20 y 30 del siglo pasado vivieron un extraordinario auge de grandes genios del humor: Harold Lloyd, Buster Keaton, el Gordo y el Flaco, Charles Chaplin o los Hermanos Marx son ya clásicos de la historia del cine. ¿Podríais reconocerlos en estas imágenes?

Stan Laurel y Oliver Hardy -conocidos en España como El Gordo y El Flaco- triunfaron desde finales de los años 20 con un humor basado en gran medida en elementos físicos: desde el propio contraste entre sus respectivos aspectos hasta una violencia física -golpes, caídas, accidentes- que nos recuerda mucho a la de muchos dibujos animados.

Ya por esos mismos años, el cine mudo de Buster Keaton o Charles Chaplin recurrirá al humor para denunciar lo que para sus directores son las grandes lacras de la sociedad que les es contemporánea: la guerra -El maquinista de la General, Buster Keaton (1926)- o la deshumanización del trabajo en las fábricas - Tiempos modernos, Charles Chaplin (1936)-, entre otras. Encontramos un humor basado a menudo en el absurdo de las situaciones planteadas, resueltas casi siempre con una mezcla de ternura y amargura. 

La irrupción del cine sonoro renovará también algunos de los pilares del cine cómico: los hermanos Marx serán sus más celebrados protagonistas. Harpo, Chico, Zeppo y Groucho Marx debutaron en la la pantalla en 1929 y triunfaron plenamente en la década de los cuarenta. Sopa de ganso (1933), Una noche en la ópera (1935) y Un día en las carreras (1936) hacen gala de un humor tan disparatado como subversivo, alimentado con recursos de muy distinta índole, entre los que destacan unos diálogos siempre sorprendentes.

Hemos seleccionado algunas escenas de estos genios del humor. Quizá seáis luego capaces de enumerar cuáles son los recursos de que se valen para hacernos reir: de las situaciones disparatadas a los juegos de palabras. Pero con independencia de que luego os detengáis o no en ello... ¡Disfrutadlas! 

En el último medio siglo, muchos cómicos han seguido el camino abierto por estos maestros del humor. Nos limitaremos aquí a presentaros a dos clásicos del género: los Monty Python y Les Luthiers.

¿Habéis oído hablar de La vida de Brian, una película que parece seguir el hilo de la historia de Jesús Nazaret, pero con un humor disparatado? Se estrenó en 1979, y fue dirigida y protagonizada por los Monty Phyton, un grupo británico fundado a finales de los años 60 del siglo pasado. Tras un éxito arrasador en la BBC, la televisión británica, los Monty Phyton probaron suerte con el cine. Los caballeros de la mesa cuadrada, de 1975, o La vida de Brian, de 1979 son dos de sus éxitos más aclamados. Os dejamos con tres escenas de esta última: todas ellas han pasado a formar parte de la memoria colectiva de los aficionados al género.

¿Sabéis qué significa la palabra luthier? El que fabrica o repara instrumentos musicales. Les Luthiers es un grupo de músicos-actores-humoristas que a menudo utilizan en sus espectáculos instrumentos fabricados por ellos mismos. El grupo nació hace más de cincuenta años en Buenos Aires y siguen llenando las salas allí donde actúan. Cantan, recitan, conversan, combinando todo tipo de géneros literarios y musicales con un común denominador: el humor. 

Os dejamos con uno de sus sketches más célebres: La carta mal leída, a cargo de Daniel Rabinovich, uno de sus integrantes.