El contexto contemporáneo, altamente tecnificado y conectado, ha propiciado un cambio en el modelo comunicativo: la red se ha convertido en el epicentro de la interacción, y el paradigma funcionalista de la comunicación lineal antes predeterminada por un emisor y un receptor se transforma hoy en un esquema abierto, interconectado, descentralizado, dinámico y flexible. La comunicación se diversifica no solo porque se produce en múltiples entornos, sino porque evoluciona con diferentes posibilidades. Este cambio se entiende a partir de tres ejes: primero, el acceso y la interacción, ahora elementos consustanciales a una comunicación mediada; segundo, la hegemonía del usuario, que impone un modelo articulado en torno a la usabilidad, la multimedialidad y el hipertexto como semiótica de las generaciones más jóvenes; y tercero, el desarrollo de la web 3.0, donde han emergido las redes sociales como espacios de interacción masiva.

Este capítulo analiza los fundamentos del nuevo paradigma comunicativo postdigital que, basándose en un esquema conectado, se va dibujando bajo una fuerte influencia del nicho poblacional más joven, que adopta masivamente esta tecnología y los entornos virtuales como hábitat natural de interacción y socialización. La ‘generación streaming’, de consumo voraz y conectividad continua, construye los intangibles de este modelo cuyas características, peligros y retos se describen en los siguientes epígrafes.