Ser educador es una profesión generosa que inspira a llevar a otros nuestros conocimientos y experiencias con verdadera sinceridad. El educador es sinónimo de educado, responsable, culto, sereno, mansedumbre, tolerancia, amor y también divertido. Es un modelo y ejemplo a seguir para las generaciones futuras. El maestro tiene que tener la habilidad de escuchar y transmitir correctamente sus enseñanzas. De esta manera puede cubrir correctamente las necesidades de sus estudiantes.
El maestro debe ser estricto pero a la vez flexible, debe crear un ambiente de empatía en donde haya comprensión. Tiene que tener paciencia y tolerancia para que pueda brindarle confianza al estudiante. Esas enseñanzas son parte de la vida social, psicológica, ética y política de la sociedad. Es por esto que el maestro tiene la gran responsabilidad de transmitir con genuina pasión sus doctrinas. Estas enseñanzas van a repercutir en el desarrollo de un individuo en el futuro.
Todas estas características son las que entendemos que definen a un buen educador. No solo es ejercer un trabajo, sino es hacerlo con vocación e interesarse por que los estudiantes aprendan. Sentirnos que hemos aportado en otra persona los conocimientos que lo ayudarán a desarrollarse como individuo y que sean personas útiles en la sociedad. Así como la filosofía del maestro Rafael Cordero, quien dio de su tiempo y prácticamente su vida, sin ningún interés a cambio, para enseñar a los niños de todas clases sociales. Fue un maestro que con amor y humildad brindó todos sus conocimientos. Al igual que el maestro Rafael, queremos transmitir la misma filosofía. Nuestro objetivo para ser un buen educador es enseñar por vocación y con la satisfacción de que nuestros estudiantes logren sus metas.
Como estudiantes, hemos vivido diferentes experiencias con educadores. A continuación mencionamos algunas vivencias de importancia para ambos. Estas nos ayudaron a tomar la decisión de escoger la profesión de educador.
(BORRA LAS INSTRUCCIONES UNA VEZ COMPLETES TU INFORMACIÓN)