El ying y el yang en mi vida

Colaboración de Sofía Corral

¿Cómo el Ying Yang refleja mi concepción del amor dentro de mi cultura occidental? El amor es difícil de definir, difícil de medir y difícil de entender. Especialmente si creo que no he experimentado todo lo que ofrece el amor. Simplemente escribir una definición de amor es complicado porque cada persona tiene una percepción diferente del amor. Entonces me pregunto, ¿cuál es la manera de capturar el verdadero significado del amor? Una forma en la que podemos guiar nuestra comprensión del amor es el principio del yin y el yang. Estos conceptos, provenientes de la filosofía oriental, se refieren generalmente a las energías femenina y masculina. La energía yin representa la suavidad, el sentimiento y la privacidad. Por su parte, la energía yang representa la dureza, el pensamiento y la asertividad. Los principios de esta antigua filosofía se encuentran en todos los aspectos de la expresión humana del amor. Los pude reconocer hasta cuando experimenté el amor por primera vez: cuando nací y conocí a mi madre, a mi padre, y a mi hermana, Claudia.

El amor y el intercambio energético de mi familia se demuestra a través de lecciones de sacrificio, preocupación y compasión, desde la cuna hasta la tumba. Nuestras cuatro personalidades se equilibran entre sí. Yo heredé el carácter curioso y asertivo de mi padre, mientras que mi hermana muestra la personalidad extrovertida y agradable de mi madre. La relación cercana entre mi madre y yo, y mi hermana y mi padre puede justificar la razón por la cual mis padres se enamoraron: se equilibran mutuamente. El ying y yang representan esa dualidad, es decir, la idea de que dos características opuestas pueden convivir en armonía y complementarse, retrata esa interrelación. El amor no sólo se expresa en las relaciones interpersonales, sino que también se representa en diferentes medios artísticos.

El cuento “Cosecha”, de Nélida Piñón, es un ejemplo de obra literaria que retrata el amor en una relación con el conflicto de energías duales. Los dos personajes principales experimentan un fuerte apego físico, mental y emocional, pero por lo demás tienen esencias distintas; la actitud del hombre representaba "una rebelión que se debía temer", mientras que el "silencio de la mujer fuese de oro.” Ambos personajes pasaron un tiempo alejados el uno del otro. Poco después de conocerse, el hombre se fue mientras la mujer se quedó en la casa. En esta ocasión demostraron con precisión sus esencias: el hombre exploró y se reunió con otras mujeres, mientras que la mujer se acostumbró a la rutina. Al volver a casa, el hombre se dio cuenta de que ella había aprendido a vivir con él sin que estuviera presente, ya que "no podía olvidar que el hombre siempre estaría presente". El hombre pronto empezó a seguir viviendo con ella como si siempre hubiera estado allí. El cuento reconoce la necesidad de crecer en las relaciones, ya que las cualidades virtuosas de uno pueden inspirar el desarrollo del otro. Creo que en eso se basa mi expresión de amor: en el amor a las ideas, conectando a través de la mente. Valorar la inteligencia de mi pareja o amigo, respetar su opinión y participar en debates reflexivos sobre temas importantes es amor. Otra forma en la que expreso el amor es a través de la vulnerabilidad, para expresar el amor a través de la conexión y el apoyo. Como dijo John Brandshaw de forma sucinta: “El verdadero amor cura y afecta el crecimiento espiritual". Si no crecemos por el amor de otra persona, generalmente es porque es una forma falsa de amor.”

El verdadero significado del amor nunca será una definición objetiva, ya que los sentimientos, creencias, preferencias varían en cada persona. Pero en fin, lo que el yin y el yang nos enseña es que el amor se basa en compartir nuestras experiencias y vidas con el otro de cualquier forma que nos haga crecer o aprender sobre nosotros mismos.

Referencias:

Fiori, Enzo. “El significado del Yin Yang en las relaciones”

Piñon, Nélida. “Cosecha"