La danza barroca

La aristocracia europea sentía pasión por el lujo y las grandes fiestas. Para celebrar cualquier acontecimiento, organizaban festines en los que la música y la danza siempre estaban presentes.

En el año 1700, un importante maestro de baile, llamado Feuillet, creó el primer sistema de notación de danza de la historia. Gracias a este hecho, se conservan más de 350 coreografías de salón y teatro. La danza, poco a poco, fue adquiriendo una reglamentación que dará lugar a la DANZA CLÁSICA.

Las danzas que se bailaban en los salones europeos seguían siendo básicamente las mismas que se habían dado a lo largo del Renacimiento (pavana, gallarda, branle,...). Pero a partir de 1600 surgirá una nueva danza que se convertirá en la protagonista del periodo: EL MINUÉ.

Como casi todas las danzas, tiene un origen popular, ya que proviene de un balie de campesinos de la región francesa de Poitou. Era una danza tranquila escrita en compás ternario. Se bailaba por parejas que salían al centro del salón saludándose ceremoniosamente. A medida que evolucionaba la coreografía las parejas iban intercambiándose. Los movimientos eran muy sobrios y refinados, manteniendo siempre el cuerpo muy erguido, y los bailarines se desplazaban de izquierda a derecha y de adelante hacia atrás creando una trayectoria en forma de Z.