La toponimia u onomástica geográfica es una disciplina de la onomástica que consiste en el estudio etimológico de los nombres propios de un lugar. El término «toponimia» deriva etimológicamente del griego τόπος (tópos, «lugar») y ὄνομα (ónoma, «nombre»).
El origen del nombre del pueblo de Terriente, así como el momento de su creación, no están muy claros. Una interpretación apuntaría a relacionarlo con la palabra torrente, y serían los colonos cristianos instalados allí por la familia Azagra los que habrían dado el nombre a la población atendiendo a su situación. La localidad está en la falda de los Montes Universales y de ellos descienden, atravesando el pueblo, varios cursos de agua hoy canalizados y soterrados. Los más caudalosos, que aumentan considerablemente el volumen de agua cuando llueve torrencialmente, son los que descienden desde los barrancos que hay detrás de las fuentes del Chorrillo y del Barranco, uniendo sus aguas en el Prado de Abajo y desaguando en La Vega a través del reguero del prado. Apoyando esta interpretación estarían algunos mapas antiguos en el que el nombre del pueblo aparece en ocasiones como Torrent, Terrient o Torriente.
Otra interpretación, llevaría el origen del nombre del pueblo a épocas mucho más antiguas, relacionándolo con el nombre de una de las familias patricias que poblaron la Serranía de Albarracín en tiempos de Roma, los Terenti, que tendrían extensas propiedades en la comarca y cuyo mausoleo se encontraba en la localidad de Calomarde. Las piedras del mausoleo fueron recolocadas en la iglesia parroquial donde se pueden hoy contemplar estas inscripciones funerarias: "Valeria Severa les dedica a sus difuntos suegros: Lucio Terenti Crescenci, hijo de Lucio, de la tribu Galeria, y a María Amia. A Lucio Terenti, firme hijo de los anteriores y esposo de Valeria Severa. A Lucio Terenti Firmano de XX años, hijo de Valeria Severa y de Lucio Terenti Firmo. Todos de la tribu Galeria". Es posible que el nombre de nuestro pueblo sea una derivación de este apellido y que la villa donde habitó esta familia se encontrase en algún lugar del término, conservándose su recuerdo tras las conquistas visigoda y musulmana y constituyendo un pequeño núcleo habitado que los colonos cristianos ocuparían más tarde.
El origen de las palabras empleadas para nombrar los diferentes espacios localizados dentro del término municipal de Terriente es muy variado, Alguno de ellos procede del árabe como Algarbe (Occidente, el ocaso o lugar por donde se pone el sol) aunque la mayoría tienen raíces latinas.
En cuanto a su significado, los hay que utilizan palabras relacionadas directamente con ELEMENTOS DEL RELIEVE y sus peculiaridades, como La Hoya, Las Hoyas, Las Hoyas Rojas, La Hoya del Herrero, Hoyos Quemados, El Barranquillo, El Barranco de las Cañadillas, El Barranco del Horcajo, El Barranco del Pocillo, La Vega, La Loma, Loma Rasa, Los Arrañales, La Muela, La Muela de Mierla, Las Coronillas, La Pedriza, El Cabizuelo, Cabeza Modorra, El Val de la Madera, El Vallejo del Guarda, La Erilla, El Arenal, El Collado de la Dehesa, La Ceja, El Rasillo, Alto de Peñas, Peña Catorro, El Puntal del Rayo o El Puntal de los Clérigos.
También tenemos los relacionados con las ESPECIES VEGETALES que de manera natural debieron de poblar estos espacios, así encontramos La Negralera, Los Enebrales, El Cajigar, Salce Corvo o Sacecorbo, La Saceda, Sacedilla, El Espinar, La Peña del Sabuco, El Carrascal, La Pinada de la Calderona, Los Espinares, El Quemado Bellotero, El Cerro de la Chaparrilla. Relacionados con LA FAUNA están Mierla (nombre antiguo para designar al mirlo), La Fuente de Los Turcazos (paloma torcaz) o Los Raboseros.
Algunos topónimos del término de Terriente recuerdan la existencia de las numerosas ERMITAS que se erigieron en la Edad Media y la Edad Moderna en el entorno de la localidad y que desaparecieron después tras la desamortización de Mendizábal, son ejemplo de ello San Roque, San Cristóbal, San Sebastián, San Quílez, La Magdalena o La Virgen del Pilar (donde existía un peirón). Otros nos evocan otro tipo de EDIFICACIONES como El Palomar, El Castellar, La Matacana o El Puente de Piedra.
Muchos están relacionados con las actividades y las formas de explotación del territorio, tanto FORESTAL, sería el caso de El Val de la Madera o El Camino de la Leña, como AGRÍCOLA, de la que tenemos algunos ejemplos en La Artiga, Las Cerradas, La Cerrada de San Sebastián, El Cerrado de los Gitanos, El Cerralé, o La Cerrada de El Villarejo. Los lugares de trilla también recibían nombres particulares que los identificaban y diferenciaban de espacios contiguos dedicados a otras labores, así tenemos la era del Pulido, La era del Cabizuelo, la era Alta o la era de los Arques. La EXPLOTACIÓN GANADERA y la organización del territorio para la realización de esta actividad han proporcionado numerosos topónimos tales como El Porcalizo, El Prado (de Arriba y de Abajo), El Prado de San Juan, La De(he)sa, El Prado de Cazar. La existencia de corrales en las distintas partidas del término alejadas del núcleo urbano han dejado algunos topónimos como el de El Corral del Concejo, El Corral de Tripe, El Corral de Don Joaquín, El Corral de La Pedriza, El Corral Blanco, Los Corrales de Tajuquera, Los Corrales de la Rosa, El Corral de San José, El Corral de las Piedras, El Corral de los Nietos. Las VÍAS PECUARIAS son el origen de topónimos como Cañada Vellida, Cañada Villalba, Cañada Socarra, Cañada Martín Díez (o Cañada Martínez), Las Cañadillas, El Paso Melón o El Camino de la Dula. Las ACTIVIDADES ARTESANALES Y ADMINISTRATIVAS han dejado también su huella en la toponimia de Terriente en lugares como Los Molinares, El Batán, La Tejería, La Hoya del Herrero, El Calarizo, La Calderona, El Vallejo del Guarda, La Casilla (de los peones camineros), o La Coleta (lugar donde la Iglesia colectaba y almacenaba los diezmos y primicias).
Mención especial hay que hacer a la la toponimia relacionada con EL AGUA. La riqueza hídrica del subsuelo de Terriente se pone de manifiesto en la presencia de pozos que abastecen muchas de las casas y huertos de la población, así como en la existencia de numerosos manantiales. Dos ríos nacen y recorren las tierras del término municipal, el río Algarbe y el río Mierla. El primero de ellos ha sido remansado en la Balsa del Nacimiento, que abastecía de electricidad a principios del siglo XX a la localidad y en la Balsa del Molino, empleada desde antiguo para mover los molinos y batanes que tiene a sus pies. Otro manantial, en el lugar de Algarbe, fue remansado en la Balsa del Cajigar y empleado para lavar la lana. Los nombres de los manantiales son muy variados y con frecuencia son un referente para designar a estas fuentes y su entorno. En muchas ocasiones el agua del manantial es recogida en abrevaderos para dar de beber al ganado o, en los más próximos a los núcleos urbanos, en lavaderos para la ropa. Los nombres que reciben estas fuentes y manantiales de Terriente son El Barranco, El Chorrillo, El Cubo, El Gamellón de las Escuelas, El Puente de Piedra, El Gamellón de la Dehesa, La Cañalojo (caño del ojo), La Fuente de la Colmena, La Fuente de la Virgen del Pilar, El Ojo de la Hoya, La Fuente de la Mora, La Fuente del Piojo, El Nacimiento de Algarbe, La Fuente de los Turcazos, La Fuente del Cajigar, La Fuente del Garabí, El Nacimiento de Mierla, La Fuente del Obispo, Las Fuentecillas (o Fuente de Cañada Martínez), La Fuente de Cañada Vellida, La Fuente de la Saceda, La Fuente de Sacedilla, Las Fuentecillas, La Piñuela, La Fuente de los Chomarros, La Fuente del Batán, El Caño de la Boticaria, La Fuente de la Portera de la Poza, La Fuente de Miguel Alcalde, La Fuente del Terrero, La Fuente de la Teja, Cañilla Fría, La Fuente del Álamo, La Fuente del Carrascal, La Fuente de las Estacas, La Fuente del Vallejo del Guarda, La Fuente del Vallejo Maitas, El Caño del Tío Monjo, El Fuentarrón, La Fuente del Vallejo de la Loma, La Fuente de las Cañadillas, La Fuente del Tío Anselmo, El Pozo y la Fuente de San Quílez, La Fuente de los Casamientos, La Portera del Agua, La Fuente de los Rompidos, La Fuente del Vicario y La Fuente de Abajo de El Villarejo.
Bibliografía:
http://www.elmonroma.com/2010/10/calomarde-elaboracio-propia.html
http://aespa.revistas.csic.es/index.php/aespa/article/viewFile/248/248