16. El Café Novelty

En Mayo de 1905, don Federico y don Vicente García Martín abrieron el café Novelty. Estaba, y aún hoy lo está, en el número 2 de la Plaza Mayor, junto a la Casa Consistorial, en los bajos de la casa1 que fuera residencia del banquero D. Vicente Rodríguez Fabrés hasta su fallecimiento en 1904.

El local original, mucho mayor que el ocupado en la actualidad, disponía de dos salones, uno interior dedicado a restaurante y eventos y otro exterior, más pequeño, con los cuatro huecos disponibles abiertos a la Plaza Mayor que fue profusamente decorado en estilo modernista, con mucha mano de D. Luis González de la Huebra. El artesonado del techo fue pintado por Alfonso García y Estanislao Curto y debió ser muy celebrado. Las paredes estaban decoradas con tapices con temas de caza y los cristales de ventanas y puertas emplomados con vidrieras de vistosos colores. Veladores, sillas y el mostrador con tapa de mármol, eran de madera curvada y pintados de verde claro. El resto de los muebles y cortinas estaban a juego con ese color. La iluminación eléctrica, que corrió a cargo del ingeniero Sr. Puig, debió ser resplandeciente, con bonitos y extraños aparatos de gusto modernista entre los que se encontraba un rótulo con la palabra “Novelty” iluminada. La cocina, dirigida por Manuel Iglesias que había sido repostero de la madrileña casa “Tournie”, y la bodega ocupaban el sótano del local.

Su nombre, “alta novedad”, fue sin duda por imitación al de un célebre café Novelty de San Sebastián. Existieron otros muchos cafés Novelty en España, sin ir más lejos lo hubo en Béjar.

Con el café a 35 céntimos, sus helados diarios y pasteles a la francesa no tardó en hacerse un hueco importante en la vida social y cultural de Salamanca. A ello contribuyó su situación privilegiada y el decidido apoyo de la prensa, que se apropió del café como si se tratase de una parte más de sus redacciones, colgando en encerados, habilitados por los distintos periódicos, las últimas noticias para que pudieran ser vistas por todos.

Instaló veladores con sillas en su acera de la Plaza, en el interior de los soportales no como en la actualidad, iniciativa en la que pronto le siguió el café del Pasaje y que tuvo varias consecuencias. En primer lugar deterioró el antiguo negocio de alquiler de sillas que el Ayuntamiento sacaba a concurso y que ese año al precio de 310 pesetas todavía estaba desierto y en segundo lugar provocó las protestas de los viandantes, sobre todo señoritas, que alegaban dificultades para el paso a través de los veladores en sus paseos por la Plaza. Sin embargo fue todo un éxito entre la clientela de los cafés, fundamentalmente masculina, por la comodidad y la frescura en sus consumiciones y sobre todo por el espléndido observatorio del género femenino que representaba.

"PARA ELLAS

................... El acuerdo del Concejo autorizando á los dueños del Novelty y Pasaje á colocar sillas en los acerónos de la Plaza, ha creado en nuestras cotidianas vueltas al único paseo presentable de la localidad, según la frase manoseada, “un estado de cosas”, que viene á perturbar hábitos antiguos, y á ocasionar molestias y enojos, sin cuento. Los "ellos” los que con antipático énfasis se hacen llamar el sexo inerte, toman posiciones á las puertas de los cafés citados, y colocando sillas y veladores á derecha é izquierda de los acerones, obligan á los paseantes, en cuyo número figuramos nosotras con una gran mayoría, á que desfilemos por el único sitio disponible, por el estrecho hueco que entre ambas filas dejan galantemente los señores. Y desfilamos. Y como los piropos arrecian de una y otra parte, viene á suceder que discurrir por entre esas dos filas de parroquianos de Novelty y Pasaje, es verdaderamente ir entre dos fuegos, y pasear allí, punto menos que aventurarse á pasar peligroso desfiladero, desde cuyos lados el enemigo nos asaetea con sus insistentes miradas y sus más almibaradas frases. Y yo que por mi edad y circunstancias no puedo ser tachada de melindrosa, y que por esos mismos motivos no creo como aquél famoso Bocaccio de El Lábaro, que sea pecado mortal y atrevimiento de marimachos pasear por la Plaza, os pregunto: ¿Debemos someternos á esa prueba en que se pone á diario á nuestros oídos paseando por enmedio de los acerónos de Novelty y Pasaje? ¿Queréis que protestemos? Pues dadme vuestra formal palabra de hacerles el desaire de no pasear por allí y que "ellos", continúen disfrutando de bebidas y potingues de café, sin él aditamento de la vista de nuestras personas, por que tal como ahora sucede el paso por esos dos focos, es mucho más penoso para nosotras que el Paso de Calais. Y nosotras no debemos nunca hacer el paso . Vuestra siempre. UNA SOLTERA DEFINITIVA” (El Adelanto 12 de julio 1905)

Para aliviar aún más los rigores estivales, colocó, con licencia municipal, el primer toldo en la Plaza Mayor que debió de ocupar seis arcos de la misma, y que luego serviría de modelo para la instalación de otros toldos en el ágora.

En septiembre de 1907, con la primera reforma, probablemente realizada por el arquitecto Joaquín Vargas, se inicia en el café una actividad musical continuada que hasta entonces sólo se había producido en esporádicas veladas musicales. Inicialmente, el repertorio incluía fundamentalmente música española, en especial zarzuela. La temporada de conciertos tenía lugar en invierno y se programaban pases de tarde y noche. Adicionalmente a la música, el café también ofreció espectáculos cinematográficos.

Por esa época, el café se había convertido en el centro de reunión de las clases privilegiadas salmantinas y mentidero social por excelencia, por encima de otros cafés con más solera como el Suizo, el Pasaje o el del Siglo. Tenía, además, una curiosa característica que le diferenciaba de otros cafés: no se jugaba al dominó.

"..Si por algo el café Novelty me resulta simpático, y sus salones cómodos y apacibles, es, precisamente, porque los clientes que á ellos concurren, no juegan al dominó. En este café no hay dominó. Se jugará, acaso, á hacer chistes ó á eregir santones y celebridades más ó menos discutibles, pero no se juega al dominó. Y esto es lo importante….”. UN REPORTER

El Adelanto 5 de enero de 1909"

Sin embargo adoptó otras costumbres típicas de los cafés salmantinos como la instalación de mesas de billar en uno de sus salones interiores.

En línea con el café, su restaurante también alcanzó altas cotas de calidad y lujo, llegando a servir en 1909 a la infanta Dª Isabel de Borbón y el 6 de octubre de 1922 al rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia.

En 1911 tiene lugar la instalación, hecho insólito en la ciudad, de una puerta giratoria para la entrada en el café que fue realizada por el ebanista Isidoro García y que levantó una gran curiosidad y más de un problema.

El 8 de febrero de 1918, tiene lugar el primer traspaso del café, los Sres. García Martín lo cedieron a D. Emilio García Villa, que había sido maestro propietario de la escuela de Sexmiro (Salamanca) y que renunció a ello en 1908 para ejercer de tenedor de libros del establecimiento de D. Enrique Prieto y dirigir la casa de hospedaje La Castellana.

Continuó la línea iniciada por los anteriores propietarios, manteniendo el local en un lugar privilegiado en la vida social y cultural de Salamanca, como lugar de reunión y tertulia de políticos, comerciantes, ganaderos e industriales a la vez que de catedráticos, médicos, abogados y profesionales liberales. En una de estas reuniones, en 1923, se gestó el nacimiento de la Unión Deportiva Española, antecedente de la, hoy desaparecida, Unión Deportiva Salamanca que marcó toda una etapa en la historia futbolística salmantina. Antes, en 1921, se había instalado el teléfono, cuyo número era el 114 y como complemento al negocio, se fabricaba y vendía hielo.

La guerra civil alteró sensiblemente el transcurrir de la vida cotidiana del Novelty. Miguel de Unamuno, su más notable cliente, fallece los pocos meses del alzamiento. El café se convierte, durante los inicios de la guerra, en centro de reunión de la retaguardia ideológica del franquismo. Sobre sus mesas, entre 1936 y 1937, Agustín de Foxá escribe Madrid, de Corte a checa, a la postre su obra más conocida. Novelty pasará a llamarse Nacional, reafirmando su adscripción al nuevo régimen. En el café Nacional se gestó la fundación de Radio Nacional de España, para servir de canal propagandístico del franquismo. Pedro Laín Entralgo, Dionisio Ridruejo y Agustín de Foxá, animados por José Millán-Astray, fijaron sobre sus veladores las bases de su funcionamiento. El 19 de enero de 1937, desde el Palacio de Anaya y con un aparato Telefunken regalado por la alemania nazi, la voz de Fernando Fernández de Córdoba dió principio a las emisiones con un “¡Atención! ¡Habla España!”.

En los años 50, el café pasa a manos de la familia Domínguez a través de D. Agustín, abuelo de los actuales propietarios. El café había perdido su viejo esplendor y, en pleno ocaso, tuvo que ser cerrado el restaurante y con él, la bodega con su fábrica de hielo y helados.

En 1964, D. Francisco Domínguez, hijo de D. Agustín, recuperó el nombre original y realizó una reforma, al gusto de la época, que revitalizó el café preparándolo para una nueva etapa de auge.

En la etapa final del franquismo el café recupera el viejo espíritu de conspiración ideológica, esta vez a la izquierda, y se convierte en centro de reunión de grupos opositores donde se comienza a hablar de transición y democracia.

Son los años 70, en cuyos años finales el café sufre el más serio aviso sobre su supervivencia. En 1978, el Ayuntamiento de Salamanca, propietario del local, inicia un expediente de desahucio alegando necesidades de espacio para sus dependencias. El café tiene que ser cerrado. Sin embargo, tras difíciles negociaciones, pudo reabrir de nuevo en 1979, perdiendo tres cuartas partes de sus dimensiones anteriores, quedando con la estructura actual. El local fue decorado por Salvador Yañez y se habilitó la bodega que fue “tomada” por los estudiantes universitarios para compartir ratos de ocio, charlar y jugar al futbolín mientras se degustaba un áspero vino de Toro. Una nueva etapa de esplendor había comenzado.

El Novelty entró de lleno en la vida cultural de Salamanca sobre todo de la mano de D. Gonzalo Torrente Ballester, habitual del local. Torrente, gran amante de las tapas, principal vicio salmantino, aglutinó a su alrededor el espíritu literario y filosófico que dió fama al Novelty como café literario y que el café reconoció colocando en su memoria en el año 2000 una estatua hecha por su amigo Fernando Mayoral.

En la actualidad, dirigido por Francisco Dominguez, “Paco Novelty”, poeta y empresario, el café sigue siendo lugar de encuentro de artistas, políticos y empresarios y participando activamente en la vida cultural de la ciudad a través de exposiciones, conferencias, tertulias y publicaciones como “los papeles del Novelty”.

¡Larga vida al Novelty!

1 La casa y residencia de D. Vicente Rodríguez Fabrés, de quinientos treinta y tres metros cuadrados de planta, constaba de tres pisos, bajo y sótanos. Fue resultado de la unión de dos inmuebles anteriores con el número 1 y número 2 de la Plaza Mayor, adquiridos por su padre, D. Vicente Rodríguez Santa María, en 1877 y 1845 respectivamente. Pasaron a su propiedad en 1885 a la muerte de su padre y después a la de la fundación Rodríguez Fabrés constituida en 1913.

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