Diversos autores coinciden en señalar que la estructura del ePortfolio estará determinada por las metas que se definan al comienzo de la planificación para la realización del mismo.
Tartwijk y Driessen (2010)[6] coinciden al recomendar un formato flexible que se centre en el alumno porque las estructuras que se definen demasiado resultan difíciles de pesonalizar.
Sin embargo, Guasch et al. (2009)[7] constatan en su estudio sobre el eportfolio, que en el ámbito universitario español son los profesores quienes generalmente toman las decisiones sobre la estructura del mismo y sólo en un 16’67% de los casos se hace de forma conjunta.
En cualquier caso, los autores coinciden en que es necesario un profundo proceso de reflexión para la toma de decisiones. En este proceso, es de suma importancia que queden claramente establecidos los objetivos formativos que se persiguen con la elaboración del eportfolio y que las metas que se definan estén siempre vinculadas con los objetivos y definidas en términos de competencias.
Una estructura básica sería la propuesta por Barberá y de Martín (2011):[8] (1) Menú o índice de contenido, (2) Muestras o evidencias (3) Trama: organización o narración que interrelaciona las muestras. (4) Desenlace.
Las autoras destacan como elementos importantes el menú o índice de contenidos y por otra parte las muestras o evidencias digitales que constituyen el “corazón del eportfolio”.
En el menú, las competencias constituyen los elementos aglutinadores en torno al cual se construye el resto de la estructura. Y en cuanto a las evidencias, hay que señalar que siempre van acompañadas de una reflexión en la que además constan datos importantes (fecha de captura, valor, pertinencia, razón de la selección, autorreflexión y referencia a criterios de evaluación).
Jiménez y Rico (2005)[9] proponen por su parte los siguientes apartados al referirse a los contenidos que deben tratarse en un eportfolio, dejando claro que no es imprescindible que aparezcan en el mismo orden en el que se detallan pero sí que exista una coherencia y conexión entre los mismos. 1. Una presentación del alumno. 2. Constancia de los objetivos que se persiguen con la elaboración del eportfolio. 3. Competencias que se pretende que alcance el alumno (cada competencia se correspondería con uno o más objetivos formativos) y con las que después se vincularán los trabajos que elabore el alumno. 4. Catálogo de producciones. Listado de trabajos que componen el eportfolio, ordenados cronológicamente. 5. Índice de productos, relacionados ahora en función de la competencia que desarrolla cada uno de ellos, recomendando que sea el alumno quien tome la decisión de establecer estas correspondencias para promover la autorreflexión. 6. Productos, apartado en el que hay que detallar las instrucciones que se han seguido para elaborar los productos, el producto en sí mismo, la autoevaluación que ha hecho el estudiante y la evaluación que ha realizado el profesor. Estos comentarios del profesor deberían detallar si los productos son pertinentes en relación con los objetivos que se establecieron al inicio, determinando finalmente no una nota sino una valoración en función de los objetivos.
De este modo, la elaboración del eportfolio proporciona una visión realista del proceso de desarrollo de competencias de los estudiantes (puntos fuertes, débiles y propuestas de mejora) y estos progresos se traducen en en una calificación objetiva sobre la base de rúbricas o checklists como se verá en el apartado de evaluación.
Para recapitular este apartado, podemos decir que al elaborar un eportfolio debemos tener en cuenta que nunca han de faltar los siguientes apartados:
- Datos informativos sobre el estudiante
- Tabla de contenidos
- Objetivos que el estudiante ha de alcanzar y que han de corresponderse con las competencias contempladas en el curriculum institucional.
- Criterios de evaluación que se tendrán en cuenta y que asimismo han de corresponderse con los detallados en el curriculum institucional.
- Rúbricas que se han elaborado sobre la base de estos criterios y se van a utilizar en el proceso de evaluación
- Criterios utilizados para seleccionar las evidencias pertinentes, evitando una acumulación de trabajos sin criterios definidos para su selección.
- Evidencias (trabajos del estudiante)
- Reflexión del alumno sobre las evidencias presentadas
- Valoración y evaluación realizada por el tutor.