Agentes educativos y su participación en el ePortafolio

El eportfolio se sostiene, como se ha dicho anteriormente, en una concepción del aprendizaje basada en el constructivismo, combinada con el uso de la tecnología educativa. El eportfolio supone un cambio desde un modelo con gran componente de transmisión de conocimientos a una educación que enfatiza el desarrollo de competencias del estudiante. Los profesores tienen que replantearse entonces algunas ideas clave y algunas prácticas e invertir en el desarrollo de nuevas competencias para entrenamiento y evaluación. Ello conduce a diferentes roles del docente y del alumno así como de las relaciones que se establecen entre ellos.

El alumno adopta un papel más activo, asumiendo el protagonismo al construir su proceso de aprendizaje y el profesor se convierte en facilitador de este proceso, teniendo un papel orientador a lo largo del mismo.

El eportfolio demanda al alumno una actitud reflexiva - introspección - para construir su proceso de aprendizaje (Korthagen et al 2001, citado por Tartwijk y Driessen; Klenowski 2007; citado por Gallego, Cacheiro, Martín y Ángel), mientras que al tutor le demanda una inversión en formación que le conduzca a estar capacitado para acompañar a los alumnos en este proceso.

La formación de los tutores habrá de atender al desarrollo de nuevas competencias - competencia (aprendizaje) para guiar el aprendizaje y evaluar. Para guiar el aprendizaje necesita comprender las competencias y saber secuenciarlas, adaptándolas al nivel de desarrollo del alumno y para evaluar, necesita formación en rúbricas - Rúbrica (docencia) - y check lists - lista de comprobación - para llevar a cabo una evaluación que aporte datos al alumno para continuar su proceso de aprendizaje.

Esta formación requiere tanto por parte del tutor como del alumno una dedicación extra de tiempo y energía y en la que se implicarán más si se implican de motu propio por lo que las iniciativas institucionales para la implantación de portfolios son importantes pero aún más lo son la implicación emocional de los protagonistas por estar convencidos de los beneficios que el eportfolio aporta al desarrollo personal.

Para que la experiencia sea exitosa, es importante que en las primeras fases del proceso queden claramente establecidos tanto la finalidad como los procedimientos para llevar a cabo el portfolio, lo que conducirá a mejores calificaciones y satisfacción de los alumnos (Duque et al. 2006, citado por Tarwijk y Driessen).

El eportfolio implica una mayor interacción entre los alumnos y los tutores así como entre los propios alumnos, y también de los alumnos con sus familias. Asimismo, ayuda a los estudiantes a motivarse porque los compara con ellos mismos en una evaluación criterial no normativa. Estas destrezas de autorregulacion (autoorganización)se incrementan cuando son los alumnos los encargados de elegir los mejores ejemplos de su trabajo y justifican sus elecciones. Focalizarse en los mejores trabajos proporciona una influencia positiva en el aprendizaje aumentando el locus de control y las atribuciones positivas.

Tal y como señala Wakimoto,[13] los estudiantes opinan que el eportfolio les resulta útil para reflexionar sobre competencias y mejorar sus competencias en el uso de la tecnologia. Para contribuir a ello sugieren que se sea más explícito en las reflexiones y que se realicen a la mayor brevedad las reuniones iniciales para presentar la plataforma de modo que pueda decrecer la ansiedad que genera la tecnología e incrementar el tiempo que se dedica a la reflexión.

Cheng y Chau[14] observaron que los altos logros de los estudiantes que utilizan las estrategias cognitivas más avanzadas y también estrategias de control metacognitivo (metacognición).