SABIAS, La cara oculta de la ciencia

¿Quién fue Enheduanna? ¿Y Émilie de Châtelet? ¿Por qué los maestros cerveceros consideran su maestra a Hildegarda de Bingen, una monja del siglo XI? ¿Quién fue la súbdita de Felipe II que hizo “un servicio, que pienso es el mayor, en calidad, que cuantos han hecho los hombres“? ¿Fue Marie Curie merecedora de los dos premios Nobel de ciencias que recibió? ¿Habría sido posible desentrañar la estructura del ADN sin el trabajo de Rosalind Franklin? ¿Por qué es tan desconocida la mujer que desentrañó la estructura de la penicilina? ¿Qué papel tuvieron las mujeres durante la Edad de Plata que la ciencia vivió en la Segunda República española?

A estas y a otras preguntas trata de dar respuesta la catedrática de la Universidad de Sevilla, Adela Muñoz, en su nuevo libro Sabias. La cara oculta de la ciencia, editorial Debate.

Entre las sabias, cuyas vidas se muestran en el libro, aparece Maria Sibylla Merian, que nació en 1647 en Frankfurt y era la hija del conocido grabador y editor suizo Matthäus Merian. Aunque murió cuando Maria era solo una niña, Matthäus, gran virtuoso del oficio, ya supo reconocer el talento de su hija. Su madre, Johanna Sibylla Heim, se casó poco después con el pintor de bodegones Jacob Marrel, quien animó a la pequeña Maria a dibujar y pintar.

La pintura de flores para láminas y tejidos llevó a Maria Merian a la observación de los insectos y de su proceso de metamorfosis.

Escribió varios libros sobre este tema, que le atrajo toda su vida: Nuevo libro de flores (1675), Maravillosa metamorfosis y especial nutrición de la oruga (1679), Libro de notas y estudios (1686), Metamorphosis insectorum Surinamensium (1705).

También realizó las 127 ilustraciones del libro de Goedaert "Metamorphosis et historia naturalis insectorum".