Sapiens - De animales a dioses

"Sapiens - De animales a dioses - Breve historia de la humanidad", Yuval Noah Harari. Traducción de Joandomènec Ros, Debate. Madrid, 2014.

Profesor de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el autor, que se había doctorado con una tesis sobre las memorias de los soldados medievales, nos presenta ahora un ensayo divulgativo para determinar los principales hitos de la historia del Homo sapiens, desde su aparición hace 200.000 años hasta el momento actual. Naturalmente, un relato de este tipo lleva consigo señalar sólo los acontecimientos más relevantes, dejar largos periodos casi en blanco y asignar un holgado espacio a la interpretación personal de los hechos. Al mismo tiempo, si quiere garantizarse un público amplio, debe echar mano de unos recursos expositivos que combinen las abundantes lecturas con un lenguaje directo y desenfadado, lo que constituye sin duda uno de los principales atractivos de la obra.

Dividida en cuatro partes, la primera nos enfrenta con los orígenes del mundo (campo para la física, la química y la biología), con la aparición sobre la Tierra del género Homo, con su evolución hasta llegar al triunfo del Homo sapiens sobre otras especies humanas (que quedaron extinguidas) y animales (a la aniquilación de muchas de las cuales contribuyó de forma efectiva como mayor serial killer de la Tierra), mientras se producía una "revolución cognitiva" con la creación de un lenguaje ficcional como fundamento de su superioridad (el punto "en el que la historia declaró su independencia de la biología").

La segunda parte trata de la revolución neolítica, aquí llamada “revolución agrícola”, es decir, ese momento que transformó la sociedad de cazadores-recolectores nómadas en otra de agricultores y pastores sedentarios, hace unos 10.000 años. Ahora bien, este escalón del progreso humano se complementó con la aparición de organizaciones complejas para ordenar la producción y la distribución de los acrecentados bienes, lo que conllevó inevitablemente la jerarquización de los grupos, de modo que las clases superiores (reyes, sacerdotes, administradores, grandes propietarios) tendieron a la discriminación y la opresión de las masas de trabajadores. Aquí el autor abre un espacio para el estudio del patriarcado, es decir, del predominio del hombre sobre la mujer, que las sucesivas ideologías han tratado de legitimar como el “orden natural de las cosas”, que ni es orden ni es natural, sino una forma más del dominio histórico de los grupos más poderosos sobre los más débiles.

La tercera parte ya nos lleva a la edad moderna, al periodo de la primera globalización y de la aparición de los grandes imperios mundiales, como el español o el británico. Imperios que tienen su base en la ambición, es decir, en el dinero, por mucho que se disimule bajo la capa de la "pesada carga del hombre blanco" (Kipling dixit) de evangelizar, de civilizar o de democratizar a otros pueblos. Aquí entre un largo y lúcido discurso sobre el papel de las religiones, en el que se hace una discreta apología de los politeísmos (que conllevan una abundante dosis de tolerancia) y se clama contra el fanatismo de los monoteísmos (insistiendo más, es cierto, en el cristianismo y el islam que en el judaísmo por razones obvias) y sus productos: la intolerancia para los que no acepten su verdad única, los antagonismos internos, las guerras santas (cruzadas y yihads). Con algún ejemplo verificable: los emperadores romanos mandaron menos cristianos a los leones en tres siglos que los cristianos a otros cristianos a la muerte en sólo 24 horas, las del día de San Bartolomé, tan celebrado por los (supuestamente caritativos) magnates católicos, incluyendo el Papa de Roma.

El último apartado se dedica a la "revolución científica", aunque no se limita a este episodio situado tradicionalmente en el siglo XVII europeo, sino a todos los hallazgos de los últimos 500 años en el terreno de la ciencia. Esta laxitud conceptual le permite hacerse cargo igualmente de los grandes avances tecnológicos desde los generados por la revolución industrial hasta los más recientes de la ingeniería genética, como la recreación de un cerebro humano dentro de un ordenador o la búsqueda, si no de la inmortalidad, sí al menos de la “amortalidad” implícita en el Proyecto Gilgamesh y otras posibilidades abiertas a los modernos Frankensteins. Y también de las limitaciones de este nuevo poder del hombre, que acelera el deterioro climático, que agrede a su propio hábitat, que se obsesiona por las cifras de la macroeconomía, pero al mismo tiempo se despreocupa de la felicidad cotidiana de millones de individuos.

Es imposible que nadie esté completamente de acuerdo con todas las afirmaciones de este libro aparte del propio autor. Faltan ingredientes, como la aportación del espíritu griego a la cultura universal, la influencia del Renacimiento en la génesis de la revolución científica en sentido estricto, el valor de las utopías como motores del progreso humano… Hay acentos y énfasis que no todos pueden compartir: la equiparación como constructos semejantes de los mitos religiosos y la Declaración de los Derechos del Hombre, la minimización de los conflictos bélicos actuales (máxime estando Gaza tan cerca)… Sin embargo, no se puede tener todo en la vida, especialmente si se trata de un libro de 500 páginas sobre la historia universal.

Por el contrario, su ensayo resulta original y provocativo en numerosos aspectos y propone muchas cuestiones dignas de meditación. Lo más sugestivo es quizá su relativismo (la inexistencia de verdades absolutas suplidas por meras convenciones) y su ateísmo implícito: todas las religiones son meras ficciones, la naturaleza es el reino de la crueldad y no de la ética, "la belleza de la teoría de Darwin es que no necesita suponer la existencia de un diseñador inteligente", como lo es la belleza de la teoría de Laplace en relación con el universo.

NOTAS

Hace 13.500 millones de años del Big Bang (FÍSICA)

300.000 años después se forman los átomos y las moléculas (QUÍMICA)

Hace 3.800 millones de años se forma la vida en la Tierra (BIOLOGÍA)

Hace 70.000 años empieza el Homo Sapiens, crea nuevas estructuras sociales más complejas (CULTURA)

El desarrollo de estas culturas humanas es lo que llamamos (HISTORIA)

A lo largo de la evolución de la humanidad se han desarrollado tres grandes revoluciones:

    1. Cognitiva (Hace 70.000 años)
    2. Agrícola (Hace 12.000 años)
    3. Científica (Hace 500 años)

El coste de pensar

En Homo Sapiens el cerebro de 600 Cm3 (1.200 / 1.400 Cm3 en la actualidad y aun más los neandertales), supone del 2 al 3 % del peso corporal y consume el 25 % de la energía corporal, cuando el cuerpo está en reposo.

Esto hizo que Homo Sapiens tuviera que pasar más tiempo buscando comida. También atrofiaron sus músculos.

El fuego

Hace unos 800.000 años ya se hacía un uso ocasional de fuego por parte de los hominidos.

Hace 300.000 años el homo erectus y los neandertales usaban el fuego de forma habitual.

Mientras que los chimpancés dedican cinco horas diarias a masticar alimentos crudos, los hominidos dedicaban una hora a comer alimentos cocinados.

Cazadores - recolectores

Durante millones de años los hominidos cazaron animales más pequeños. Hace 400.000 años se empezaron a cazar presas grandes. Hace unos 160.000 años se situaron los hominidos en lo alto de la cadena alimentaria.

Los cazadores recolectores llegaron a todos los lugares del Planeta, selvas, desiertos y tundras incluidos.

Estos cazadores acabaron los mamuts, los animales gigantes de Australia y los grandes animales de América.

El lenguaje

El lenguaje, la manera de pensar y la evolución del cerebro se desarrollaron en parte gracias a la necesidad de comunicación entre los individuos de aquellas primitivas comunidades de hasta 50 miembros, es decir, gracias al "chismorreo". También debido a la necesidad de informarse sobre temas prácticos como los depredadores y la caza.

Pero además también ha influido poderosamente la creación de ficciones aceptadas colectivamente. Estas ficciones permitieron pasar de grupos naturales de 25 a 50 individuos en los que todos se conocen (Con un máximo de unos 150) a ciudades de decenas de miles de personas e imperios de cientos de millones.

La colaboración entre los individuos de estos colectivos se basa en el uso de mitos comunes que solo existen en la imaginación colectiva de la gente. Entre estos mitos están los dioses, naciones, dinero, derechos humanos, leyes, justicia, etc.

Revolución agrícola

Hacia el 9.000 a.C se domesticaron el trigo y las cabras, hacia el 8.000 a.C. lentejas y guisantes, hacia el 5.000 a.C. el olivo, hacia el 4.000 a.C. los caballos y hacia 3.500 a.C. la vid.

La vida de los primeros agricultores era mucho más dura que la de los recolectores, pero el trigo permitió a Homo Sapiens multiplicarse exponencialmente. Individualmente su vida era peor pero mejoraron como especie. La revolución agrícola permitió mantener más gente viva en peores condiciones.