Debemos explicar el contenido analizando, si fuera conveniente o necesario, los elementos de la narración que aparecen en el texto:
Explicamos cómo es el narrador (para ello observamos su conocimiento de los personajes y su implicación en la acción): omnisciente, objetivo, testigo de los hechos, narrador personaje…
Describimos los personajes que aparecen en el texto: ¿cómo son? ¿a qué clase social representan? ¿qué papel desempeñan en la obra? ¿qué punto de vista adopta el autor frente a ellos? Es importante destacar cómo están caracterizados. A este respecto a dos posibilidades:
Caracterización directa, lo que de él dice el narrador u otro personaje, o lo que dice él de sí mismo.
Caracterización indirecta: solo lo conocemos través de sus actos y de lo que dice.
Si es determinante para el tema, debemos señalar el espacio o lugares donde suceden las acciones: aludido o descrito; espacio único o espacio cambiante; real o simbólico; cerrado o abierto; urbano o rural, etc.
Lo mismo sucede con el tiempo: el externo, localización de la acción en el tiempo histórico y el interno, la duración de los hechos que se relatan en la narración.
Mencionar el orden de la narración: Cronológico, alterado (analepsis o retrospección –proyección hacia atrás- /prolepsis o prospección –proyección hacia delante), circular o paralelístico, etc. y su relación con el tema.