Existen dos tipos de estructuras: la externa y la interna.
La primera se refiere al formato que tiene el texto y que se puede observar en una ojeada: el número de párrafos de un texto en prosa, de versos (que a su vez se agrupan en estrofas) en un texto lírico, de intervenciones, (o incluso de escenas o actos si analizamos una obra completa) en el caso de una obra teatral...
La estructura interna, por el contrario, es aquella en la que la división del tecto depende de su contenido y de las distintas matizaciones que encontremos en relación con el asunto general. Estos apartados no tienen por qué coincidir necesariamente con las estrofas en un poema o con los párrafos en la prosa. El objetivo de esta división en apartados es señalar cómo evolucionan el tema y la intención del autor a lo largo del texto.