Muchas veces mis alumnos me preguntan para qué estudiar literatura y siempre les respondo lo mismo: para tener acceso al tesoro que suponen todas las creaciones de los autores que hasta hoy han sido y son, un tesoro que no se puede calcular y que nos aporta conocimiento, reflexión y muchas horas de diversión y entretenimiento para los que saben acercarse a ellos. Solo tienen un problema: aportan más a aquel que los entiende y para ello, para ejercitarnos en su comprensión, es interesante practicar el comentario. (Conveniente, que no imprescindible para disfrutarlos, que conste).