Las campañas del Emperador

EL SACO DE ROMA y OTRAS CAMPAÑAS

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La Liga de Cognac o Clementina, contra España, se constituyó el 2 de mayo de 1526. Estaba integrada por Francia, Florencia, Venecia, Francisco Esforza y el Papa Clemente VII, además contaba con el apoyo de Enrique VIII, cuyas relaciones con Carlos se habían enfriado. Por toda Italia sonaban los gritos de "mueran los españoles". Hungría había caído en poder del turco y Luís II de Hungría, cuñado de Carlos, había perdido la vida en la batalla de Mohacs. Fernando, hermano de Carlos y rey de Austria, se veía amenazado y urgía ayuda del Emperador.

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Los soldados saquean Roma

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Las tropas imperiales, formadas por 45.000 hombres furiosos que culpaban a Clemente VII de sus sufrimientos y miserias, fueron inducidos por Carlos de Borbón a saquear Roma, como recompensa de las pagas siempre pendientes. Carlos de Borbón murió en el asalto, como "pago" por la ofensa inferida al representante de Dios en la Tierra, y el 6 de mayo de 1527 se iniciaba el famoso Saco de Roma. Las tropas se dedicaron a un brutal saqueo, al pillaje y a la violación de las mujeres que encontraron en su camino. Un mes después el Papa, que se había refugiado en elCastillo de Sant Angelo, se convertía en

prisionero del Emperador. Siete meses después se le concedió la libertad tras ceder algunas plazas italianas y realizar el pago de300.000 ducados para soldada del ejército. El 5 de Junio de ese año murió Mercurino Grattinara. Carlos no nombró sustituto y asumió todo el poder ejecutivo y absoluto.En 1528, Francisco I lleva a cabo una fuerte ofensiva sobre las posesiones españolas en Italia, hasta Nápoles se ve amenazada por la ambición del francés y la presión de un considerable ejército. Además, la relación de Carlos con Enrique VIII se había debilitado desde caída en desgracia de su tía Catalina, que era la mejor aliada del Emperador en Inglaterra. Para solucionar los problemas con Enrique, Carlos, por medio de su tía Margarita, entabló, con buenos resultados, una campaña de desprestigio del cardenal Wosley, dirigida desde los Países Bajos, pues se le consideraba inductor del divorcio del rey y de las presiones diplomáticas que pesaban sobre sobre Carlos, como protesta por el saco de Roma, la cautividad de los hijos del rey francés y por no haber asumido su compromiso con María Tudor. Pero el sitio francés de Nápoles era lo más grave, pues el ejército de tierra contaba con el apoyo de la escuadra de Andrea Doria en las costas. La situación española llegó a ser desesperada, pero la buena estrella de Carlos brilló de nuevo, pues Andrea Doria cambió de bando y el ejército francés, diezmado por la peste y alejado de sus bases, tuvo que rendirse. La decisión del marino Genovés y el apoyo de los banqueros italianos fue decisiva, desde entonces, para afianzar el poder español en Italia.

Carlos estaba harto de la actuación de Francisco I y le desafió a un duelo entre los dos para cortar las permanentes constantes luchas con Francia, pero Francisco supo evitar el cuerpo a cuerpo e incluso encarceló, por su insistencia, al embajador español en París, e intermediario en el desafío, Nicolás Perrenot Granvela.

"Paz de las Damas"

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(La Paz de Cambrai, segunda versión, 115 Kb)

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En el conflicto entre los dos gobernantes intervinieron, con gran habilidad, la reina madre francesa, Luisa de Saboya, y Margarita de Austria que ya había concertado la tregua con Inglaterra. Las dos mujeres, reunidas en Cambrai el 5 de Julio, consiguieron que se firmara la paz, como remate del Tratado de Madrid. Carlos renunciaba a la Borgoña y Francisco a sus aspiraciones en Italia y en Flandes. Además, entregaría 300.000 ducados a Enrique VIII, como satisfacción una deuda de Carlos con el inglés, y dos millones de escudos por la liberación de sus dos hijos, rehenes en España. Con la boda, todavía pendiente, con Leonor y su disposición a cooperar con el Emperador en la guerra contra el turco, se completaba el acuerdo. La negociación entre las dos damas llevo el tratado a la historia como "La Paz de las Damas".

(Ofrecemos dos versiones diferentes del acontecimiento que podéis ampliar pinchando en cada uno de los enlaces sobre este párrafo).

El poder imperial se consolidaba en Italia, y el 5 de noviembre de 1929, firmada la paz con el Papa, Carlos hace su entrada triunfal en Bolonia, cortejado por tres mil soldados de los tercios españoles. Clemente VII, con su colegio cardenalicio, le recibe en la plaza de San Petronio. El Emperador le saluda en español y la coronación queda fijada para el 24 de febrero siguiente, aniversario de su nacimiento, siguiendo la tradición vigente, desde tiempos de Carlomagno, de proceder a una segunda coronación en Roma tras la celebrada en Aquisgrán. Durante los cuatro meses que restaban, Carlos recorrió algunos de los estados italianos reforzando su posición y relaciones con sus gobernantes.

En 1531, ante las presiones de su hermano Fernando, decide que éste sea coronado Rey de Romanosen Aquisgrán. A la muerte de su tía Margarita, Gobernadora de los Países Bajos, nombró para este cargo a su hermana María, viuda de Luís II de Hungría; cargo que aceptó María con la condición de no volver a casarse. María gobernó con eficacia 23 años. Estas dos mujeres fueron las de mayor talla política y calidad humana del siglo XVI.

En Alemania el problema religioso se acentuaba. Ocho príncipes protestantes y once ciudades formaron la Liga de Schmalkalda. Clemente VII y Francisco I volvieron a unirse tras concertar el matrimonio de la sobrina del Papa, María de Médicis, y el hijo del rey francés, Enrique. En agosto de 1532, los turcos penetraron en Austria, pero las tropas imperiales, bajo el mando de Fernando I de Austria, obligaron a Solimán a levantar el sitio de Viena. En septiembre, los turcos fueron vencidos en Gratz y se retiraron a sus fronteras. Carlos regresó a España.

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Detalle del tapiz de la campaña deTunez

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En 1535, la armada imperial, bajo el mando de Andrea Doria, tomó la Goleta, plaza fortificada al norte de Túnez. Carlos participó en la deseada cruzada contra el infiel a bordo de la galeraBastarda, atacó Túnez y forzó a Barbarroja, pirata a las órdenes de Solimán, a adentrarse en el desierto. A todo esto Francisco I se había apoderado de la Saboya. La tregua de Niza, auspiciada por elpapa Paulo III, sucesor de Clemente VII, y por María de Hungría se firmó el 13 de julio de 1537.

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La rebelión de Gante

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En 1539, año en el que había muerto Isabel de Portugal, Carlos tuvo que enfrentarse a la rebelión de Gante, su ciudad natal. Los de Gante, que cometieron todo tipo de salvajadas en calles e iglesias, se habían rebelado por los excesivos impuestos que tenían que pagar para mantener las guerras con Francia y pidieron ayuda a Francisco I. Ayuda que éste les negó, debido a la reciente paz con España. Además, permitió el paso de las tropas españolas por Francia e incluso recibió en París al Emperador y le agasajó con grandes festejos.

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Homenaje de Francisco I a Carlos en San Denis

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Con ocasión de la estancia del Emperador en la corte francesa tuvo lugar una anécdota que hemos recogido e ilustrado con un cuadro de Pierre Révoil (1776-1842). Carlos, que deseaba atraerse la simpatía de la amante de Francisco I, Anne de Pisslen, duquesa de Etampes, dejó caer un valioso anillo al suelo. La joya rodó hasta los pies de la dama que se aprestó a recogerlo, para entregárselo al emperador, pero Carlos, galante y coqueto, le dijo "...está, ahora, en manos demasiado bellas, le ruego que lo guarde para siempre".

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"...le ruego que lo guarde para siempre"

(Francisco I es el grandote de la derecha.)

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Carlos, antes de abandonar España, había nombrado regente nominal a su hijo Felipe, bajo la supervisión del cardenal Tavera y de Francisco de los Cobos, pues el príncipe solo contaba con 13 años de edad.

(visita de Berruguete al cardenal Tavera 100Kb)

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La furia española en Amberes

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El 14 de Febrero de 1940 entra en Gante con 5000 mercenarios alemanes. Tres días después comenzó la actuación de los tribunales de justicia y el terror se extendió por la ciudad, rodaron numerosas cabezas que se exhibieron clavadas en picas. Se suprimieron los privilegios y libertades y se obligó a gran parte de los ciudadanos a desfilar vestidos de negro y con la cabeza descubierta ante el Emperador, y a los cabecillas a pedir perdón de rodillas. Después se arrasó parte de la ciudad y en esa zona se construyó un castillo, como amenaza permanente. Carlos, con la intención de encontrar una solución duradera para los Países Bajos, propuso la boda de su hija bastarda, María, con el segundo hijo de Francisco I, el Duque de Orleáns, pero, con sorpresa del Emperador, el rey francés no aceptó el trato. Así, Francisco, tenía las manos libres para seguir incordiando en el futuro, como de hecho ocurrió. (Los enlaces de este párrafo corresponden a algunas viñetas de las historietas que los flamencos distribuyeron entre los niños muchos años más tarde).

LA CAMPAÑA DE ARGEL

En 1541, Carlos decidió, tras el fracaso sistemático de las negociaciones con la Liga de Schmalkalda, actuar por la fuerza contra los protestantes alemanes. Para ello necesitaba la ayuda de los Tercios de Castilla. Pero para convencer a Castilla necesitaba hacer algo que entusiasmara a los castellanos, y decidió acometer una nueva cruzada, la liquidación del poder de Argel en el Mediterráneo y acabar con los saqueos que los corsarios argelinos cometían con harta frecuencia en la costas españolas. Se trataba de efectuar una campaña de imagen ante su paciente y abandonado pueblo. Carlos convocó la reunión en Italia de tropas procedentes de todos los lugares del Imperio, en la ciudad portuaria, La Speccia. Y allí acudieron tropas alemanas, italianas y españolas. Entre los numerosos hidalgos españoles figuró Hernán Cortés, ya afamado conquistador de México.

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La flota, una vez reagrupada en aguas de las Baleares, estaba compuesta por unos 40.000 hombres a bordo de 56 galeras y 30 naves de diferentes tamaños. El 20 de octubre de 1541, arribaron al este de Argel. Como ya había indicado Andrea Doria y desoído el Emperador, el tiempo de aquella época del año no era el adecuado para ese tipo de campaña. Después de mantener algunas escaramuzas desde tierra se desencadenaron los todavía no famosos "elementos", una terrible tormenta, desgracia para las flotas de

los Austria españoles, que se mantuvo varios días, desagrupó las naves, al no poder resguardarse en ningún puerto natural. Aquello impidió su apoyo de fuego y el abastecimiento de las tropas de tierra. Además, la lluvia inutilizó los eficaces arcabuces de la infantería, permitiendo que los ballesteros argelinos causaran estragos tremendos y se impusieran en la batalla.Se reunió el Consejo de Guerra y, a pesar de la opinión en contra de Hernán Cortés, que proponía

poner a salvo al Emperador, pues corría peligro de caer prisionero, se decidió abandonar el campo de batalla y regresar a España, para evitar que el desastre pudiera ser mayor. Allí quedaron los cuerpos de cerca de 4.000 soldados, se sacrificaron los caballos y se abandonaron las piezas de artillería y las naves utilizables se dedicaron, únicamente, para embarcar a las tropas. El Emperador conoció su primer gran desastre guerrero y la pérdida de prestigio en toda Europa, aunque se trató de minimizar la magnitud de la derrota. Carlos había sido un estorbo, como, sin mencionarlo, dio a entender Hernán Cortes durante el Consejo de Guerra. Las Cortes Castellanas reprocharon al emperador su presencia física en semejantes contiendas, "para eso están los capitanes"- argumentaron.

"Porque la tristeza que todos estos reinos han tenido de la ausencia de V.M.,

y mayormente en los días que estuvimos sin saber nada de V.M.,

no se puede saldar ni pagar sino con la presencia de Vuestra Majestad,

que es la que da entero contentamiento

y descanso a todos estos reinos".

Francisco I, aprovechando el descalabro imperial, atacó en varios frentes, pero se consiguió rechazarle. Carlos había conseguido 450 millones de maravedíes de las Cortes Castellanas y había reforzado las relaciones con Portugal mediante la boda de Felipe con María de Portugal y con el compromiso de la princesa Juana con Don Juan Manuel, y estaba preparado para enfrentarse a su eterno adversario. La guerra se desarrolló en varios frentes: el frente vasco navarro que contaba con las magníficas fortificaciones de Fuenterrabía y de Pamplona fue defendido por el Condestable de Castilla. El frente catalán lo fue por el Duque de Alba que se fortificó en Perpignan. El Marqués del Vasto defendió el Milanesado y el Valle del Po. En los Países Bajos, María de Hungríaresistió, aunque amplias zonas fueron arrasadas por los franceses que contaron con la ayuda del Duque de Cleves. Fue entonces (1542) cuando Carlos, que esta vez estaría 13 años fuera de España, decidió acudir en ayuda de su hermana María. Antes de partir dejó como regente a Felipe, que ya había cumplido los 16 años, asistido por destacados hombres del Reino.

Tras mantener una entrevista con PauloIII que le ofreció, sin éxito, comprar el Milanesado por DOS millones de ducados, atravesó Alemania y ocupó los estados del Duque de Cleves que no tuvo otra alternativa que suplicar el perdón del Emperador, gracia que le concedió Carlos y además le casó con su sobrina, hija de su hermano Fernando, el Rey de Romanos. Al año siguiente comenzó a preparar la invasión de Francia. Los príncipes alemanes, alarmados por la alianza franco turca, no dudaron en apoyar al Emperador en la Dieta de Spira y le proporcionaron 24.000 soldados y 4.000 jinetes. Como contrapartida se proclamó la paz religiosa en Alemania, decisión que fue recogida con desagrado por PauloIII.

Los ejércitos del Emperador avanzaron con rapidez sobre París, la población huyó masivamente hacia el norte y Francisco I, con las tropas imperiales a las puertas de la ciudad, pidió árnica. La paz se firmó en Crepy (18.9.44), decidiendo ambas partes a devolver los terrenos conquistados. Carlos vio, al fin, la posibilidad de una colaboración con Francia para celebrar el Concilio de Trento y reducir la influencia creciente del protestantismo alemán. Carlos se instaló en Bruselas junto a su hermana y pasó allí el invierno, forzado por un fuerte ataque de gota que apenas le permitía moverse. Aquel ataque de gota le obligó a moderar su desbordado apetito y a imponerse una rigurosa dieta.

EL CONCILIO DE TRENTO Y LA CAMPAÑA DE MÜLHBERG

Francisco I cumplió su compromiso y apoyó ante Paulo III la convocatoria, el 3 de diciembre de 1545, del Concilio de Trento, sínodo muy deseado por Carlos Vque incluso había llegado a amenazar al Papa con la celebración de un concilio únicamente alemán, para resolver la situación religiosa del Imperio y conseguir la unidad de la cristiandad, empeñado, como estaba, en reinar no solo sobre los cuerpos de sus súbditos, sino también sobre sus almas.

Entre tanto, fracasados los intentos de apaciguar a los príncipes luteranos en las dietas de Worms y de Rattisbona, de acuerdo con el Papa y con sus príncipes leales, se preparó en secreto para la guerra contra la Liga de Schmalkalda. Recabó dinero y tropas de todas partes. Pidió prestado a los nobles más poderosos de España: los duques de Medina Sidonia, Alba, Bejar, Conde de Benavente, los arzobispos de Toledo, Sevilla y Santiago, también sangró a ricos comerciantes y otros ricachones de aquel entonces, que azuzados por el servicial Francisco de los Cobos no opusieron excesiva resistencia. Los nobles, indudablemente, trasladaron las nuevas cargas a sus correspondientes y ya esquilmados súbditos. Estos préstamos sumaron 300.000 ducados para la nueva cruzada imperial. Carlos situó al Duque de Alba al frente de un ejército de 60.000 hombres de los que 10.000 fueron españoles, reclutados de los campos de Castilla. El ejército protestante era superior en número, unos90.000 soldados. (Entre los dos ejércitos hubieran ocupado, con estrecheces, las gradas del Estadio Santiago Bernabeu y alrededores del Real Madrid, los caballos y la artillería, la yerba).

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Carlos V en la Batalla de Mühlberg

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Las principales campañas se produjeron en el Danubio, durante la segunda mitad del 1546 y en el Elba, en la primavera de 1547, esta batalla inspiró el famoso retrato ecuestre del Emperador, pintado por Tiziano. La habilidad de las tropas imperiales se puso de manifiesto una vez más y en Mühlberg se alcanzó la victoria final. Con esta victoria, Carlos V, llegó al momento cumbre de su poderío sobre Europa. Así quedaba concluida la tercera etapa de su obra imperial. La primera había consistido en la pacificación de sus reinos españoles y en vincularse a la tierra que era el nervio y apoyo de su política. De flamenco pasó a ser español. En la segunda, consolidó su poder en Italia y contuvo la expansión del poder turco. Y en la tercera, se volcó en los siempre problemáticos estados del norte de Europa y consiguió la reducción de la "herejía". Las tres etapas se vieron aderezadas con los permanentes enfrentamientos con el rey francés, su cuñado. Carlos había cumplido 47 años y su salud, hecha un asco, se deterioraba día a día de forma irremisible.

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Carlos en el estudio de Tiziano... con buena compañía

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LA DINASTÍA AUSTRÍACA DOMINABA EUROPA. Fernando dominaba Austria; Felipe, Castilla, Aragón, parte de Italia y las Américas; María, los Países Bajos, y todo aquello y los principados de Alemania estaba bajo el aura del Emperador.