Esta ruta es un poco complicada porque algunos de sus tramos discurren por vías que hay que compartir con coches y camiones. Esto no suele ser un problema, pero los peligros potenciales son mayores. El mapa de la ruta está debajo.
Salimos de Valladolid por el carril bici que lleva a Simancas. Al llegar a las piscinas de RESA nos desviamos hacia el barrio de El Pinar, para lo que aprovecharemos el carril bici que lleva hasta él. Lo atravesamos buscando uno de los dos caminos rurales asfaltados que lo conectan con Laguna de Duero. El mejor de los dos, por tener menos tráfico y apenas puntos ciegos, es el que está más al sur y que termina junto a la plaza de toros de Laguna.
Nuestro destino es el canal del Duero, para lo que tendremos que atravesar Laguna y pasar por encima de la carretera de Madrid. De los muchos caminos que hay quizá el más seguro, aunque también el más largo, es el que sigue la calle Rafael Alberti. Las curvas de esta calle son amplias y pocas, así que siempre vemos y somos vistos. Esta calle pasa junto a la plaza de toros y no tendremos más que ir hacia la derecha en el cruce que nos encontraremos al final del camino rural que hemos seguido. Después hay que seguir siempre recto. Cruzaremos la cañada de las Lobas antes de llegar a la avenida de Madrid, la cruzaremos también, pasaremos por la plaza dedicada a las autonomías y ya veremos al frente el puente que usaremos para pasar sobre la autovía. Pasaremos junto a la estación de tren y cruzaremos la vía por el paso a nivel. Volveremos un poco hacia atrás, pero por el otro lado de la vía Valladolid-Ariza y ya estaremos junto al canal. Ver mapa.
El camino que transcurre junto al canal es de sirga, aunque nadie haya sirgado, y los únicos vehículos de motor autorizados a transitar por él son los de mantenimiento del canal. Encontraremos muchos paseantes y ciclistas, aunque dependerá de lo madrugador que sea el ciclista dominguero. Si tenemos suerte veremos garzas. Este camino lo abandonaremos un poco antes de llegar a la carretera de Segovia. Saldremos a un camino que cuesta abajo nos llevará hasta un paso bajo la autovía. El paso está lleno de grafitis hechos por una mano más experta que las que ensucian la ciudad, lo cruzaremos y al salir estaremos en la antigua carretera de Segovia, convertida hoy en una vía de servicio.
Esta vía de servicio es bastante segura porque tiene poca circulación. Al poco de circular por ella, muy cerca la entrada a la granja Conchita, pasaremos por la salida de la autovía hacia Herrera de Duero. Aquí el ciclista dominguero tendrá que tener más cuidado con el tráfico. Pasaremos sobre el Duero y seguiremos adelante. Subiremos una cuesta, la bajaremos y ya estaremos en la rotonda en la que se cruzan, a distinto nivel, la carretera de las maricas (CL-600) con la autovía de los pinares (antiguamente CL-601). Este es un punto interesante para el ciclista dominguero porque puede ser origen de muchas rutas. Podríamos seguir la CL-600 hacia Tudela o ir hacia Aldeamayor y desde ahí hacia La Parrilla o Portillo. Pero esta vez seguiremos la CL-600 hacia Puente Duero.
Este tractor lleva ni sé el tiempo en el mismo lugar, muy cerca del primer tramo de la vía de servicio
La carretera de las maricas (una marica es una urraca) va desde Puente Duero hasta Tudela de Duero y nosotros vamos a recorrer algo más de la mitad de su trazado. La carretera tiene un carril en cada sentido y arcenes pavimentados. Además es recta y tiene pocos cambios de rasante, así que debería ser una buena carretera para los ciclistas domingueros. Pero no lo es. Es una vía muy usada por camiones grandes para ir desde la autovía de Castilla, a la altura de Simancas, hasta la de los Pinares o la del Duero, salvando así la ciudad y las rondas actuales. Por esa razón algunos llaman a esta carretera la ronda Supersur.
Los camiones, cuando van en sentido contrario al nuestro, crean una onda que nos frena y que la sentimos aunque estemos en el arcén del carril contrario. Si van en nuestro mismo sentido, la onda, en vez de frenarnos, nos acelera hacia ellos. Si no hay tráfico en sentido contrario es de esperar que los camiones se separen de nosotros, pero si el carril contrario está ocupado entonces un camión de 18 metros de largo pasará a medio metro de nosotros a 90 kilómetros por hora. Esta es una situación peligrosa. Por estas razones esta carretera sólo debería ser usada en días festivos, aunque esto sólo garantiza que el tráfico será menos denso que en días laborales. A pesar de todo es frecuente ver ciclistas circulando por ella.
La carretera tiene un punto problemático en lo que al tráfico se refiere. Nada más pasar Boecillo la carretera se cruza por debajo con la de Madrid y, enseguida, nos encontraremos con la incorporación de los coches que vienen desde ésta. Aquí el ciclista se encontrará en el medio de dos carriles, ambos con circulación rápida. Permanecerá el ciclista en el medio o en el de la izquierda hasta estar seguro de que el de su derecha está libre y puede alcanzar el arcén. El ciclista puede elegir, un poco más adelante, entre entrar en Viana o seguir la carretera. Si entra evitará un par de cambios de rasante, pero alargará la excursión y, además, tendrá que circular durante unos kilómetros por una carretera sin arcén.
Al llegar a Puente Duero cruzaremos otra vez el Duero y seguiremos el nuevo carril bici que han hecho como parte de la remodelación de la calle principal de este pueblo-barrio. Al llegar a las piscinas municipales nos desviaremos y seguiremos por la cañada y nos incoporaremos al carril bici que une Valladolid con Simancas y en veinte minutos ya estaremos otra vez en la ciudad. Si tenemos suerte, durante este paseo podremos ver garzas, jilgueros, conejos, zorros, águilas, abubillas, urracas y rabilargos.