Dios es sobrenatural el único fundamento de nuestra esperanza-1

Cuando Dios se revela y llama al hombre, este no puede responder plenamente al amor divino por sus propias fuerzas. Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad. La esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2090).

Toda mi esperanza estriba solo en tu gran misericordia (San Agustin, Confesiones, 10).

La esperanza del hombre y la esperanza del mundo contemporáneo, la perspectiva del futuro realmente " mejor ", más humano, dependen del " Confiteor " y del " Kyrie eleison". Dependen de la conversión: de las muchas, muchas conversiones humanas, que son capaces de transformar no solo la vida personal del hombre, sino la vida de los ambientes y de la sociedad entera (San Juan Pablo II, Hom. 31-XII-1 980).

La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1818).