Sobre las Huellas de Assisi
Sobre las huellas de Assisi
Escrito en forma cine-amorfa...
-cuento ficción de una tarde en Acopi-
11-06
Por: F l o w
Q podría escribirte esta noche gris de invierno en mi tierra, si cuando trato de abrir el fólder de mis recuerdos, me encuentro atado a los performances de mi presente... salto una hoja mas de este libro de notas y repeliendo las palabras q se me atraviesan una a una, me encuentro con formas de tu cuerpo, q se bambolean entre las telarañas de mis pensares trayéndome solo los recuerdos de un amore de antaño...
era verano en Italia, teníamos la vida por delante, tu 16 años y yo un poco mayor, por ende un irresponsable de nacimiento, decía mi padre... echábamos dedo en Perugia, queríamos encontrar la casa donde vivió Assisi, luego de unas horas de quejamientos automotrices, decidimos q seria mejor darnos al caminar, tu calzabas esas botas texanas q te q’daban tan bien, las llevabas con orgullo y pisabas duro para q supieran q ibas adelante... cada vez q pasábamos por un ventanal, mirabas a ver como nos veíamos los dos como pareja, te veías más alta q yo... nos reíamos sin decir nada, sabíamos q mas adelante no estaríamos sonriendo, cuando platicábamos en los atardeceres sobre las profundidades de la desconocida mente humana.
Aquella tarde no llegamos muy lejos, caminar juntos era como cuando bailaba mientras caminaba entre la séptima de Cali, con mi novia, en aquellos años cuando Cali era suave y no tenia el acelere fugaz de caminar para sobrevivir el atentado de un aumento de sueldo en las empresas q existen ahora en cada casa q antaño eran mansiones donde vivía la gente tranquila de aquel entonces.. solo sus hijos comenzaron a hacer diabluras en aquellas tardes y se daño el aire de Cali, q mas adelante el karma traería sobre la mesa del cobro y terminaríamos pagando nuestros platos rotos muy caros...
caminar con vos me traía aires de antes, pero Perugia era mas q romántica, su clásica superficie antañosa, se bifurcaba a cada línea entre las neuronas de mi mente, y nuestras palabras de amor, q adornaban mi existencia en aquel entonces, formaban así una pareja de convivientes taciturnos entre el melancólico absorber de botellas de vino q no son ni rojas ni blancas... tampoco rosadas... el verde del horizonte se entrelazaba con el profundo azul del firmamento, las nubes pasaban y viajaban tocando todo el paisaje, ellas jugaban a ser las directrices del dibujo sobre el lienzo q se estaba pintando...
pero no era pintura, era escritura la q ella tenia en su mente, íbamos a Assisi, a encontrar un hábitat ideal para escribir, ella q’ria desarrollar aquel ensayo en la q estaba trabajando sobre el lema de unas frases q encontró en un libro de Hesse...
más o menos decía así: q el hombre es distinguido del resto de la creación, por un lánguido y protector sobre de carta de ilusiones y mentiras... yo, pretendía ser poeta y quería estar sobre las montañas peruguianas, escuchando la vida, mirando las nubes y soñando...
eran las cuatro de la tarde cuando llegamos a un albergue para viajeros, éramos una especia de mochileros del siglo XVIII, pues no cargábamos casi nada, y nuestras mochilas eran la mitad hechizas y la otra mitad recicladas de tiendas de segunda de una de las guerras europeas... pero estábamos en la penumbra de un siglo XXI, aunq comenzaba apenas, parecía q ya terminaba, por sus acciones q parecían apocalípticas... con unos personajes ciudadanos en todos los rincones, q en su mayoría, corren detrás del dios dinero, pensando en engordar un ego y comprar más y más... olvidándose de su rol como seres humanos en una creación silenciosa q los espera, sin decir nada, a q superen las etapas de una infancia evolutiva... mientras tanto ella, natura, sufre en silencio, siguiendo los instintos de vida con q fue creada, esperando... esperando... tocamos la puerta de madera de pino antiguo, nadie respondía, esperamos... tocamos otra vez y nada, empujamos la puerta y penetramos entre un salón alumbrado pocamente, el día se acababa... recorrimos el salón observando cuadros de seres con vestimentas de frailes y de caras similares... del fondo de entre una de las puertas del interior del salón, salía un sonido de alguna canción florenciana, nos miramos y seguimos como en cuclillas, tratando de llegarle al sonido... entramos a otro recinto en forma de corredor amplio lleno de una luz día, luego un patio con muchas plantas y caminitos entre ellas, se notaba q los de aquella casa q´rían sus plantas. Había otras dos puertas a la derecha, y otras dos a la izquierda, era de esas casas donde al patio central llegan a desembocar todas las piezas... vimos q una de ellas tenia mas luz, y de ella venia la música... nos deslizamos en observación con los q nos rodeaba, hacia la música, pasamos el umbral, y adentro, en una atmósfera totalmente diferente a lo q teníamos en mente, se abrió ante nuestros ojos un atelier gigantesco lleno de frescos en las paredes de diferentes formas, cuadros y telas, olor a terpentina y muchos andamios de diferentes tamaños q estaban con trabajos comenzados de mucho colorido u algunos en bosquejos... rimas y rimas de materiales reciclables entre lugar y lugar, piedras, maderas, metales, etc, etc, etc... en el centro se encontraba esta persona, un ser con un sombrero de paja al estilo vaquero de puntas q´bradas... no nos miro, solo dijo... bona sera...
vivía allí hace varios años, original de Suecia, había caminado varios países a pie, en bicicleta, a dedo, en tren, en chiva, en bus y en sus sueños también varios planetas... encontró el norte de Italia acogedor a los momentos de la vida por el q estaba pasando, montó su atelier en casa alquilada a los dueños de esas tierras, donde además le dejaban deambular por entre ellas a su gusto, tierras llenas de frutales, campos y viñales entre otros... pasamos un atardecer ameno en su compañía, compartimos el pan y los alimentos q traíamos con el artista en su albergue... de la noche q pensábamos estar, nos q’damos una semana, hasta fuimos a la villa mas cercana con él un sábado día de plaza...
hicimos varias caminatas por los lugares aledaños donde nos comento de todos sus viajes, nunca tuvimos mucho que aportar o decir de nosotros aprendices de la vida... escuchábamos y disfrutábamos los momentos...
todo en el pasado parecía lleno de color, tan diferente a mi presente recluido de escritor en el q me había sumergido yo mismo... en la cúspide mas baja de la cordillera occidental, cerca del movimiento cafetero del país, ahora había dejado de pretender ser escritor de metáforas, y había decidido continuar mis estudios en letras y visitar mis amistades poetas, para dedicarme a la bohemia de los sueños escritos entre las nubes... bajaba la colina una vez al mes, solo a perpretarme de provisiones, ya fueran lápices, ya fuera pan... vivía en una hacienda q había sido cafetera desde tiempos remotos, se llamaba Bélgica, la había comprado con el sudor de su frente mi abuelo don Carlos Antonio en aquellos años antes de florecer la violencia en el país... luego de odiseas en guerras, amores, envidias y sucesiones, Bélgica volvió a nuestra familia, mi abuelo nunca supo de ello, tal vez en el cielo me ayudo a comprarla, y con ello la pude adquirir.
Cuando llegué a Bélgica, solo encontré la casa, como era antes, según me decía mi tío Álvaro, lo demás eran solo sembrados de café q llegaban hasta las chambranas de la casa, me toco resembrar la finca, al estilo q le hubiera gustado a mi abuelo, arranque los palos de café de los derredores de la casa, hice un jardín al frente de ella como el q cuidaba mi tío Alfonso de solo rosas, a la izquierda sembré árboles frutales, incluso me di a la tarea de trasladar un mango gigante a Bélgica, que iban a tumbar en Manizales... detrás de la casa sembré una palma de corocitos y el resto hasta la q’brada, lo deje sin matas de café, conseguí caballos y cree una especia de caballeriza... afortunadamente los guaduales todavía existían, aunq’ maltratados, hice desocupar toda la playita, como la llamaban mis tías -las Vélez, en su época... abajo en la casa de enseguida, todavía existían muchas de las herramientas y maquinaria de antes, estaba < namespace="" prefix="st1" ns="urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" xml="true">la Pelton, las tolvas de café, y aquel horno q con solo escribir su nombre me da gusto en el alma... la Guardiola
Bueno... volviendo al cuento, y saliéndome de mis presentes, esta pareja llega a Assisi finalmente, a pie... parecía q caminar cuando el tiempo no es un obstáculo, es simplemente fascinante, no habría prisa de alcanzar ningún objetivo... los ahoras, se formaban de la maravilla de observar formas en un presente q destilaba no solo su individualidad sino también enseñanzas entre sus propias creaciones... ellos caminaban, observaban, disfrutaban y aprendían del momento...
en Assisi, pueblo pequeño, con lados turísticos no muy agradables, pero con una campiña q tenia las huellas grabadas de las sandalias de San Francisco, aquello era lo q ellos venían a sentir, las huellas de unas sandalias entregadas al Amor Universal, q´rían ver q podría sentir un alma, de aquellas huellas en el aire...
entre el campo, encontraronse una matrona q venia hacia el pueblo, a vender unas frutillas, le preguntaron por albergues o lugares donde vivir afuera del pueblo, y terminaron viviendo en una finquita q tenia ella, en la parte de atrás de la casa donde vivía, con su marido y tres hijas...
tenían una especie de granero con paja, donde dormían un par de caballos, tres cabras y una vaca con ternerito... encima de este medio granero, había una habitación llena de herramientas de campo sin uso, antiguas, y cantidades de polvo por siglos de los siglos... limpiamos nuestro nuevo hogar y nos dedicamos a la redecoración de éste... primero, me acuerdo q lo decidimos de común acuerdo, fue ir al pueblo a ver si conseguíamos –como era sábado de mercado, un par de maquinas de escribir... salimos corriendo muy alegres, como si hubiéramos tenido una iluminación celestial, cuando llegamos al pueblo, buscamos por toda la plaza central, pero no encontrados ni una... preguntamos a un chico q ayudaba a llevar mercado a las señorinas a las casas, si sabia de algún lugar donde pudiéramos encontrar nuestro deseo, nos sugirió visitar al cura del pueblo, el padre Francesco Pirelli, q era un escritor el mismo, decía el chico de pelo abundante y negro con ojos azulados, llegamos a la casa cural y tocamos en el portón gigantesco, se abrió una ventanilla y una vos de monaguillo nos dijo q empujáramos q estaba sin cerrojos... una vez dentro, cuando conocimos al padre Francesco y supo de nuestro antojo, nos llevo a su ático, donde tenía una colección de antigüedades increíble, desde cuadros de paisajes de autores desconocidos bien cuidados, libros de historia en Latín, relojes hermosísimos q no funcionaban, cosas de la Iglesia en plata, estatuillas de mármol, armarios con ropas de campo y de frailes, y... maquinas de escribir... cual no fue nuestro gozo interno cuando las vimos, él padre Francesco nos dirigió a ellas y nos contaba la anécdota de cada una... habían pasado por varios escritores locales frailejanos del lugar, escritores en la historia de la comarca, ahora rayaban el piso de un rincón de ático de Iglesia, los frailes habían dejado de escribir historias, hoy las historias las escribían los periódicos de diarios q a veces ocultaban verdades a ciertas realidades por temor o conveniencias... él nos indico q podríamos usar la q quisiéramos, siempre y cuando las cuidáramos y cuando volviéramos a viajar, las devolviéramos en buen estado... eran maquinas de escribir italianas antiguas y manuales, eso nos fascinaba aun más, q eran manuales... salimos agradecidos de donde el padre Francesco, prometiéndole además q le mostraríamos lo q escribiríamos y q una tarde podríamos venir a q nos compartiera de sus lecturas de historia, lo cual me intereso ver cuanto podría aprender de historia de las gentes de aquella región, y ver si hubiese algún nexo con los apellidos Bizantinos Angelou y Comneno, de los cuales descendía mi madre.
Una vez instalados en la casita del granero con nuestras maquinas de escribir, comenzamos a reorganizar el ático, la maquinaria antigua, las colocamos como estatuas de metal q nos observaban desde las esquinas, el espacio era una sola habitación enorme, de todo el tamaño del granero, tenía una especia de cocineta y baño en una esquina, con tina, blanca y antigua pero en buenas condiciones, el agua fluía normal, había solo un farol de luz gigante en el medio de la habitación, de unas maderas q nos encontramos en la parte baja y con permiso del granjero, nos dimos a la tarea de construir una mini habitación donde dormir, escogimos el espacio entre el piso y el techo para formar otro nivel para dormir, hicimos una forma de plataforma amplia, q además usábamos para observar atardeceres y el paisaje vecinal, la ventana q era de proporciones gigantescas limitaba con nuestro nuevo nivel construido, como yo había trabajado la madera en Alemania por un tiempo como Schreiner y sabia algo también de construir cuando trabaje en Pórtland con mi amigo Dave q reconstruía casas viejas, me fue fácil y ameno poder levantar el segundo nivel con la ayuda de mi compañera, en lo q restaba del día.
Amañados en nuestra nueva vivienda, llevábamos varios meses escribiendo y compartiendo algunas tertulias con la familia del granjero, nos habíamos acostumbrado al olor de los animales y nos gustaba, ayudábamos a veces con los q´haceres y hasta una de las cabras tubo hijito... aprendimos a ordeñar la vaca, íbamos al mercado algunos sábados a ayudarle a la señora a vender el queso y sus productos cuando el esposo tenia q viajar a la capital a realizar vueltas familiares...
Ella había descubierto y desenmarañado un poco los secretos ocultos de la casta humana enfrascada en sobres superficiales donde esconden realidades entre ilusiones y mentiras... yo, en varias de mis visitas al padre Francesco, pude constatar varios de los descendientes de Issaco Angelou II de Constantinopla, q habían bajado a la Italia en el siglo XII y XIII, una de ellas había sido una nieta, casada con un mercader de vinos de la comarca, q se había perdidamente enamorado de ella... en aquel entonces don Issaco había sido asesinado por sus enemigos en poder, mientras una Angelou rompía el corazón de este mercader mientras hacia negocios con la corona Bizantina en aquellos años turbulentos de una Europa próxima a Las Cruzadas... decía el libro en Latín, q me ayudaba a leer el padre Francesco... a los pocos meses de leer con su ayuda, pude desenvolverme mas fácilmente solo, en esta lengua milenaria... por el lado de la poesía, no había avanzado mucho, uno q otro poemilla sobre las aves y los árboles, y no había dedicado tiempo a penetrar por entre las huellas de Assisi...
los tiempos cambiaban y así el metereologico por su puesto, los cambios globales de temperatura, q siempre habían existido sobre la tierra, y q ahora culpaban más al hombre moderno por su incidencia en las deformaciones naturales a este, había hecho q los protectores de la Tierra, dijeran q el tiempo se iba a recalentar hasta producir un deshielo del polo, pero sobre las huellas de Assisi, se leía otra historia... decían que el clima como toda ola del Universo creado entre la 3D, tenia sus altos y sus bajos, q el clima estaba simplemente moviéndose dentro de esa ola y estaba subiendo a un pico de calor, q era normal y luego vendría su descenso, para dentro de unos siglos más adelante, volver a llegar a temperaturas frías y así sucesivamente... el efecto ola.
Para mí tenía sentido común eso del clima y lo q se percibía... así q entre las tardes tranquilas mientras ella escribía, yo contemplaba las nubes pasar y de los hilos de huellas q dejaban en el cielo, iba armando sueños de otras tierras, de otras generaciones, de otras épocas, donde el tiempo jugaba a congelarse, donde el tiempo jugaba a explotar volcanes, donde el tiempo subía y bajaba las olas del universo como surfeando el arte de la vida...
algo q muchos humanos no encontraban racional -el surfiar la vida, tendría q ser muy marciana esa idea, para no ser absorbida por la gran mayoría fácilmente... solo si se ponía de moda, seria repetida por todos, como un suceso mas de la televisión... así es nuestra raza humana del siglo XXI... seguidora de palabras q inventaban los medios... pobrecitos, diría ella, cuando platicábamos al respecto.
Como no les he dicho aún como se llamaba mi amada ni como era ella... pues les cuento q era hermosa, para mí... mis gustos de belleza se centran más en el interior dulce q destila la mujer, aquello q embellecía su rostro, sus ademanes y su figura... así q para el resto del mundo, ella podría catalogarse como nada excepcional... bueno, todo es cuestión de gustos dicen en Antioquia... media 1,80, delgada, con manos dulces, labios gruesos medio italianos, cabellera castaño claro, q brillaba en rubios con el sol, ojos grandes, expresivos y claros entre azules, nariz q encajaba en aquella figura, fortaleza física de escaladora de montaña, creativa por naturaleza, y por ese entonces, era el dulce de mi vida que regaba miel a mis ilusiones, a mis sueños y endulzaba el recorrer de mi piel con solo el susurro de su voz... cuando cantaba versos, su voz recorría mis entrañas y aprendía la palabra eterna con un sabor más diferente a cuando yo trataba de leer para aprender de la personalidad del Creador.
Ella era música en su caminar, al viento le gustaba jugar con su cabellera suelta sobre el aire, el vaivén q producían esas olas de ágil movimientos, me llegaba a los sentidos a través de mi visión, entre eras de cantares y diosas en un Olimpo lejano q entre las nubes existió en algunos tiempos sobre Grecia... yo la llamaba, Axina, porq era como un Ax q rompía legiones de potestades del lado oscuro de la Luna, haciéndolas temblar cada vez q decidía orar... era mi amada en aquella juventud irresponsable de mi vida, no creo q supe valorar en alguna forma conciente lo q ella era, pero el sub-conciente, estaba pegado a su vibrar de forma automática de enamorado, como cuando se cruzan dos cables del destino por entre el mismo elemento, y se van ensurcando juntos como el baile del DNA a través de un microscopio...
si fuera eterna mi canción, viviría en otra dimensión más avanzada a la terráquea, pero como entre el tiempo y el espacio, se interpone la eternidad como elemento lubricante y medio de transporte para vivir esta vida hacia una extensión plena de lo q el contexto actual ofrece... oculto a la mayoría... diría q viviría con ella por una eternidad q me concediera el Creador si mi paso sobre la 3D llega a cumplir un objetivo aceptado y digno para merecerlo... pero este pensamiento terráqueo, es solo de hombre ilusionado y pegado a un deseo material en plano limitado... porq la realidad es q una vez subamos la escalera y evolucionemos a otros lares, hay planes ya diseñados y son diferentes a los nuestros... pero de todos modos es sabroso imaginarse estas cosas terrenales de amor con palabras q no terminan, para sentirnos mas satisfechos, al nombrar en cualquier momento, en este caso sobre un papel, los anhelos del corazón...
Pasaron varios meses antes de q pudiéramos sentir por dentro q habíamos logrado algo, al menos concluir una etapa de lo q estábamos realizando. Ella termino su investigación en Hesse y yo había escrito un mundo de hojas a maquina llenas de poesía sobre las huellas de Assisi... al padre Francesco no le habían inspirado mucho, y los escritos de Axina, no los entendió...
terminada una tarde, bajamos y les contamos los nuevos planes a la familia italiana, cogimos rumbo a pie, entregamos en la villa las maquinas al padre Francesco y luego de despedirnos de él, a un día de camino llegamos al albergue del pintor, pasamos una noche, y nos dejaron usar unos caballos q podíamos entregar a dos días de distancia a velocidad de bestia, en un establo del mismo dueño de las tierras donde vivía el artista, la condición era q debíamos además con nosotros llevarnos otras cuatro yeguas de compañía, lo q sirvió para el transporte de nuestras mochilas -nos sentimos como llaneros en el Meta, salimos muy de madrugada con nuestro equipaje, pasamos valles, y laderas cultivadas de uva, las ciudades las evitamos, solo entrábamos a las villas, recuerdo q el mismo día q salimos con los caballos, en una planicie donde deseamos acampar, luego de amarrar las bestias, nos encontramos conq’ el bosquecillo a nuestro costado, dejaba salir unos aromas muy agradables de él, no le dimos mucha importancia, fuera de sentirnos cómodos con el aroma, pensamos q era de bosque... cuando la noche comenzó a caer, comenzamos a ver unas luces como destellos q venían del bosquecillo, podrían ser campesinos del lugar, pero como había además una pequeña senda q se penetraba dentro del bosque, nos decidimos a aventurarnos a ver si a lo mejor podríamos encontrar un albergue donde pasar la noche q Axina prefería, a dormir en los sacos de campamento sobre la grama, a mi me gustaba más la idea de dormir sobre la tierra... de todos modos nos encaminamos hacía las luces.
Cual seria nuestra sorpresa y alegría, cuando vimos q dentro del bosque vivía una gentecita q danzaba alrededor de una hoguera... cuando nos acercamos más, ellos se percataron de nuestra presencia, y se dirigieron a nosotros con muchas sonrisas, nos contaron q eran de Dublín y q danzaban en toda Luna llena sobre cualquier lugar de la Europa donde hubiera un bosque..., vimos q no tenían casas, eran como nómadas, ni carpas, ni caballos, pero nos pareció normal de todos modos... luego de un par de horas de comida y danzas, se fueron acostando cada uno junto a un árbol diferente a descansar. Nosotros q ya habíamos traído las yeguas con nosotros, pensamos pasar la noche con ellos, como no tenían como un jefe o algo así, se nos acercaban a hablarnos y luego se iban, volvía otro y así toda la noche, cuando estábamos vencidos de sueño, nos ajuntamos a un árbol grande, y nos acostamos a dormir también... esa noche soñé de cuando estuve en Bucaramanga, una ves mientras estudiaba en la UIS, q me salí del cuerpo en noche oscura y pude encontrarme con aquel libro q había leído de fantasía, donde en Dublín habían unos duendecillos q hicieron una gran fiesta en un castillo de la gente de tamaño normal, eran cantidades y tenían caballitos q usaban para transportarse por el aire, yo de tamaño gigante los observaba por entre el ventanal del castillo, ellos no se intimidaron de mi presencia, hasta q volví a mi cuerpo luego de unas horas... en la mañana cuando nos despertamos a eso de las cinco, ya no había nadie, ni había restos de fogata ni de huellas sobre la grama de q alguien hubiera danzado por horas en la noche, Axina mi miro sonriendo, y yo pensando q lo había soñado, me reí también, luego no podíamos encajar q había sucedido... solo q ella llevaba en su muñeca la pulsera de plata antigua q le había regalado una de las chicas q le gustaba bastante conversar con nosotros cada vez q se sentaba a descansar del baile... entonces no fue un sueño conjunto, ni una visión .pensamos, estuvieron allí en nuestra conexión momentánea con una cuarta dimensión agradable... nos gusto la conclusión a la q habíamos llegado, luego de darnos cuenta q nos alegraba más y además, nos hacía sentir más livianos dentro de nuestros cuerpos...
una vez desayunados y en camino, nos reíamos cada vez q nos mirábamos, q’damos como tocados con una varita mágica de alegrías... cuando llegamos al destino donde se debían de q’dar las yeguas, al final del día, nos dejaron q nos q’daramos en una cabañita al fondo de un valle junto a un lago hermoso q tenia por espalda los Alpes... nos habían dicho q nos q’daramos el tiempo q q’síeramos, además podíamos bajar a la casa principal a comer cuando quisiéramos, así q tomamos las vacaciones pagadas, ayudábamos en las labores de hacienda, con los caballos a bañarlos, a cepillarlos a pasearlos, era tan rico, q terminamos q’dándonos casi un año... complementábamos esta vida suave, con escaladas a las laderas cercanas, todos los días escalábamos un poco más, hasta q un día pudimos escalar el pico más alto y nos q´damos en la cumbre una semana entera...
Con el pasar de los meses, algo se había hecho distinto en nosotros, ya como q habíamos terminado lo q teníamos q hacer en Italia, y q´ríamos encaminarnos a nuevas vidas... ella me dijo q se q´ría ir a Dublín, q algo le llamaba desde allá, en algún bosque estaban las hadas con las q q´ría estar en su próxima estación... como mis deseos eran diferentes, q´ría dirigirme más como a un lugar selvático, con vida silvestre y primitiva en abundancia, pues decidimos q deberíamos separarnos... aquello nos entristeció mucho, el saber q nuestros yo internos deseaban ir por diferentes lados, habíamos convivido juntos por unos cinco años, en unos cinco países, con temporadas de separación en cada año... pensamos además q a lo mejor nos volveríamos a ver alguna otra vez, q solo era un “hasta la vista”, la semana q duramos despidiéndonos, se nos hizo cortísima, y la ultima noche, ninguno de los dos cerro ojo toda la noche, la mañana era triste cuando ella se monto en el tren rumbo al norte, pegaba su rostro al vidrio y su mano alcanzando los últimos recuerdos de un presente q se iba... lloramos y seguimos llorando por varios días, todo era diferente, yo dure casi un mes como en trance... pero volví a una realidad totalmente opuesta, cuando me di cuenta q estaba en otro país y rodeado de selva tropical...