MezKoLanza
MEZ-KO-LANZA
(El día que el Lago Calima se inundo de aguas)
Apatrida, Nómada y Sin-Tierra… con un lápiz en la mano, piensa que puede escribir el mundo entero sobre un papel desnudo y hacer guiones sin canciones hollywoodenses… como un marco entre líneas escritas alrededor de sus pensamientos, suelta frases como queriendo abrazarlas emocionalmente y soltarlas hacia la multitud, como aves –a veces negras, que salen volando velozmente como queriendo adoctrinar un mundo que el cree esta desolado de principios, de pensamientos filosóficos, de conceptos sobre Dios mas claros y de practicar la ultima y única religión de la vida… pero cuando sus oídos escuchan los silencios que hacen los cerebros al recibir sus planteamientos, se da cuenta desde ese frío mudo, que sigue siendo un solitario pensante, un caballero perdido entre la imaginación quijotesca de un Sancho Panza sin mula…
La tarde era fresca, como dijo la Suomi: un verano fresquito para ella… el lago Calima era un escenario vibrante, lleno de muchas vidas de infinitos colores… la finca Pesebrera la Hierbabuena, pero no de esa yerba que se imagina ud., de otra, en nombre de una quebradita de más de 100 gotas del elemento cristalino que pasa por ahí cerca del camino… el Peru sale de su vehículo viejo, me da la sensación de ver a un curtido surfista de Huntington Beach… pero cuando me acerque, tenia olor a caballeriza, caminado de jinete y mirada de monte a rienda suelta sobre caballos salvajes… lindo escenario, pensé
Lindo pa dejar olvidadas las miles de copas de alcohol fraudulento digerido sin canciones de fondo por siglos de deambular sobre el planeta, pa dejar olvidadas las sumas y las restas, los altos y los bajos… las canciones y los poemas, todo aquello que tuviera que ver con los oscuros pedazos de alquitrán adheridos al cerebelo en aquellas tardes frescas y frías…
Apatrida, nómada y sin tierra…
Con penumbras dibujadas en la pensadora
Con dificultades sociabilizadas
Con mal intencionadas ideas
Con reacciones mal-paridas
… buscaba con la ansiedad desbocada… sobre el poema de un caballo desbocado, el hogar fijo donde calentar huesos enfriados por melancolías inoloras…
divagó y divagó, viajo por días las trochas y las sendas del ganado alrededor del lago Calima, buscando amor…un amor sobre el agua que el viento azotaba, un amor entre las piedras del borde del agua, un amor entrelazado en odas y pensamientos que el mismo viento arrimaba a la costa del cerebro…
amores pasajeros
amores imposibles
amores extranjeros
amores paranoicos
amores caprichosos
pero el amor que picaba el cuerpo, no venia de cuerpo de mujer, porque la miro bastante cuando ella se sentó en calzoncillos de hombre, al frente de él aquella mañana después de la lluvia nocturna… descalza, sentada sobre una silla del comedor de plástico barato, con sus dos pies asentados sobre el borde del asiento, donde reposaban siendo abrazados por sus delgados y largos brazos, sosteniéndolas a la altura de la rodillas… podía ver la frescura de mujer, la piel blanca y rosada que palpita sentires, las manos delgadas que describían movimientos en el aire mientras conversaba con esa voz particular que tiene… las formas de mujer que eran como piel de él, allá afuera, expresada en forma femenina… lo más probable era que ella no lo hacia a propósito, lo más probable es que así son las mujeres, simplemente están allí y ya, pero como a nosotros nos entran es por los ojos, entonces esas formas gravitaban por entre sus entrañas, creando eclipses y cataclismos de amor…
pero eran unos amores de piel… que se resultaban volviendo atracciones físicas solamente… y entonces siguió caminando por entre el lago… porque ese amor, venia de otro lado, de un lado desconocido, ahora ya no se ponía a pensar en como solucionar ese enigma, o como deletrearlo, si de todos modos lo que dijera, seguiría sin sentido…
no entendería naides
…como para dejar de escribir sobre papeles desnudos y parar de hacer guiones sin canciones hollywoodenses… y el agua del lago seguía fría, como neutra, sin querer tomar bando, no se inclinaba por la bella y dulce flor de Austria, pero tampoco por el capullo del Darien. Ese capullo era fino y tenía las líneas elegantes de una futura dama para algún posible prospecto de amor venidero al estilo telenovela, tal vez…
al final del día, después de 17km de ida y otros tantos de venida, llego a desembocar a la represa… ya no iba descalzo, calzaba las botas viejas que encontró en la manigua, eran de guerra, a lo mejor de un pobre soldado decapitado por el miedo y el amor, como la canción aquella que pregunta que donde están las muchachas, que se las llevaron los chicos, que fueron a la guerra y luego de estar sepultados bajo la tierra en selva colombiana, les nacieron más flores a sus poemas, de entre gotas de sangre que soltaban…
en la represa dejo la cámara digital vieja sobre el piso de cemento, y alguien que pasaba por ahí y le gusto, se la cambio por un parapente, y entonces se tiro en él desde la represa de Anchicaya o del Calima, como la llamen, buscando entre el aire y la selva abajo burbujeante, un trozo de nube que le trajera el recuerdo de un Andrés Empantanado más moderno, menos suicida, menos tímido, más arriesgado a vivir, porque vivir es un camello, y para asesinar a alguien en cuatro letras sobre papel vacío, es bien fácil, como si me diera la gana ahora, en este mismo instante, de asesinar al man que va montado y agarrado al parapente… le mando un viento brusco, lo estrello contra la manigua, lo pongo a que sufra y sufra, y de comer le hago pensar que lo que se le parecieron champiñones, son realmente hongos alucinógenos, de aquellos de Andrés y de Pance… y el pobrecito, después de cinco días de cruzar la selva del Pacifico todo alucinado, pensando que había llegado a la altura de San Cipriano, lo pongo a que se encuentre con el campamento del mono Jo-Jo, y como el tipejo este es medio blanquito, entonces lo confunde la guerrilla con un gringuito come-hongos, y de pura piedra y de una, le perforaron el cuerpo lisérgico, con semillas de acero made in USA, a lo caricatura tipo Boggie el Aceitoso, o como se llame ese man, y allí muere el pendejo poeta, el miserable apatrida, el estupido nómada, el mal-parido sin tierra… y yo diría que aquí el cuento se acabo, y nos pillamos y chao y que tal… pero no, no soy tan sublime en el atrio de lo urbano suicida, como el señor de gafas empantanadas, no, soy mas bajo que la calle Quinta echando pal sur, soy más podrido que el basurero de Navarro, no puedo escribir pa nadie, ni pa naides, menos pa mi mesmo, porque al rato, me sumerjo en un río de aburrimientos sobre las cosas que hice antes… entonces como es pues parce… pues nada… no tengo la culpa si por el cerebro pasan a cada rato, un desfile de letras que si no me quitan el lapicero de la mano, quedo sepultado en una montaña de letras…
y ya punto, no más, que cagada eso que crear tramas, principios, medios y fines a historias, hizque pa que las entiendan… lo que pasa a veces, es que se dan historietas al otro lado de la ciencia ficción, es como una comixlandia y nada se mueve en forma linear, todo da brinquitos y saltitos, hasta que queda uno colgado del paladar de cualquier come-imágenes…
al tipo que camino 17km de ida y no se cuantas de vuelta en el lago Calima, pues no lo busquen más, se murió, lo mato la narcosis del pensamiento valluno, lo enterraron los pescadores del río Cauca a la altura de la “Y” en Yotoco y la otra que va pa Buga, no se torció mas, porque no había más, se la fumo toda el Peru y la Malla en un fin de semana…
pero se fueron los tres, el Peru, la Malla y el Luigi, hizque pa la represa, pero a caballo, por pura loma alta, donde vivían los monos aulladores, y al ritmo de su música, llegaron los tres parceros abajo, donde se divisan las murallas de concreto que hizque detiene las aguas del lago Calima, y adivinen qué, se pusieron a mirar pa’rriba, y de mirar y mirar, se les dibujo en ese cielo friíto de la manigua Darienita, un man por allá trepado en un hizque parapente, hizque con ganas de bajarla, pero que no sabia como era. Entonces cojio el Peru y zuas, le tiro un lazo, de esos de enlazar ganado, porque lo que es el Peru y el Luigi, son es puro cowboys de esos urbanos, con pecueca de la sexta, bareto del popu y brújula de las que dan vueltas y vueltas y no encuentran el norte, ni ningún norte y menos el ténor, porque lo destruyo la Clarisolcita esa…
pero bueno, volviendo al cuento, el Peru, pum, que zuas tira el lazo, y coje a ese man del parapente de una pata, amarra el otro extremo a la silla, y déle, sale disparado con sus parces, y ese man del parapente, que traz, traquete y que pum se da en la madre y lo azotan sobre la carretera mas allá del Comfandi, pa que se baje de esa onda de andar despabilado cambiando la cámara digi que le regalamos por un puto parapente, que el Perro coja su aparato y se lo lleve a la otra cordillera, si o no viejo Rope, todo bien parce, lo que pasa es que a tipos como ese man, no se le puede soltar parapentes, porque después no saben como aterrizar cuando se les termina el viaje de hongos y quedan todos turuletos y a lo mejor se pierden del todo…
entonces se bajaron el Peru y el Luigi y lo recogen con el cerebro hecho papilla, recogido con cuchara de palo hizque pa que no se dañe el asfalto de la carretera, y como ese cerebro ya no le sirve pa naa, menos pa pensar, le ponen uno de caballo, era de una yegua que ya no lo necesitaba, porque le saco un ojo, el tarado del empleado del Peru, y como con un ojo, el caballo no necesita pensar, se lo sacaron y le metieron una guayaba, y el piensa-piensa de caballo a ese man del parapente, entonces como no sabia como se llamaba, de lo atolondrado que quedo después del azoton, le pusieron que Care-Caballo…y así se quedo, el Care-Caballo, la Malla, el Peru y el Luigi, todos a caballo, de vuelta a la pesebrera…
por la tarde cayeron la Mónica y el Matías, que hizque querían hacer algo… entonces llenaron la bolsa de algo de retaque, y así y todo, el parche se fue de viaje a caballo por toda esa mano de montaña que ahí allá en el lago… hasta que se perdieron de vista
hasta que se fueron con el infinito de las nubes que pasaban
y se iban, y no quedo nadie, sino yo, ahí sentado, descalzo, desnudo por dentro y tiritando de un frío como raro y no se movía nada, al viento se lo habían llevado los 6 jinetes del viento, y yo, allá solo como una hueva, mirando agua y más aguas… entre más se alejaban los jinetes, más se llenaba de agua ese lago Calima, hasta que parecía que el agua se iba a desbordar y caer allá, al valle que dicen es del Cauca, quien será ese man Cauca… o será una princesa indígena Calima?... nada, no se… el lago se lleno, los jinetes de largaron y termino el agua llenándome el casillero de los sueños… y cuando no aguantaba más, cuando parecía que me iba a ahogar de verdad, porque ya estaba era pálido de aguantar con tanta agua encima, que de pronto escuche ese plum leve, sutil e interno de cuando se corta el alarido de un sueño que esta haciéndole gárgaras a uno porque es pesadilloso, y termino despertándome como cuando me despertaba en Alemania después de una corrida nocturna, más perdido que el hijo de Hitler, porque no sabia donde estaba y pa colmo de la película, toda la Leute le hablaba a uno en Deutsch… pero no, era acá, más acá, sobre mi cama de apartamento Hollywoodense, mirando pa ese letrero estupido que hizque el nuevo dueño del terruño lo va a quitar y poner en su lugar el nombre de él, hizque se llama Chuchanegra, ese de Connan el bárbaro gobernador hitleriano con esposa salpicada del maleficio de los Kennedy, por haberle robado un besito a la MM.
Ya ven pues en lo que va este enredo, por ser apatrida, nómada y mal-parido… termina hablando de todo y de un resto de cosas imposibles de digerir y no tan ciertas… el agua, se derramo de todos modos y se fue pal Cauca, y este se inundo tanto, que de playita, quedo la loma de San Antonio, allá en la Iglesia de las monjitas, y todas con túnicas mojaditas, salían a dar la misa en la playita, que ahora se llama la playita de Calima, en memoria de los 6 jinetes del apoco-lipo…
Como ya no habían valles, sino lagos Calimas, entonces me fui a vivir a la punta del pico mas alto, con los monos aulladores, al otro mono, al Jo-Jo, lo habían encontrado ahogado en su hamaca guerrillera… los monos aulladores era todo lo que tenia de compañía. Cuando una tarde mirando al cielo como bobo, vi unas aves que volaban desde el norte, y se me parecían como gallinazos, pero cuando estaban cerca, me di cuenta que eran el Care-Caballo, el Peru, el Luigi, la Malla, la Mónica y el Matías… y ahí si pues, con migo quedamos como los 7 fantásticos, todos metidos en esa casa del club náutico allá arriba, pero como era gigante esa casa, pues a cada uno le toco su propio cuarto… en el establo teníamos a los 7 caballos y en la cocina un resto de verduras y frutas, porque a la Malla le gustaba hacernos todos los días brunches y andábamos requetellenos hasta caer el día otra vez.
Recuerdo que como ya nadie venia de Cali al lago, pues que iban a venir, si no venían antes cuando había un lago normal, menos ahora que el lago siguió de largo hasta San Antonio, Piendamo y Pereira, entonces, nos dedicamos a hacer carreras con los caballos, mi caballo era el Mambrú, si, hizque se fue a la guerra y que dolor que dolor que pena, Mambrú se fue a la guerra y no se cuando vendrá, que do re mi, que do re fa, no se ni tengo idea cuando vendrá. Pero esa guerra se acabo del todo, pues los guerrilleros se ahogaron todos y los paras están encanados, a los narcos los extraditaron donde el tío Sam y los gamines que roban y dan lata los están persiguiendo esa tracamanada de policías bachilleres pa no quedarse sin empleo
Así que corrimos montañas arriba y luego decidimos echar pa bajo, pa la manigua del Pacifico, a ver hizque quien llegaba primero al mar, hizque a Juanchaco, como allá teníamos donde quedarnos, hizque en el parche del Iván, entonces que trote abajo a millón, y los mejores jinetes resultaron siendo la Mónica y la Malla, porque el Care-Caballo, cuando se sentaba en el caballo de él, pues se quedaba como pepo y siempre iba de ultimo… al rato llegamos a San Juan de Ladrilleros, ese paso ultimo por los manglares, les toco a los caballos volar por encima, los manglares son tenaces y llenos de Jaivas… entramos en la casa del Iván luego de soltar los caballos para que descansaran, comieran hierba, trotaran y se pusieran a jugar por ahí a lo salvaje… la casa de Iván no tenia nada, sino una vista espectacular, estaba construida sobre el acantilado, entonces nos pusimos con el Peru y el Luigi a hacer cosas como muebles… que el comedor largo pa tener donde retacar y que los butacos y otras cosas útiles por ahí, mientras que la Malla, la Mónica y el Matías se fueron a buscar comida al monte, solo el Care-Caballo se sentó en posición de loto a mirar el sol, en como bajaba este buscando amar durante toda la noche a la mar… al caer la tarde ya teníamos casa con cosas y comida ventiada… comimos como cocodrilos y nos fuimos de boronda por la playa de Ladrilleros, no habían casas allá abajo ya, el mar se había dado a la tarea de cambiarla la cara geográfica a la playa y entonces ahora la movida era en la Barra. Llegamos allá y había gran algarabía, vimos cámaras y actores y un resto de ondas; parecía que estaban filmando una película y entre el bulto, reconocí a la flaca Sofi, que hacia de camarógrafa, que chévere fue verla y nos invito a su parche, y no pues la rumbita que nos pegamos esa noche fue la tenaz, hasta el Matías de solo 7 años bailo con todos nosotros alrededor de la fogata toda la noche… los bongos y la guitarra sonaban… la dulzaina apaciguaba la sangre caliente, y a eso de la madrugada nos quedamos todos por ahí desparramados, hizque dormidos hasta el otro día, cuando el sol le dio por calentar barrigas y narices… la Malla como no esta acostumbrada al trópico y no se puso bloqueador, pues se levanto roja como un tomate, con una sonrisa nórdica Saami que trae pintada entre cachete y cachete. Nos fuimos al mar, pa despertar la locura que nos acobijaba de la noche de luna llena anterior, y nos pusimos fue a surfear las olas con el cuerpo, tanto surfiamos y se nos olvido todo, que cuando nos dimos cuenta estábamos otra vez en el lago Calima… no me di cuenta como es que era la movida de lo que pasaba, o era lo alucinógeno de los champiñones, o es que aun permanecía dormido y se me untaban los sueños con la realidad. La nota es que el aire estaba demasiado limpio en el lago Calima aquella mañana, los colores eran más brillantes y mas intensos… cuando coji una guayaba de un árbol de por ahí, parecía que tenia un brillo especial, me la comí y al terminar el día, de tanto comer guayabas con brillo, que cuando me mire al espejo, no me veía era nada de tanto brillo que me salía del cuerpo…
Las luces se comenzaron a mezclar la una con la otra, los colores se fueron diluyendo, volviéndose luces… los árboles se volvían luces, y todo alrededor, hasta el sonido de las aves y de los monos aulladores, se volvieron luces también en aquel día… voltee a mirar a mis amigos y todos se habían transformado en diferentes rayos de luz cada uno… me uní a ellos y nos volvimos como un solo rayo de colores que iluminaba el camino… el Care-Caballo sonreía, y Matías que hablaba todo el día, ya no decía nada, los rayos de nuestras luces, al tocarse con las de los otros, ya se sabia el cuento cada uno y no teníamos que perder tiempo hablando… y así, como un rayito de luz, salimos disparados hacia el espacio sideral a millón y en pura, hasta que nos perdimos y nadie volvió a saber nada de nosotros, además, nadie de verdad sabia nada, pues todos se habían ahogado aquel día en que el lago Calima se inundo de agua. Pues de que mas se va a inundar un lago, no va a ser de cerveza, no pues… fin ya, se acabo la leedora y chao nos pillamos en otra historia.
Por: F L O W
2-2008