Castillos de España

España es tierra de castillos, a lo largo de toda su geografía, que constituyen un puente levadizo hacia nuestra historia y nuestra forma de vida en otra época, además de dejar constancia de retos y conquistas grabados en piedra para la posteridad.

Los castillos y fortalezas son auténticas obras arquitectónicas de indudable envergadura y valor cultural, cuyas almenas, torres y torreones escoltan el entorno y hacen retroceder en el tiempo a todos los viandantes. Desde Niumba, te acercamos a una cuidada selección de los 20 castillos más espectaculares de España, con tintes góticos, mudéjares, musulmanes o renacentistas.

El Castillo de la Mota, de gran importancia histórica, fue un enclave defensivo fundamental en la meseta castellana, y los Reyes Católicos ordenaron construir una barrera defensiva de gran envergadura para la época. También sorprenden hoy en día sus solemnes galerías subterráneas y pasadizos.

El Castillo de Butrón es una verdadera joya medieval, cuya majestuosidad parece estar anclada en la historia. Fue el escenario de las luchas de poder de los señores de Butrón, y lo restauró el marqués de Cubas en el S.XIX. Destaca su Torre del Homenaje, de gran altitud, que supervisa a cada visitante que osa penetrar sus muros.

La historia nos regala a la vista esta fortaleza-palacio que acogió a los más poderosos linajes gallegos, como los Fonseca o los Duques de Alba. Se alza sobre la colina de Monterrei, entre Sanabria y Ourense, y brinda a los visitantes espectaculares vistas del río Támega y Verín.

Imponente y austero se presenta el Castillo de Bellver, en Palma de Mallorca, que puede atisbarse desde una buena parte de la isla. Fue inicialmente concebido como residencia real, y a partir del S.XVIII pasó a ser una prisión militar. Un punto clave a destacar es que es de los pocos en Europa con planta circular, y hoy en día parece estar coronando la sierra de Tramuntana.

Fortaleza medieval donde las haya, que se ha mantenido en pie desde el siglo X. El Castillo de Javier significa mucho para los peregrinos, a los que hospeda durante la peregrinación de la ”Javierada”, según la tradición, y puede visitarse a lo largo de todo el año.

El Palacio Real de Olite es la máxima representación del viejo Reino de Navarra, cuyo artífice fue el rey Carlos II entre los S.XIV y XV. Se suceden tras sus portones estancias, galerías, patios y jardines, con espléndidos exteriores y dependencias en las que duermen leyendas de aquella época.

Asentado entre dos ríos, existe la creencia de que el Alcázar pudo ser fuente de inspiración para Walt Disney y su castillo de la Cenicienta, con el que guarda una indiscutible similitud. Aquí vivió el rey Alfonso VIII, y está constituido por un conjunto arquitectónico de varias edificaciones con una confluencia de estilos: románico, mudéjar, gótico y renacentista.

En pleno monte de Santa Catalina, fue inicialmente construido como torre vigía, desde donde el ejército de Napoleón controlaba toda la provincia, incluyendo la zona de Sierra Morena. Logró resistir el paso de las tropas napoleónicas y terminó conviritiéndose en hospital durante el asalto francés.

El Castillo de Coca tiene una fama ganada de ser precioso, y todo visitante queda embelesado ante su proliferación de elementos artísticos gótico-mudéjares. Ha sido declarado Monumento Histórico Nacional, y cuenta con un asombroso sistema defensivo digno de estudio para su tiempo. Destacamos también su torre del homenaje y su bóveda de nervaduras góticas.

Una maravilla del S.XII que marcó la historia de Sigüenza, con imponentes torres y almenas que le confieren un carácter rígido y majestuoso. El Castillo de Sigüenza dio cobijo a las altas esferas eclesiásticas de la época y hoy pueden apreciarse vestigios como el portalón del Hierro o la Travesaña Alta.

Castillo de la Orden del Temple, que donaron los reyes leoneses como fortaleza y defensa en la ruta del Camino de Santiago. Ha sido ampliado multitud de veces, pero hoy en día sus visitantes siguen sintiendo el peso de la historia ante esta fortaleza con torres de cuento, que parece estar sacada de una historia de caballerías.

Los vizcondes de Peralada libraron una batalla contra Francia en 1285, y vieron cómo elCastillo de Peralada quedaba destruido. Pero decidieron no desfallecer y construir uno nuevo, a la moda francesa y con las mayores comodidades de la época, incluyendo un pintoresco jardín. Destaca su deslumbrante fachada oriental, de estilo renacentista.

En León hubo 40 reyes antes que en Castilla leyes, dice el refranero. El Castillo de Peñafiel lo construyó el rey de León Ramiro II, en el S.X, y hoy queda para la posteridad como una muestra ejemplar de la arquitectura medieval. Su torre del homenaje parece escoltar el conjunto, y pasó por valientes linajes castellanos desde que el conde Sancho García declaró solemnemente que en adelante, esta sería la peña más fiel de Castilla.

Castillo al más puro estilo románico, como una de las icónicas representaciones de esta arquitectura que cautiva la vista la sencillez y presencia de la piedra escuadrada. El Castillo de Loarre ha sido escenario de películas y su muralla se ha mantenido inquebrantable hasta nuestros días, desde que lo mandó construir el Rey Sancho III en el siglo XI. Está considerado como la fortaleza románica de referencia en Europa.

También se le conoce como la fortaleza de Molina de los Caballeros, y fue construido sobre un antiguo castro celtíbero, disfrutando de una ubicación estratégica entre Aragón y Castilla. En el S.XII se convirtió en la manzana de la discordia entre los andalusíes y Alfonso I de Aragón, que logró hacerse con él y se lo entregó a la familia Lara. Sus torres de defensa no dejan lugar a dudas del despliegue de artillería que hubo de ser necesario.

El Castillo de los Mendoza es uno de los más valorados de estilo gótico isabelino, que lleva el nombre de esta familia noble porque encargó su construcción Diego Hurtado de Mendoza, hijo del Marqués de Santillana. Tiene cuatro torres, un patio interior porticado perfectamente conservado y una hermosa galería gótica en el primer piso. En una de esas tardes de invierno, puedes atravesar el túnel del tiempo con una de sus visitas teatralizadas, en las que te llevan y te cuidan personajes del S.XII.

Flanqueando el paso al Estrecho de Gibraltar se encuentra el Castillo de Guzmán el Bueno, que adquirió protagonismo entre los siglos XVI y XVII como baluarte defensivo. Más adelante, proporcionó refugio a las tropas hispano-británicas durante la Guerra de la Independencia (1811-12), frente a los franceses. Se puede visitar para sentir la magnitud de la hazaña de don Alonso Pérez de Guzmán, que prefirió sacrificar a su hijo antes que entregarlo a los musulmanes, lanzando un cuchillo desde el torréon para que lo matasen.

El Castillo de Almodóvar del Río alberga elementos de diversas culturas y estilos artísticos, con origen musulmán en un principio. Se empleó como castro romano, y poco a poco se fue ampliando durante la Edad Media, para brindarnos al paso de los siglos fantásticas panorámicas desde sus imponentes torres, sus almenas y su patio de armas. Puedes visitar sus estancias y dejarte impresionar por la sala del rey, o temblar en la cámara de las torturas.

Ubicado en la localidad leonesa de Valencia de Don Juan, el Castillo de Coyanza tiene un gran valor histórico como muestra de arquitectura gótico-militar. Aparece esbelto en la vertiente del río Esla, y está construido en una piedra elegante y austera, de la que se conservan solo algunos muros y ventanales. Ha sido declarado Monumento Histórico nacional.

Considerado como la fortaleza medieval más significativa de Cataluña, el Castillo de Cardona es de estilo románico y gótico, y perteneció a los duques de Cardona en el S.XV. Puede visitarse como conjunto monumental, para recorrer su fortaleza restaurada y algunas partes históricas, como la Torre de la Miñona. También destaca su Sala Dorada y la Sala dels Entresols.