FEDERICO EL MOTOCICLISTA
Por Antonio Soriano
FEDERICO EL MOTOCICLISTA
Por Antonio Soriano
Creo que ya muchos conocemos al Federico Académico e intelectual que siempre tenía un chiste para amenizar cualquier ocasión, sin embargo yo no escribiré sobre el Federico científico, académico y alegre sino del “Federico Motociclista”.
Cómo no olvidar la primera vez que ambos tocamos el tema, fue cuando él vio mi casco a un costado de mi asiento dentro del salón de clases, él solo sonrió y me dijo: “yo también soy motociclista”. Desde ese momento surgieron varias pláticas entre nosotros, una pregunta llevó a otra y fuimos construyendo un fuerte lazo de amistad gracias a esta pasión.
Tras el paso del tiempo, ya como colega de Federico dentro del DPyE, un día recibí su invitación para ir a desayunar con él a una cafetería dentro del bosque de Chapultepec muy cerca de la fuente de las Ninfas. El tiempo hizo que esto ya fuera una reunión obligada de todos los primeros sábados del mes donde nos sentábamos a platicar, no sobre estadística ni de cuestiones académicas sino de motos. Federico se emocionaba contándome historias sobre cómo eran sus viajes en moto; de cómo fue creciendo su pasión por esto y sobre todo de cómo disfrutaba darles mantenimiento él mismo.
Una tradición de estos desayunos era también ver las motos de los demás compañeros motociclistas, era un agasajo visual, había motos de todos tamaños, dimensiones y cilindradas, unas muy poderosas otras no tanto, cada que hacíamos este recorrido prácticamente nos deteníamos a elogiar cada una de las características de las motos ahí estacionadas.
Un punto importante de esta historia es que dentro del mundo del motociclismo hay una forma de medir la pericia del piloto de una moto observando únicamente la llanta trasera de la misma, básicamente si la llanta esta desgastada por los lados implica que el piloto tiene gran control en las curvas, llantas así son de motociclistas que no temen “ladear” la moto en una curva. Por el contrario llantas con poco desgaste en las orillas hablan de pilotos poco experimentados y con temor de tomar curvas a altas velocidades.
Recuerdo cierto día, viendo motos y basándonos en el desgaste de la llanta trasera íbamos clasificando quien era buen o mal piloto de cada una de esas maquinas, tras ver varias llegamos a la moto mas importante: ”la moto de Federico”, era una moto Yamaha Deportiva que mostraba orgullosamente una llanta trasera prácticamente nueva de los costados y muy desgastada del centro, en ese momento ambos nos quedamos serios viendo aquella llanta, estoy seguro que ambos sabíamos lo que pensaba el otro, pero Federico fue el primero en decir : “Toño: es que el miedo no anda burro” a lo que le dije “tienes razón”….
Sin duda un honor haber compartido esta pasión con Federico.