Antes de sumergirnos en la evaluación, debemos tener claro que tanto la nueva ley como la antigua optan por el modelo competencial, un paradigma aceptado a nivel mundial que pone el acento en las destrezas a desarrollar y no sólo en los instrumentos que las van a calificar.
Esto es clave para después entender cómo trasladarlo a nuestras programaciones.
Ya no son suficientes los aprendizajes tradicionales y estáticos basados en la transmisión de unos contenidos. Hoy es necesario aprender constantemente: ser competentes.
La Evaluación por Competencias, desde un marco contextual y conceptual, procura que no sólo se prepare al alumnado en conocimientos, sino también para afrontar situaciones de la vida.
No podemos ofrecer propuestas cerradas ni manuales, sino herramientas. Evaluar competencias conlleva evaluar procesos en la resolución de situaciones-problema.
Una competencia es un desempeño. La competencia ideal es aquélla que integra conocimientos, habilidades y actitudes de forma práctica y creativa en tareas relacionadas con la vida cotidiana. Hay que integrar saber, hacer y ser.
Los conocimientos, las destrezas y las actitudes de cada competencia forman las tres dimensiones:
Cognitiva (conocimientos)
Instrumental (destrezas)
Actitudinal (actitudes y valores)
La ley de educación marca siete competencias clave en las que debemos educar desde todas y cada una de las asignaturas. Pero eso es muy genérico. Por eso, cada asignatura está dividida en bloques de contenido, que marcan unos criterios de evaluación (objetivos), que, a su vez, se concretan en unos referentes de evaluación (criterios de evaluación en EI, estándares de aprendizaje en EP, ESO y BTO o resultados de aprendizaje en FP).
Básicamente, un referente de evaluación marca qué pretendemos que sepa hacer nuestro alumnado. Cuanto más sencillo sea el referente, mejor. Y la normativa nos pide que lo redactemos en tercera persona del singular del presente de indicativo: SABE HACER ALGO.
Cuanto más claro sea el referente, más fácil será pensar el instrumento con que lo evaluaremos y la manera en que lo vamos a calificar.
Porque no olvides que con el sistema competencial, lo que evaluamos son destrezas (estándares de aprendizaje) y abandonamos el modelo instrumental (que centraba la evaluación en las pruebas, exámenes, actividades...). Es un salto paradigmático que hay que comprender bien, porque no es que no vayamos a hacer exámenes, sino que las notas son las de los estándares evaluados y no las de los instrumentos empleados. Por eso es fundamental entender el modelo. Un ejemplo:
MODELO INSTRUMENTAL
"Para aprobar la evaluación hay que aprobar un examen al final de cada tema y un examen global, que vale el doble. Aparte, la libreta y los ejercicios que corregiremos en clase". Es un modelo basado en los instrumentos de evaluación.
MODELO COMPETENCIAL
"Para aprobar la evaluación, esto es lo que tenéis que aprender. Al lado del referente tenéis la manera en que voy a calificarlo. La nota saldrá de la media ponderada de todos esos referentes". Es un modelo que se basa en las destrezas y las deja claras desde el principio, como una guía de evaluación. Como profesores este sistema nos obliga a saber en qué está fallando cada alumno o alumna, y no tanto cuántos exámenes o trabajos está aprobando.
El primer gran esfuerzo que hay que hacer es revisar, simplificar y redactar bien los referentes de evaluación (criterios de evaluación, estándares de aprendizaje o resultados de aprendizaje), de forma que sean muy útiles para el profesorado. De lo contrario, nos complica mucho el trabajo.
Proponemos el siguiente plan para llevar a cabo en las distintas etapas, niveles y departamentos:
1. Estudiar la utilidad de cada estándar que nos propone la administración (pensando en posibles instrumentos dentro de las unidades didácticas de la programación). Hay que tener en cuenta que los estándares nos obligan a evaluar aspectos que no parecen propios de nuestra asignatura, pero son competencias clave que debemos favorecer. No hay que dejar sólo los estándares propios de los contenidos de nuestra asignatura.
2. Simplificar estándares y hacer concreciones con lenguaje sencillo y frases cortas. Se puede hacer un estándar que aglutine varios estándares. Incluso podemos aglutinar varios criterios de evaluación en uno solo, siempre y cuando tengan relación y no se desvirtúe la programación. También podemos elegir la Competencia Específica como referente evaluable.
El estándar debe reflejar una destreza, es decir, SABER HACER ALGO
Cuanto más sencilla sea la formulación del referente, más fácil será evaluarlo.
3. Estudiar muy bien el peso de cada referente: la ponderación. Según la legislación, se puede ponderar de varias formas (mediante porcentajes o de forma independiente). Un sistema que hemos experimentado ya y resulta útil es ponderarlos de forma independiente con tres niveles: con un uno, un dos o un tres. Es decir, considerar qué referentes valen lo mínimo (1) el doble (2) o el triple (3). Todo en función de tres variables: el tipo de pensamiento que pone en acción, según la taxonomía de Bloom, la importancia que tiene en el contexto de nuestra programación y la dificultad que entraña su consecución. Os hemos incluido al final de esta página una herramienta que hemos creado para facilitaros la difícil labor de ponderar: el PONDERADOR DE REFERENTES. Es una herramienta que pondera los referentes de forma independiente, por su peso en sí mismo, y plantea considerar un valor 1 para los referentes que pongan en funcionamiento pensamientos de orden inferior y un valor doble o triple conforme se acerquen a los de orden superior. Usando el PONDERADOR lo entenderás mejor.
Debemos valorar también si es conveniente marcar como referentes mínimos algunos estándares, por considerar que son destrezas absolutamente necesarias para aprobar esa asignatura. Recordad que aquellos estándares que marcamos como mínimos, si se suspenden, suspenderán la evaluación (aunque la media le salga aprobada). No recomendamos marcar muchos mínimos.
4. ¡OJO!: No convertir los referentes de evaluación en instrumentos. No son la misma cosa. Por mucho que nos parezca que un estándar se ajusta a un tipo de actividad que yo ya realizaba, no podemos confundirlos. Una cosa es la destreza y otra el instrumento que uso para evaluar su nivel de competencia en esa destreza.
Por ejemplo:
Referente: “Comprende listenings fáciles” > Instrumento: “Listening 1ª Ev.”.
Referente: “Comprende listenings de dificultad media” > Instrumento: “Listening 2ª Ev.”.
Referente: “Comprende listenings complejos” > Instrumento: “Listening 3ª Ev.”
Pero sería un error poner como estándar “Listening”, porque eso no es una destreza.
De cada referente de evaluación deberíamos tener claros los siguientes elementos:
Todo esto podrás dejarlo reflejado en la programación de Qualitas Educativa.