BIOGRAFÍA:
Catalina de Erauso, fue una escritora española del Siglo de Oro, hija de Miguel de Erauso y María Pérez de Ace Gallarraga, nació el 10 de febrero de 1592, en San Sebastián. Fue militar, monja y escritora. Catalina se hizo pasar por varón, para poder lograr escapar del convento religioso en el que estaba, utilizó varios seudónimos de Alonso Díaz, Alonso Ramírez de Guzmán y Antonio de Erauso. Al escapar del convento se convirtió en prófuga, lo cual utilizó para narrar su autobiografía, lo que le otorgó una gran fama. Catalina falleció en 1650 en Virreinato de Nueva España.
Obras de Catalina de Erauso:
Sus obras más importantes son:
."La historia de la Monja Alférez" (1626): Esta autobiografía narra la vida de Catalina de Erauso desde su infancia en España, su huida del convento en el que fue recluida, su vida como soldado en el Nuevo Mundo y sus numerosas aventuras y duelos.
"Carta de la Madre de Catalina de Erauso" (1620): En esta carta, la madre de Catalina de Erauso relata el descubrimiento de la identidad masculina de su hija y su posterior fuga del convento.
"Relaciones de Catalina de Erauso" (1630): Esta obra es la autobiografía escrita por Catalina de Erauso, en la que relata sus aventuras y peripecias como mujer disfrazada de hombre. Es considerada una de las primeras obras de literatura feminista de la historia.
"Carta al Rey" (1620): Catalina de Erauso escribió esta carta al rey Felipe IV de España para solicitar su perdón y pedirle que le permitiera regresar a su país natal. En ella relata su vida como soldado y narra las injusticias que sufrió durante su exilio.
Fragmentos de sus obras:
La Historia de la monja Alférez; Capítulo I: "Estando ya las monjas en el coro y comenzados los maitines con solemnidad, a la primera lección llegué a mi tía y le pedí licencia, porque estaba mala. Mi tía, tocándome con la mano en la cabeza, me dijo: «Anda, acuéstate». Salí del coro, tomé una luz y fuime a la celda de mi tía; tomé allí unas tijeras, hilo y una aguja; tomé unos reales de a ocho que allí estaban, y tomé las llaves del convento y me salí".
"(...) por no saber qué hacer con él. Corteme el pelo, que tiré y a la tercera noche, deseando alejarme, partí no sé por dónde, calando caminos y pasando lugares, hasta venir a dar en Vitoria, que dista de San Sebastián cerca de veinte leguas, a pie, cansada y sin haber comido más que hierbas que topaba por el camino.
Entré en Vitoria sin saber adónde acogerme. A los pocos días encontré al doctor don Francisco de Cerralta, (...) el cual me recibió fácilmente, sin conocerme, y me vistió. (...) Estuve con él cosa de tres meses, en los cuales, viéndome él leer bien el latín, se me inclinó más y me quiso dar estudio; pero como yo rehusara, me porfió y me instaba hasta ponerme las manos".