Catalina Clara Ramírez de Guzmán, nacida en Llerena, Badajoz en 1618 y murió alrededor de 1684 o 1685, fue una poetisa del Siglo de Oro. Perteneció a una familia de prestigio. Sus padres eran Francisco Ramírez Guerrero y su madre era Isabel Sebastiana de Guzmán.
Catalina vivió en Llerena, donde se convirtió en una de las mejores celebridades. Participó en reuniones literarias y fiestas sociales. Su vida transcurrió entre la rutina y el desánimo, y estuvo cerca de los avatares de sus hermanos y las correrías juveniles de su hermano Lorenzo. Burlona y divertida para algunos, cruel y cínica para otros, Catalina Clara dejó muchísimos poemas , destacando sus décimas
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El extremeño: una mezcla de novela cortesana y ambiente pastoril, si nos atenemos a las escasas referencias que de ella se tienen, Catalina Clara nos dejó una extensa producción poética en donde va desgranando su existencia bajo una estética marcadamente conceptista, con Quevedo como modelo, de entre la que destacan sus décimas.
Al temor: reflexiona sobre el temor y la esperanza. La autora juega con la idea de que el temor puede ser un obstáculo para alcanzar el bien deseado, pero también reconoce que a veces es necesario para mantenernos alerta y realistas. La esperanza, por otro lado, nos impulsa a seguir adelante, incluso cuando las promesas parecen inciertas. El poema es una delicada exploración de las emociones humanas y la lucha interna entre el miedo y la fe en un futuro mejor.
A la preñez de un drama: En este romance, la voz poética reflexiona sobre el amor y la dificultad de expresarlo plenamente. La autora utiliza recursos conceptistas y una profunda introspección para explorar los sentimientos y las contradicciones del corazón
FRAGMENTOS DE ALGUN POEMA
A la preñez de un drama
Cuando quiero deciros lo siento,
siento que he de callaros lo que quiero:
que no explican amor tan verdadero
las voces que se forman de un aliento.