Las centrífugas, que funcionan a alta velocidad, tienen un gran potencial de provocar daños si no se utilizan correctamente. Las principales causas de accidentes son los rotores desequilibrados, que pueden llegar a provocar la proyección de estos a gran velocidad, y la ruptura y apertura de los tubos, produciendo la liberación de bioaerosoles de agentes infecciosos o de químicos peligrosos. La mayoría de los accidentes de centrífugas se deben a errores de operación. Para evitar lesiones, se deben seguir las instrucciones de funcionamiento para cada marca y modelo de centrífuga que se utilice.
De modo general, siga estos pasos para el funcionamiento seguro de las centrífugas:
Asegúrese de que los recipientes y tubos de la centrífuga estén secos y de que el eje esté limpio.
Utilice juegos de tubos, cubetas y otros equipos específicos o admitidos para cada centrífuga.
Inspeccione los tubos o contenedores en busca de grietas o defectos antes de usarlos y descarte los dañados.
Evite sobrellenar los tubos u otros recipientes para evitar derrames (en rotores de ángulo fijo, la fuerza centrífuga puede hacer que la solución suba en una parte del recipiente).
Nunca exceda la velocidad nominal máxima del rotor instalado y utilícelo según el manual de usuario. No utilice un rotor que muestre signos de daño o corrosión.
Asegúrese de que el rotor esté asentado correctamente en el eje de transmisión.
Asegúrese de que los tubos o recipientes estén correctamente equilibrados en el rotor.
Cierre la tapa de la centrífuga durante el funcionamiento.
Durante el funcionamiento de la centrífuga, nunca se apoye ni mueva la centrífuga, mantenga el área circundante libre de objetos (incluidos todos los materiales inflamables), y no trabaje encima o cerca de la centrífuga.
Asegúrese de que la centrífuga esté funcionando normalmente antes de abandonar el área.
Asegúrese de que el rotor se haya detenido por completo antes de abrir la tapa.
En caso de centrifugar agentes de riesgo biológico:
Abra la centrífuga dentro de una cabina de seguridad biológica.
Si el equipo no cabe dentro, puede cerrar y extraer el rotor completo para abrirlo dentro de la cabina.
Si no dispone de cabina de seguridad biológica, espere 10 minutos después de que el rotor se detenga por completo antes de abrir la tapa, utilice mascarilla filtrante y descontamine las superficies del rotor.
Si detecta sonidos no habituales durante el funcionamiento, suspenda la centrifugación y avise al responsable del mantenimiento del equipo.
Ejecute los mantenimientos y limpiezas recomendadas para los usuarios por el manual del equipo.
Para el uso de ultracentrífugas se aplicarán siempre las mismas normas que en el uso de centrífugas y, además:
Opere la centrífuga, sus rotores y los vasos y otros equipos según su manual de usuario.
Utilice siempre que sea posible vasos de seguridad para contener posibles derrames y prevenir aerosoles cuando centrifugue agentes de riesgo. Abra estos vasos siempre en una cabina de seguridad biológica.
Nunca desbloquee o abra la tapa durante el funcionamiento. Si hay algún parón (por ejemplo, por corte del suministro eléctrico) espere al menos 3 horas antes de abrirla.
Adopte todas las precauciones necesarias siempre que opere la ultracentrífuga en previsión de un derrame y contaminación por los productos en el interior, especialmente cuando sean de riesgo químico, biológico o radiactivo. Las vasos o rotores herméticos no garantizan la protección si se producen accidentes que los dañen.
Nunca centrifugue materiales que puedan producir vapores inflamables o explosivos, ni de reacción exotérmica extrema.
Nunca exceda la velocidad máxima de operación de los tubos, vasos o adaptadores utilizados.
Detenga el funcionamiento si escucha sonidos atípicos durante la operación.
No coloque recipientes con líquidos dentro, sobre o cerca de la centrífuga.
Si escucha algún sonido que pueda deberse a una rotura de los vasos, tubos o el rotor, detenga la operación.
Espere al menos durante media hora después de que se pare el rotor para que los bioaerosoles se posen.
Si es posible, introduzca la centrífuga en una campana de seguridad biológica. Si no lo es, asegúrese de encontrarse en un laboratorio de contención de, al menos, nivel 1 (o el exigido para la manipulación del agente) y aplique las medidas de contención pertinentes.
Utilizando, al menos, mascarilla autofiltrante, guantes y gafas o pantalla antisalpicaduras, abra la centrífuga. Extraiga el rotor y ábralo en una cabina de seguridad biológica. Realice el transporte en un envase o bolsa estancos.
Abra el rotor y retire y deseche como residuo infeccioso el fungible dañado. Efectúe cambio de guantes al terminar.
Vuelque el líquido derramado, sin agitarlo, en un vaso con solución desinfectante apropiada para el agente biológico.
Empape un papel en una solución desinfectante apropiada para el agente y limpie, en orden y desde el exterior hacia el interior de la superficie de cada objeto: la tapa de la centrífuga en su cara exterior e interior, el exterior del rotor, la tapa del rotor en su exterior e interior, el interior del rotor, el interior de la centrífuga. Deseche el papel y los guantes.
Deje secar las partes desinfectadas, y con nuevos guantes, efectúe una segunda limpieza, en el mismo orden, con etanol a una concentración del 70% durante 2 minutos o hipoclorito de sodio al 0,5%.
Si escucha algún sonido que pueda deberse a una rotura de los vasos, tubos o el rotor, detenga la operación.
Si la volatilidad del producto químico es reducida, espere al menos durante media hora después de que se pare el rotor para que los aerosoles se posen. Si no, continúe con el siguiente paso.
Si es posible, introduzca la centrífuga en una vitrina de gases. Si no lo es, asegúrese de encontrarse en un laboratorio en presión negativa y ventilado.
Utilizando, al menos, máscara o semimáscara con filtros, guantes de protección química y gafas estancas antisalpicaduras, abra la centrífuga. Extraiga el rotor y ábralo en una vitrina de gases. Realice el transporte en un envase o bolsa estancos.
Vuelque sepiolita u otro absorbente apropiado para el químico derramado en cualquier lugar donde exista derrame.
Deseche todo el material contaminado como reactivos de laboratorio o, si el químico derramado fuera carcinógeno o citostático, como residuo citostático.
Empape un papel en agua o el disolvente apropiado para el químico derramado y limpie, en orden y desde el exterior hacia el interior de la superficie cada objeto: la tapa de la centrífuga en su cara exterior e interior, el exterior del rotor, la tapa del rotor en su exterior e interior, el interior del rotor, el interior de la centrífuga. Deseche el papel y los guantes. Efectúe una segunda limpieza con agua.