Una imagen de 5,5 MB. es muy grande, aunque en el mundo profesional no es raro encontrarse con imágenes de más de 80 MB. El “peso” de una imagen depende de su destino final.
Las cámaras digitales, te indican la resolución que aplican y te permiten tomar fotografías con distintas resoluciones. Si no se tiene problemas de almacenamiento, es mejor hacer las fotografías al mayor nivel de calidad posible.
Como los tamaños de las imágenes pueden llegar a ser inmanejables y como por otra parte, las capacidades de nuestros ojos son limitadas, es habitual trabajar con imágenes comprimidas, es decir, imágenes que mediante distintos algoritmos, han sido bajadas de tamaño, aunque de ello resulta, inevitablemente, cierta pérdida de información. Por ejemplo, las imágenes JPEG.