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Hozabejas, en las Caderechas (3)

                             Hozabejas es una pintoresca localidad, rodeada de bosques y árboles frutales, situada a los pies de la recién aludida Peña Cironte, y a las puertas del desfiladero por el que transitaba una antigua y estratégica vía de comunicación entre Cantabria y La Rioja. Su alargado perfil urbano todavía conserva el trazado lineal de 'pueblo-camino'.  

Panorámica de Hozabejas desde el Castilviejo (Río Quintanilla)

 Hozabejas, desde los peñascos de Cironte  

Panorámica del término de Hozabejas. Al fondo, el Castilviejo y la Mesa de Oña.

Perteneciente al Ayuntamiento de Rucandio, dista 33 kms de Briviesca, 63 kms de Burgos y cuenta con unos 30 habitantes censados. Su altitud es de 739 m. Riega sus fértiles campos el río-arroyo  de su mismo nombre  ('truchero' hasta no hace mucho tiempo) que nace en las entrañas de la imponente Roca.  

Entrada a Hozabejas desde Río Quintanilla.  

Cuenta con dos templos: la Iglesia parroquial de Santa María (sin culto) y la ermita del Santo Ángel, a cuyos pies brotan, fresquísimas, las aguas de una fuente que toma de ella su benéfico nombre.  

Recorriendo sus calles se puede contemplar -ya restaurada- una llamativa obra arquitectónica del siglo XVII. Se trata de un acueducto construido para conducir las generosas y represadas aguas del río hasta las huertas de su margen izquierda (más adelante nos detendremos a comentar su breve pero curiosa historia).

Los más antiguos del lugar nos hablan de la existencia de una explotación de caolín,  activa hasta  el primer tercio del siglo XX.

La carretera atraviesa el pueblo en un par de cerradas curvas que permiten ganar altura y acercarse hasta la entrada de la estrecha y profunda hoz que está en la raíz etimológica del nombre de Hozabejas.  

 Entrada al desfiladero, camino a Escóbados 

Dentro aún de su término territorial, hay que continuar unos kilómetros en dirección a Escóbados de Abajo para percibir toda la grandeza natural del desfiladero. Mientras sus laderas inferiores aparecen cubiertas por una espesa masa vegetal  -en la que se entremezclan chopos, alisos, arces, fresnos, tilos, quejigos, encinas y pinos-  las zonas más elevadas se resuelven en vertiginosas cresterías calizas en las que tienen sus nidos un gran número de buitres leonados, águilas reales, alimoches, halcones peregrinos y búhos reales. 

También se descubren en lo más alto las múltiples entradas a un laberíntico complejo de cuevas que son conocidas como "Las Narices" y en las que es posible que existieran pinturas rupestres de origen paleolítico. (24) 

  Entrada principal a "Las Narices" 

(En el apartado Documentos encontrarás un estudio técnico que sobre ellas hizo, años atrás, el grupo espeleológico Edelweiss).