“Mi hermana Elba”, de Cristina Fernández Cubas, protagonizada por niñas, trata uno de los temas generales de todos sus relatos: la infancia.
El relato es narrado por una persona adulta a través de encontrar un viejo diario escrito en su niñez, en este se da cuenta que su infancia está plagada de errores y recuerdos de juegos de niña y de su familia. Los recuerdos de la niña que fue funcionan como el motor de la persona adulta que ahora es.
En cuanto a la conciencia infantil, esta aún no está sometida a códigos estrictos y normativos, y una carencia de valores morales,lo que lleva a que la niña no haga una buena distinción entre el bien y el mal. Un ejemplo claro lo encontramos al final del relato, momento en que Elba fallece y su hermana lo relata en su diario con frialdad y antepone un beso de un chico, Damián, a la situación que está viviendo, resaltando que ese día fue el más feliz de su día.
Aparecen lugares sobrenaturales o inexplicables denominados "escondites" que pueden darse en la niñez o en personas que supuestamente son discapacitadas, como es el caso de Elba, quien tiene una gran facilidad para hallar estos lugares.
Por otra parte también podemos observar el paso de la infancia a la madurez, donde se renuncia o abandona los dones de la infancia y de sus territorios, donde no hay fronteras entre la realidad y la fantasía, lo posible y lo imposible; una frontera tan clara que separan los adultos.
La primera en desencadenar estos síntomas es Fátima, una niña rebelde y arrogante al principio, que se convierte en amiga de las dos hermanas, y quien las aleja del mundo adulto llevándolas a escondites secretos. Fátima es una chica mayor que ha repetido bastantes veces y que consigue ser siempre el centro de atención gracias a su actitud pasiva. Le muestra sitios fantásticos y maravillosos donde están a salvo de los adultos y en estas aventuras se une Elba creando un mayor vínculo entre las dos hermanas. Fátima, después de unas vacaciones, vuelve con un aspecto más adulto y deja de mostrar interés por la protagonista.
“Había crecido y sus cabellos, recogidos en la nuca, le conferían un cierto aspecto de gravedad que en nada recordaba a la estudiante desaliñada de unos pocos meses atrás. Llevaba unos zapatos oscuros con una punta de tacón y colgado al hombro, en lugar de cartera, un bolso de cuero negro."
Además de ello, empieza a mantener contacto con niñas de su edad, abandonando los escondites y con ello sus juegos, dejando atrás a la misma vez su infancia.
Esto provoca que la hermana de Elba se vuelva a sentir sola y se obsesione con la voz de Elba en su cabeza. Decide adaptarse a las niñas de su curso y dejar atrás también su infancia y con ello los escondites y su hermana Elba, que son parte ya de su infancia.
La realidad paralela ha dejado de parecer más interesante que la “normal”, la hermana de Elba se interesa por sus nuevas amigas, las vacaciones y hasta por un chico, los escondites quedan en el olvido al igual que Elba quien, en cambio, sigue en su infancia y seguirá para siempre.