Uno de los motivos principales de la narrativa de Cristina Fernández Cubas es el doble desarrollado en todos sus matices, porque consigue enseñar de manera representativa el tema central de la obra de la escritora, es decir la crisis de identidad y su búsqueda. En esto Fernández Cubas sigue la tradición de la literatura llamada fantástica, en la cual el proceso del desdoblamiento es un elemento fundamental. En efecto, el doble representa la figura de la crisis por excelencia porque en su aparición vemos la división del sujeto, su fragmentación; el doble sugiere la imposibilidad de interpretar la realidad con objetividad o seguridad porque implica la duda, el miedo, la lucha del individuo contra sí mismo. Es más, el desdoblamiento conduce hacia la locura y las alucinaciones, constituyendo el terreno abonado para la aparición de lo siniestro y para situar al individuo en un umbral entre la realidad y el sueño, entre la verdad y la mentira, donde el sujeto ya no se siente capaz de moverse en un mundo donde las certezas ontológicas han desaparecido.
El motivo del doble siempre ha despertado en los psicoanalistas un interés especial, por su estrecha relación con la parte inconsciente del sujeto, con sus “fantasmas” interiores y sus represiones, además de su exteriorización en trastornos mentales como varias formas de neurosis, psicosis y disociaciones de la personalidad.
Sigmund Freud asoció el doble a lo que llamó “Das Unheimlich”, lo ominoso, es decir un efecto siniestro que el sujeto siente al hallarse frente a algo que es familiar pero extraño a la vez, algo que el inconsciente había reprimido y que reaparece de repente. Normalmente ese algo irrumpe en lo cotidiano, donde el individuo no se esperaba nada malo, y su aparición supone una ruptura que cambia para siempre las cosas; es literalmente el retorno de lo reprimido.
Por estas razones el terreno abonado para el desarrollo del motivo del doble ha sido siempre la literatura fantástica, donde los límites entre las categorías sujeto/tiempo/espacio se superan y el individuo ya no comprende dónde está él y dónde está el otro, su otro, como se pregunta Violeta, la protagonista de un cuento de Cristina Fernández Cubas: “¿Dónde termino yo y dónde empieza ella?” La incertidumbre y la vacilación, la duda, junto con el efecto siniestro freudiano, son los elementos fundamentales de lo fantástico. En sus cuentos, Fernández Cubas utiliza el motivo del doble con sus exteriorizaciones como los gemelos, el sueño y la voz .