EL PROVOCADOR DE IMÁGENES:
La obra de Cristina Fernández Cubas, Mi hermana Elba y Los altillos de Brumal, es un conjunto de ocho cuentos con argumentos diferentes, pero singulares puntos en común, como puede ser el narrador o la información sesgada, tema concreto en el que nos centraremos en este apartado.
El cuento “El provocador de imágenes” es una historia que narra la amistad de dos personajes a lo largo de sus vidas. Empiezan conociéndose en la universidad; el personaje peculiar de José Eduardo, de clase alta, es un gran observador y está obsesionado en investigar para poder entender el sentido de todo lo que le rodea. En cambio, su amigo es un hombre que destaca por su sencillez y que nos narra desde su ángulo el comportamiento de Eduardo. Este, en el nudo de la historia, explica la extraña relación entre su amigo y su novia Nulla, a la que habían conocido juntos y por casualidad en uno de sus viajes.
El narrador descubre, cuando les visita, que tienen una relación de dominante y sumisa, hecho que queda confirmado cuando Eduardo le enseña la habitación de las prácticas "sados". Así pues, el narrador supone que su amigo es el dominante. Aunque, mientras la historia avanza, la pareja deja la relación de absorción que tenían y José Eduardo queda destrozado. Esto último sorprende completamente al narrador e incluso al lector ya que se nos hace creer que el fuerte de la relación, que parece no estar enamorado, es el mismo Eduardo. La afirmación queda confirmada cuando el narrador se encuentra a su amigo y le cuenta que ha encontrado el libro donde supuestamente había escritas recetas, pero en realidad resultaban ser apuntes en las que su pareja era víctima de una especie de experimento o investigación. Le confiesa también que ella era la líder de la práctica sadomasoquista , por lo que en ese momento se desmiente todo lo que el narrador había creído e imaginado por su cuenta y nos había transmitido a nosotros. Por lo tanto, no conocemos la verdadera historia hasta el final y van apareciendo en diferentes momentos fragmentos del pasado o historias de sus vidas que hemos de ordenar como si de un puzzle se tratara para, mediante la explicación lógica del desenlace, entender el sentido del cuento y la verdadera historia de José Eduardo.
El narrador, H.J:K, es interno en primera persona y no resulta fiable: nos proporciona información sesgada sobre José Eduardo E. Crea expectativas falsas, como al presentarlo. Inicialmente nos lo presenta como José Eduardo E. Luego sabemos que es Expedito (cuando creíamos que sería Expósito, porque es un apellido común que empieza por E). Es un narrador que se presenta ya como desmemoriado: no recuerda, por ejemplo, la primera vez que lo vio. La narración ahonda sobre las relaciones de poder-sumisión, ya que plantea el tema del “burlador burlado” (el maltratador, el masoquista que humilla a los demás que finalmente es humillado y maltratado por otro, aparentemente despreciable). El relato de H.J.K. pone en evidencia nuestros fallos en la descodificación de los signos que plantea la realidad: puede que las apariencias engañen y oculten verdades insospechadas.