Los Baldíos de Girasoles son un tipo de bioma en progreso, un tipo forestal más bien anormal e impermanente que no durará de manera indefinida. Con la tierra a su alrededor inhibida de colonización por otras especies de plantas debido a los taninos tóxicos liberados por plantas de la familia girasol, estos bosques son más el resultado de la naturaleza adaptativa de los girasoles a un entorno sin competición antes que una clase de ecosistema duradero; hasta que otras especies vegetales lleguen a tolerar mejor su presencia en la tierra, carecen anormalmente de biodiversidad floral y, por consiguiente, también de la animal - de ahí su nombre común. Por gran parte del año son desiertos virtualmente verdes - vivos, hermosos, pero careciendo casi por completo de comida, con solo un pequeño número de insectos alimentándose del follaje y sucesivamente proveyendo de alimento para una población relativamente pobre de pájaros. Fuera de la cosecha de otoño, que trae un breve flujo de migrantes procedentes de los pastizales, casi ningún animal aparte de los ocasionales viajeros de entornos forestales adyacentes o praderas habitan permanentemente en ellos Las plantas son gruesas, fibrosas e irritantes para los tractos digestivos de todos los herbívoros menos de los más especializados, de los cuales siguen habiendo bastante pocos en lo que respecta a los pájaros - y en invierno, donde los pétalos caen y las hojas se marchitan, los tallos secos ofrecen poco refugio del viento o el clima.


Entre los únicos residentes permanentes dignos de mención se encuentran varias especies de grandes grillos topo que ocupan los nichos aproximados de los roedores, mordisqueando raíces y tubérculos bajo la tierra durante los duros tiempos, y recolectando cúmulos considerables de semillas caídas en escondites subterráneos cuando están disponibles. A diferencia de la mayoría de grillos de hoy, las especies de Serina suelen vivir varias estaciones, de ahí sus grandes tamaños, siempre y cuando sean capaces de arrellanarse en tierra a la suficiente profundidad para evitar las heladas en los climas más templados. Sin embargo, incluso si son asesinados en el letargo invernal, la mayor parte de las especies se habrán reproducido al final de su primer verano, dejando sus huevos en la tierra para eclosionar y comenzar la siguiente generación con la llegada de la primavera. Para las pocas aves que aniden en los baldíos de girasoles una temporada de apareamiento saludable depende del tamaño de la incubación primaveral y posterior migración de los jóvenes grillos topo, que ocurre en masa encima del suelo. Los grillos, que eclosionan con poco menos de un centímetro de longitud, han evolucionado para emerger todos a la vez y abrumar a sus depredadores con la esperanza de que unos pocos individuos consigan sobrevivir y propagarse a nuevos territorios exitosamente en la confusión, con más del 95% de las crías siendo capturadas en las dos primeras semanas de la temporada de eclosión. La eclosión se produce a cualquier momento de la primavera, tras dos o tres semanas de temperaturas continuamente cálidas, pero si ha habido una pobre cosecha de semillas el otoño pasado muchos adultos pueden no haber sido capaces de recibir las suficientes proteínas para procrear y las eclosiones del año siguiente serán de pocas a no existentes. En estos años pobres, que ocurren habitualmente cada diez años más o menos, muchos pájaros anidando, con sus huevos incubados para que intencionalmente eclosionen al mismo tiempo que los grillos, morirán de hambre antes de la siguiente superabundancia de insectos en la forma de larvas de escarabajos menos robustas y áfidos que despiertan varias semanas después.


Los girasoles, aunque florecen solo por un corto margen de tres semanas en pleno verano, producen tanto polen y néctar en seguida durante este breve brote, que colonias enteras de unas pocas especies especializadas de hormigas de la miel - un clado de hormigas que se han convertido en abejas sin aguijón en la ausencia de las auténticas - son capaces de ganarse la vida dentro del bosque, almacenando su comida con el valor de un año entero durante este momento, gracias a las obreras que son eclosionadas solo semanas antes del florecimiento previsto y que mueren casi inmediatamente después de que los pétalos se marchiten, asegurándose que se use tan poco del precioso alimento como sea posible después de reunirlo, para alimentar a la reina. Junto a una pequeña cifra de obreros no voladores, ella entonces aguardará su momento hasta el próximo verano, con la reina, grande e inmóvil en la adultez, haciendo poco más que tenderse en un casi letargo por la mayoría de este período, mientras que sus amas de casa mantienen la integridad de la colonia. Debido a la duración extremadamente corta de la reserva de comida y la necesidad por conservarla muy meticulosamente durante el resto del año, las reinas de las especies que sobreviven en este hábitat solo ponen huevos dos veces por año - una serie de puestas antes del florecimiento que eclosionarán para convertirse en recolectores de comida voladores, y una justo después, que consiste de zánganos fértiles y nuevas reinas que se atiborraran de las cosechas de la temporada antes de volar para procrear y asentarse en sus propias colonias nuevas, tomando con ellas cestas especializadas sobre sus patas traseras con polen y miel suficiente para contar con la hembra hasta la próxima primavera. Una sorpresa yace en el depósito para los machos un poco más tarde, quienes después de elegir una pareja y construir su primer hogar juntos en una parcela de tierra suave, se reproducirá con ella solo una vez antes de ser canibalizado y comido, su cuerpo otorgando un aumento de proteína que ella necesitará en primavera para poner su primera nidada de huevos. Los azúcares almacenados dentro de las colonias subterráneas de las hormigas de la miel en los baldíos de girasoles están entre las únicas fuentes ricas de alimento disponibles para los animales fuera de la temporada de germinación y son ocasionalmente robadas por pájaros oportunistas y golosos que pasan por los baldíos fuera de la temporada de elección - No obstante, están esparcidas y son difíciles de localizar, y no constituyen una parte significativa de la dieta de ninguna criatura, sin algún organismo aparte de otros artrópodos pequeños estando especializados para alimentarse de estas (como el parásito de nido del escarabajo gota de rocío, una mariquita cucú que favorece a esta especie como su huésped, comiendo tanto de sus huevos y larvas como de sus almacenes alimenticios azucarados ya de adultos).