El cerro de Elefante antes conocido como el cerro del Tezcal es uno de los más emblemáticos del Valle del Mezquital, por su similitud a la de un paquidermo (Elefante). Erik Velásquez García, en su libro XXXIII Coloquio Internacional de Historia del Arte. Estética del mal: conceptos y representaciones, editorial UNAM (2013) describe lo siguiente:
"El Tezcal (Cerro del Espejo), ahora denominado Cerro del Elefante, en el Municipio de Chilcuautla Hidalgo.
En la década de los ochenta se realizaron breves excavaciones en la cumbre del Tezcal. A través de ellas se confirmó la existencia de un antiguo centro ceremonial posiblemente dedicado a Tezcatlipoca. Sus orígenes se remontan al 1000 d.C., y continúo en uso como espacio sagrado hasta, por lo menos, el siglo XVII.
Del centro ceremonial se perciben los cimientos de tres conjuntos de edificios sobre plataformas bajas al lado de un singular recinto conocido por los habitantes de Tunititlán como iglesia vieja o Donija. De planta cuadrada, destaca por sus grandes dimensiones y su espacio interior aparentemente vacío y originalmente sin techumbre. Tiene 30 m de lado y la altura conservada de los gruesos muros es de más de dos metros. Del espacio interior del recinto, hoy seriamente alterado, solo quedan algunos elementos escultóricos: clavos arquitectónicos de tezontle en forma de calaveras recubiertos con estuco que pudieron ser parte de un altar de cráneos o Tzompantli. En la actualidad están dispersos en el sitio o resguardados por los pobladores de Tunititlán quienes los integraron a la arquitectura de la escuela y de la iglesia".
Cerro del Elefante, 1989, croquis de interpretación del centro ceremonial en la cumbre del Tezcal.
Clavo arquitectónico en forma de craneo, procedente del recito mayor del sitio arqueologico en la cumbre del Tezcal.
Actualmente estos cráneos se encuentran resguardados en la secundaria "Octavio Paz" de Tunititlán.
Escultura antropomorfa, localizada en la secundaria de Tunititlán.
En el mismo lugar se encontró una gran lápida de metro y medio de alto con la figura de un personaje grabado en relieve. Esta visto de frente y parado con los brazos pegados al cuerpo. La imagen presenta una horadación cuadrada en el pecho. Sin embargo, por haberse encontrado junto con los cráneos mencionados quizás se trate de un personaje sacrificado por extracción del corazón. La lapida apareció fragmentada a la altura del cuello y se desconoce la ubicación de la cabeza.
Sobre el piso plano del recinto, se encontraron los restos de muros de cal y tezontle que parecen haber pertenecido a una construcción levantada en el periodo colonial, para resignificar este espacio sagrado.
Además de los datos arqueológicos, podemos documentar la historia del Tezcal en códices, mapas y fuentes escritas del periodo colonial. El Tezcal está vinculado a la historia de la migración mexicana, como atestiguan algunos documentos.
Detalle del cerro del Tezcal en el Códice Azcatitlan.
En el Códice Azcatitlan elaborado en el último tercio del siglo XVI, figura como una estancia después del Coatepec, donde nace Huitzilopochtli, y antes de su Xiuhcococan, el cerro Xicuco de Tula. En esta fuente destaca la presencia de un templo dedicado a Tezcatlipoca en la cima del cerro.
Existe un mapa contemporáneo al códice Azcatitlan que se adjuntó a la relación geográfica de la región. El mapa, llamado de Atengo Mixquiahuala, ilustra la Teotlalpan, región tributaria de Tenochitlan, con los tres señoríos de Mixquiahuala, Atengo y Tezontepec y el rio Tula que la atraviesa. En él, grifo del Tezcal destaca notablemente pues es el único cerro de color rosado, y de mayor dimensión que los que marcan los linderos de la Teotlalpan. Además del locativo – un gran espejo en cuyo interior se puede reconocer un rostro con pintura facial, aludiendo a Tezcatlipoca – figuran en el cerro un nopal, una biznaga, un órgano y un maguey, mismo conjunto de plantas silvestres que caracterizan el Chicomoztoc, el cerro de origen en obras como la Historia Tolteca Chichimeca. Su gloria señala: “Éste es un cerro de Mixquiahuala donde hay mucha cantidad de leones y culebras y venados y liebres y conejos.”
La representación el cerro respeta su fisonomía topográfica. En la imagen se detalla la presencia de un manantial asociado a una construcción vista de frente, indicando así algún tipo de presencia humana en este lugar salvaje.
La ubicación del pueblo de Tunititlán, al pie del cerro, está documentada en otro mapa del siglo XVIII.
Actualmente, el vínculo con el cerro se manifiesta en la tradición oral y en la vida real. Así, en el flanco norte debajo de la cumbre, se ha levantado una capilla donde se venera una imagen de la Virgen de Guadalupe que se reconoce en la superficie natural de la roca. Otro lugar virtual es el manantial mehe, señalado en el códice Azcatitlan al pie del cerro. En sus aguas las mujeres viudas lavaban, hasta hace poco los bastones con los cuales elaboraban la ofrenda floral llamada muchigue con la que encabezaban la procesión de Semana Santa. Pero el 12 de Febrero cuando el vínculo de Tunititlán con su cerro se hace todavía más patente y festivo. Toda la comunidad y numerosos visitantes de los alrededores ascienden a la cumbre para asistir a una misa en honor a la Virgen de Guadalupe. No se festeja en su capilla sino en el antiguo centro ceremonial. En medio de la verbena, se instala el altar junto al muro norte del gran recinto. El estandarte de la Virgen está acompañado por el de San Nicolás Tolentino, y se hace presente así está presente pareja sagrada particularmente relevante en la vida ritual del Mezquital como expresión por excelencia de la Dualidad y la complementariedad.
Mapa de la relación geográfica de Atengo, Mixquiahuala Atengo, Mexico,1579.