Campamento romano de Ciudadela

Historia

En el año 62 a.C. tropas de Julio César llegan a las costas occidentales de Gallaecia fundando Brigantium sobre unos asentamientos celtas. La ciudad toma importancia económica y en el siglo I d.C. construyen el faro de Hércules para asegurar la peligrosa costa.  

Alrededor del año 25 a.C., terminadas las guerras celtíberas, el imperio romano controla toda Hispania. El Consul Cayo Antistio Veto es asignado a Gallaecia para asentar el poder de Roma, para lo que construye un puesto militar dando origen al asentamiento de Lucus . En el año 50 d.C., bajo el gobierno de Augusto y con la zona pacificada, Paulo Fabio Máximo usa este puesto militar para construir una ciudad a la que llama Lucus Augusti en honor al emperador Augusto.  

Para mantener el control sobre la ruta del estaño entre Brigantium y Lucus Augusti, en el siglo II d.C. se construye un campamento a medio camino entre ambas ciudades.

Contenido del lugar

El campamento romano de A Ciadella, situado en la parroquia gallega de Ciadella (Sobrado), es un impresionante vestigio del pasado que se encuentra en la ruta entre Brigantium y Lucus Augusti. Este asentamiento militar, activo desde el siglo II hasta el IV, albergó a entre 500 y 600 soldados de la Cohors I Celtiberorum Equitata civium romanorum. Su principal misión era proteger la Vía XX, tarea que llevaron a cabo con honor y dedicación desde el año 123 hasta el 395.

El campamento de Ciadella, estratégicamente ubicado en un altiplano a 480 metros sobre el nivel del mar y rodeado por una pequeña cadena montañosa, es conocido por su formidable sistema defensivo. El recinto, de forma rectangular con esquinas redondeadas, mide 172 metros de largo por 140 metros de ancho, lo que da una extensión total de 2,40 hectáreas, espacio suficiente para albergar una cohorte militar.

Las excavaciones oficiales del campamento comenzaron en 1934, descubriendo una gran cantidad de materiales como cerámica, vidrio, utensilios de hierro y bronce, así como monedas que datan desde el reinado de Domiciano hasta Claudio II. La mayoría de estos hallazgos se exhiben en el Museo Arqueológico e Histórico Castillo de San Antón, en La Coruña. Aunque parte del campamento aún no ha sido excavada, una sección del sitio está cubierta con una estructura futurista reutilizada para proteger las ruinas de la erosión, mientras que el resto está expuesto a los elementos naturales.

La fortificación del campamento se basaba en una sólida muralla que rodeaba todo el perímetro y un foso que corría paralelo a ella por el exterior. Recientemente, en las excavaciones, se desenterraron 52 metros del tramo oeste al tramo central, revelando una estructura con una anchura media de 1,15 metros y una altura máxima conservada de 2,23 metros. Esta muralla, construida con mampostería local, muestra una cara interna meticulosamente trabajada, mientras que el exterior es más irregular, lo que sugiere la posibilidad de un terraplén de tierra que la cubría. Este tramo de la muralla está reforzado por una torre regular construida en mampostería y cuñas, con esquinas hechas de sillares de granito. Sobresale hacia el interior 150 metros y su longitud es de 3,50 metros. Este detalle destaca la meticulosa planificación y la avanzada ingeniería empleada en la construcción del campamento, así como la preocupación por la seguridad y la defensa de sus habitantes.

Entre los hallazgos más notables se encuentra una de las cuatro puertas que tendría el campamento, que se cree que era una monumental puerta de doble hoja, flanqueada por dos torres cuadradas que se proyectaban hacia el interior. Además, se encontraron restos de una calzada pavimentada con losas de pizarra, evidencia del desarrollo urbanístico y la planificación del asentamiento.

El sistema defensivo se complementa con varios puestos de vigilancia ubicados fuera del campamento, como la “Medorra de Fanegas”, un túmulo megalítico reutilizado en época romana como punto de guarda y vigilancia.

Dentro del campamento, se distingue el edificio central, El Principia, de forma rectangular casi cuadrada, con medidas de 29,50 metros de largo y 29,60 metros de ancho. La entrada al edificio está ubicada en la vía transversal del campamento, conocida como Vía Principalis, aunque actualmente está destruida. A ambos lados de la entrada hay dos habitaciones, y más allá se encuentran dos patios adosados de diferentes anchuras. Desde el primer patio, hay dos conductos de desagüe que llevan el agua fuera del edificio hacia el canal de la Vía Principalis.

En el interior del Principia, al fondo del edificio, se encuentra un conjunto habitacional que incluye una habitación exenta, que sirve como un local religioso y sagrado llamado Aedes. También hay varias habitaciones distribuidas en los ángulos del edificio, hechas de mampostería con hileras horizontales y rematadas en los ángulos con grandes sillares de granito. Los pavimentos son de tierra batida mezclada con arcilla.

Por otro lado, se está excavando el Praetorio, que es la casa del jefe de guarnición. Este edificio también es rectangular y está separado del Principia por un gran corredor, con fachada hacia la Vía Principalis. Constaba de varios patios y habitaciones rectangulares, así como un conducto de desagüe que atravesaba todo el edificio.

Los materiales arqueológicos encontrados, que incluyen cerámica, vidrio, utensilios de hierro y bronce, así como una variada gama de monedas, testimonian la vida cotidiana en el campamento romano de A Ciadella. Estos hallazgos, junto con la riqueza histórica y cultural del lugar, lo convierten en un tesoro invaluable para el patrimonio gallego y un testimonio perdurable del legado romano en la región.

La cerámica común romana de variada tipología comprende una amplia gama de objetos que reflejan la vida cotidiana en época romana. Entre ellas se encuentran cerámicas de importación, como las sigillatas hispánicas procedentes de talleres de Tricio en la Rioja Alavesa, que destacan por la firma del alfarero Maternus Blandus. Además, se hallan ánforas del Mediterráneo Oriental, lucernas y materiales cerámicos de construcción.

En cuanto a las monedas, estas abarcan cronológicamente desde la época del emperador Domiciano (86 d.C.) hasta Claudio el Gótico (270 d.C.). Se trata de una valiosa fuente para entender la economía y el comercio en la región durante ese período.

La presencia de una gran variedad de objetos de vidrio, como botellas, cuencos, cuentas y colgantes de pasta vítreas, sugiere una alta actividad en la producción y consumo de estos artículos en la comunidad romana. Los objetos de bronce, como anillos, pesas, fíbulas y fragmentos de armaduras, junto con materiales de hierro como clavos, abrazaderas, cuchillos y puntas de lanza, proporcionan información sobre la tecnología y las actividades cotidianas de la población romana en la zona.

Los hallazgos arqueológicos, incluidas alrededor de 300 tejas con marcas legionarias y testimonios epigráficos, revelan que la unidad militar que ocupó este campamento fue la Cohors I Celtiberorum. Las diferentes modalidades de sellos y grafías utilizadas en estos objetos muestran la diversidad cultural y lingüística dentro de la comunidad militar romana.

Abandonado en el siglo IV cuando la unidad militar fue trasladada a Iuliobriga (Cantabria), el campamento sufrió deterioro, especialmente durante el siglo VII, una población civil germánica reutilizó algunos de los muros romanos que aún se mantenían en pie para sus construcciones, mientras que otros fueron derribados para aprovechar la piedra, aunque en algunas ocasiones fue habitado de nuevo. En el siglo XIX, parte de sus materiales fueron saqueados para la construcción de edificios vecinos.