José Martí

Domingo triste

LAS campanas, el sol, el cielo claro

Me llenan de tristeza, y en los ojos

Llevo un dolor que el verso compasivo mira,

Un rebelde dolor que el verso rompe

¡Y es ¡oh mar! la gaviota pasajera

Que rumbo a Cuba va sobre tus olas!


Vino a yerme un amigo, y a mí mismo

Me preguntó por mí; ya en mí no queda

Más que un reflejo mío, como guarda

La sal del mar la concha de la orilla.


Cáscara soy de mí, que en tierra ajena

Gira, a la voluntad del viento huraño,

Vacía, sin fruta, desgarrada, rota.

Miro a los hombres como montes; miro

Como paisajes de otro mundo, el bravo

Codear, el mugir, el teatro ardiente

De la vida en mi torno: Ni un gusano

Es ya más infeliz: ¡suyo es el aire,

Y el lodo en que muere es suyo!

Siento la coz de los caballos, siento

Las ruedas de los carros; mis pedazos

Palpo: ya no soy vivo: ¡ni lo era

Cuando el barco fatal leyó las anclas

Que me arrancaron de la tierra mía!