José Martí

Cual de incensario roto huye el perfume...

CUAL de incensario roto huye el perfume

Así de mi dolor se escapa el verso:

Me nutro del dolor que me consume,

De donde vine, ahí voy: al Universo.


Cirio soy encendido en la tormenta:

El fuego con que brillo me devora

Y en lugar de apagarme me alimenta

El vendaval que al temeroso azora.


Yo nunca duermo: al despertarme, noto

En mí el cansancio de una gran jornada

Adonde voy de noche. cuando, roto

El cuerpo, hundo la faz en mi almohada.


¿Quién, cuando a mal desconocido postro

Mis fuerzas, me unge con la estrofa blanda

Y de lumbre de amor me baña el rostro

Y abrir las alas y anunciar me manda?

¿Quién piensa en mí? ¿Quién habla por mis labios

Cosas que en vano detener intento?

¿De dónde vienen los consejos sabios?

¿Adónde va sin rienda el pensamiento?


Ya no me quejo, no, como solía,

De mi dolor callado e infecundo:

Cumplo con el deber de cada día

Y miro herir y mejorarse el mundo.


Ya no me aflijo, no, ni me de solo

De verme aislado en mi difícil lucha,

Va con la eternidad el que va solo,

Que todos oyen cuando nadie escucha.


QUé fue, no sé: jamás en mí di asiento

Sobre el amor al hombre, a amor alguno,

Y bajo tierra, y a mis plantas siento

Todo otro amor, menguado e importuno.


La libertad adoro y el derecho.

Odios no sufro, ni pasiones malas:

Y en la coraza que me viste el pecho

Un águila de luz abre sus alas.


Vano es que amor solloce o interceda,

Al limpio sol mis armas he jurado

Y sufrir en la sombra basta que pueda

Mi acero en pleno sol dejar clavado.


Como una luz la férvida palabra

A los temblantes labios se me asoma:

Mas no haya miedo que las puertas le abra

Si antes el odio y la pasión no doma.

Qué fue, no sé: pero yo he dado un beso

A una gigante y bondadosa mano

Y desde entonces, por donde hablo, impreso

Queda en los hombres el amor humano.


Ya no me importa que la frase ardiente

Muera en silencio, o ande en casa oscura,

Amo y trabajo: así calladamente

Nutre el río a la selva en la espesura.