Lo agreste
O agreste
O agreste
Los espacios exteriores son una invitación a la libertad personal. En una infancia sin estridencias, se conjugan los sonidos de la naturaleza, los juegos infantiles, las romerías, las excursiones campestres. Todos son indicios de comunión con lo silvestre, con la exclusión de las ataduras que no elegimos. Ousande, Ervedelo, Santa Ladaíña, junto a las corredoiras que recorrían la aldea, la iglesia de San Lorenzo, el Campo de Roma, la encañada, la capilla de Las Nieves, en fin, la conformación de la verdadera patria que es la infancia. «De la infancia es inútil renegar, es mi tierra, Germán, mi verdadera patria», dice Eulalia en Retahílas. «¡Qué cosa era la ciudad, vista desde allí arriba! A partir de la gran piedra plana, donde se sentaban, descendía casi verticalmente la maleza, mezclándose con árboles, piedras, cultivos en un desnivel vertiginoso, y las casas de Orense, la Catedral, el río, estaban en el hondón de todo aquello; caían allí los ojos sin transición y se olvidaban del camino y de la distancia»
Os espazoas exteriores son unha invitación á liberdade persoal. Nunha infancia sen estridencias, mestúranse os sons da natureza, os xogos infantís, as romarías, as excursións campestres. Todos son os indicios da comuñón co silvestre, coa exclusión das ataduras que non eliximos. Ousande, Ervedelo, Santa Ladaíña, xunto ás corredoiras que percorrían a aldea, a igrexa de San Lourenzo, o Campo de Roma, a encañada, a capela das Neves, en fin, a conformación da verdadeira patria que é a infancia. «¡Qué cosa era la ciudad, vista desde allí arriba! A partir de la gran piedra plana, donde se sentaban, descendía casi verticalmente la maleza, mezclándose con árboles, piedras, cultivos en un desnivel vertiginoso, y las casas de Orense, la Catedral, el río, estaban en el hondón de todo aquello; caían allí los ojos sin transición y se olvidaban del camino y de la distancia».