De Allariz era oriúnda su abuela, Sofía Veloso, cuyo nombre adoptó Carmen como seudónimo cuando se presentó al Premio Nadal en 1958. “Mi madre [—afirma Carmiña—] era orensana por los cuatro costados, como le gustaba decir a ella, con abuelos de la Villa de Allariz, o sea que a mí todo el caudal literario me fluye por el Miño, el Arnoya y el Tormes”[i]. Aunque las alusiones a esta villa escasean, quizá por desconocimiento, sí es verdad que subyacen en su mente cuando sitúa importantes personajes de sus novelas. Sobre su novela Retahílas: “Las retahílas a que alude el título se desarrollan a lo largo de seis horas, en un viejo pazo semiderruido, entre Germán (…)y Eulalia (…). La ocasión de su encuentro está movida por la inminente muerte de una señora centenaria, bisabuela del muchacho y abuela de la mujer, cuya última voluntad (…) ha sido que la lleven a entregar su postrer suspiro entre los muros de esa casa. La vieja marquesa de Allariz comparte con [Melchor de Macanaz] la necesidad de llamar a voces a un interlocutor para que recoja sus historias, para que pervivan en alguien”[ii].
[i] Pido la palabra, “Galicia en mi literatura”, (Anagrama; p. 123).
[ii] Íb., “Historia e historias” pp. 364-365.
De Allariz era a súa avoa, Sofía Veloso, nome que escolleu Carmen como pseudónimo cando se presentou ao Premio Nadal en 1958. “Mi madre [—afirma Carmiña—] era orensana por los cuatro costados, como le gustaba decir a ella, con abuelos de la Villa de Allariz, o sea que a mí todo el caudal literario me fluye por el Miño, el Arnoya y el Tormes”[i]. Aínda que as alusións a esta vila non son moitas, quizáis por descoñecemento, é certo que subxacen na súa mente cando sitúa importantes personaxes das súas novelas. Sobre Retahílas: “Las retahílas a que alude el título se desarrollan a lo largo de seis horas, en un viejo pazo semiderruido, entre Germán (…)y Eulalia (…). La ocasión de su encuentro está movida por la inminente muerte de una señora centenaria, bisabuela del muchacho y abuela de la mujer, cuya última voluntad (…) ha sido que la lleven a entregar su postrer suspiro entre los muros de esa casa. La vieja marquesa de Allariz comparte con [Melchor de Macanaz] la necesidad de llamar a voces a un interlocutor para que recoja sus historias, para que pervivan en alguien”. [ii]
[i] Pido la palabra, “Galicia en mi literatura”, (Anagrama; p. 123).
[ii] Íb., “Historia e historias” pp. 364-365.