Para nuestra investigación, los relatos de vida que se tienen acerca de nuestro tema son muy importantes, pues se tiene el punto de vista, pensamientos o sentimientos de la persona, y se ve todo tal como el sujeto lo vive. Y así, nosotros como investigadores tendremos una construcción de los hechos desde la experiencia del sujeto hacia el objeto de estudio. Además, se obtiene información valiosa acerca de las experiencias de la persona y su relación con su entorno.
Alberto Machuca Martínez
Cuando entré por primera vez al Instituto de Ciencias en cuarto de preparatoria, no conocía absolutamente nada de los Interjesuíticos. Poco a poco mientras iba escuchando de estas competencias, iba conociendo un poco más. Me dijeron que eran un torneo deportivo en el que todas las escuelas jesuitas de México competían en un torneo para decidir quién era el mejor. Lo que más escuché acerca de los interjesuíticos fue que el ambiente de comunidad y de amistad que se hacía durante el torneo era increíble.
Para como me lo describían, los interjesuíticos eran muy divertidos, pues conocías muchas personas nuevas en el viaje. Por esta razón me empecé a interesar mucho por entrar a participar, y dado que yo ya me encontraba en la selección de basquetbol, me di cuenta de que era mi oportunidad de por fin poder vivir esta experiencia.
El tiempo pasó y me di cuenta que participar cuando aún me encontraba en cuarto de preparatoria iba a ser una tarea sumamente difícil, pues los de quinto y sexto son mucho mejores, más fuertes y más altos, sin embargo, yo quería tener la oportunidad de ir y empecé a entrenar con muchas ganas, para que el profesor lo notara y pudiera darme un lugar en el equipo que representaría a la escuela.
El tiempo pasó, y los interjesuíticos se acercaban. Me di cuenta que mi objetivo se volvía cada vez más complicado al pasar los días, pues gente nueva comenzaba a entrar para poder ir, de igual manera, a los juegos. Pero traté de entrenar lo mejor que podía, y cada jugada que hacía mal, pensaba en como pude haberla hecho mejor para no volver a cometer los mismos errores.
Después de un par de meses más, un día muy normal llegó Larry, el entrenador, y nos dijo que iba a empezar a hacer las listas para ver quiénes iban a ser las personas que conformarían el equipo del Ciencias en los interjesuíticos. Yo estaba muy nervioso pero sabía que pasara lo que pasará yo le había puesto mucho empeño en los entrenamientos. Pero efectivamente, no quedé dentro del equipo representativo. Por un momento me desanimé mucho, pero pensé que si esa vez no me fue posible ir, el próximo año que estaría en quinto, iría por primera vez.
Pasó el verano y reiniciaron las clases. Ya me encontraba en quinto de preparatoria, y yo estaba seguro que ese sería el año en el que iría. Un día, fueron las pruebas físicas que se hacen todos los años, los primeros días, en los que incluye velocidad, resistencia, flexibilidad, salto de longitud, entre otros. Estábamos haciendo la prueba de resistencia, y lo hice muy bien, pues anteriormente entrenaba atletismo, y logré hacer el récord de toda la preparatoria. Luego de esto, me invitaron a participar en el equipo de atletismo, pero debido a que no me gustaba tanto como el basquetbol, decidí dejar el atletismo de lado.
Entrando al ciclo escolar, yo creía que ya me encontraba en el equipo de basquetbol, pues el año pasado estuve y di mi lugar por hecho, sin embargo, no contaba con que se volvían a hacer las pruebas todos los años, y como creía que ya estaba en el equipo, no fui a las pruebas y quedé fuera. Esto me sorprendió mucho, pero podía entrar de nuevo en enero y todo estaría bajo control. El problema fue que no volví al equipo para enero; estaba tan relajado sin hacer ejercicio en las tardes que no ingresé de nuevo. Y así sucedió hasta este mismo año, sexto de preparatoria, que sigo sin entrar al basquetbol. El problema es que como ya estamos en febrero, ya me es imposible reingresar en la selección.
Realmente me quedé con muchas ganas de ir, y estoy muy arrepentido de no haber hecho todo lo posible para ir a un evento tan representativo en el Instituto de Ciencias. Todo el mundo dice que antes de salir de la escuela debes haber hecho mínimo dos cosas, ir a un CAIC, al cual si he asistido, e ir a los Interjesuíticos. Quisiera haber podido participar y representar a mi escuela, y haber vivido una experiencia que nunca más voy a poder vivir en mi vida.
César Gonzalez Chong
Yo llevo toda mi vida en el Instituto de Ciencias, recuerdo que desde pequeño, yo que estoy por ser quinceañero, he escuchado sobre los Interjesuíticos. Al pasar a primaria escuchaba como mis compañeros hablaban sobre sus hermanos, y que iban a viajar a una competencia, y siendo sincero, en ese momento no entendía bien que eran los Interjesuíticos, pues en primaria yo no era un niño muy metido en las actividades del Ciencias, escuchaba como es que incluso mis compañeros comenzaban a ir a los Mini-Interjesuíticos, pero yo no encontraba sentido a lo que decían, ni de que hablaban, fue hasta secundaria que comencé a entender un poco de que hablaban, y ni en ese momento lo entendía del todo…
La verdad en todo el tiempo que llevo en el Instituto de Ciencias, que es ya bastante tiempo, quince años que no pasan en vano, he podido notar la gran relevancia que tienen los Interjesuíticos en la vida general de los alumnos del Ciencias, claramente, siempre hay algún escéptico que ni la va ni le vine, sencillamente para el no pinta, sin embargo, es un evento deportivo que es de relevancia general, y no únicamente para los alumnos, para la institución en general, para los maestros, alumnos, e incluso creería yo que para aquellos de servicios generales, es un evento que nos paraliza una semana, pues hay ausencia de compañeros, pero al mismo tiempo nos une, en un ambiente de competencia y fraternidad, en la que nos vemos todos identificados bajo el mismo escudo contra nuestras escuelas y colegios compañeros, una semana en la que los que van, se convierten en nuestros representantes y los que nos quedamos, su sentimiento de apoya, para los cuales en cada deporte, sus derrotas son tomadas como la derrota de todos y sus victorias, las victorias de todos, porque aquí no importa quienes fueron o quienes se quedaron, sino el hecho de al final ver Instituto de Ciencias en primer lugar, y reconocernos todos bajo un solo nombre y una institución como compañeros y vencedores.
Sinceramente, nunca tuve la oportunidad de ir, pues nunca forme parte de lleno en los deportes de la escuela, por diversas razones, desde que los deportes en los que yo participaba no se encontraban en las selecciones deportivas del Ciencias, hasta por el hecho de que prefería formar parte de equipos externos, sin embargo, me toco vivir alguna vez unos, cuando el Instituto de Ciencias fue la sede, y sin duda pueda decir que el ambiente que se vive esa semana, no tiene parecido alguno, me habría gustado poder haber participado directamente en ellos, haber representado a mi escuela en un deporte frente a otras, sin embargo, creo que me graduaré sin ello, pero al final, me llevo muchas cosas más, y el saber que los “Inter” siempre iban mucho más allá de los partidos.
Diego Cota Delgado
La primera vez que tuve la oportunidad de estar en unos juegos interjesuíticos fue en sexto de primaria cuando fui balonero para hacerle más fácil el trabajo a los deportistas que se encontraban dentro de la cancha. En esa ocasión me toco estar en el área de futbol, por lo que lo disfrute mucho ya que es el deporte que más juego y amo. Dentro del campo me pude dar cuenta que antes de cualquier tipo de convivencia y amor hacia las otras instituciones, existe una competencia entre los distintos colegios impresionante. Por ello desde ese momento pude darme cuenta que en estos juegos se va con un enfoque mucho más de rivalidad que de compañerismo.
La segunda ocasión que asistí a estos juegos fue como parte de la selección de futbol del instituto de ciencias, por lo que pude ver desde una perspectiva más amplia como lo ven los maestros, los alumnos del colegio anfitrión y los seleccionados el sentido de los interjesuíticos, ya que al estar dentro del campo se puede apreciar la tensión de los jugadores, las buenas vibras de la porra, las indicaciones de los entrenadores y la pasión de todas las personas que se encuentran viendo el juego. Los maestros suelen ver estos juegos como un símbolo de convivencia y bienestar de los alumnos porque ellos van con la mentalidad de ir a cuidar a los estudiantes, es por ello que no piensan en competencia y mucho menos en rivalidad, me pude dar cuenta que los alumnos del colegio sede tratan de presentarse a estos juegos para echar las mejores vibras para que sus colegas o compañeros se sientan apoyados dentro y fuera de la cancha, y también pude observar que los seleccionados acostumbran a ver estos juegos como un símbolo de rivalidad y competencia porque se juega el reconocimiento como mejor institución jesuita a nivel deportivo de la república.
Dentro de estas dos experiencias me pude dar cuenta que en todas las disciplinas existe un nivel de competitividad muy grande, pero pude comprobar que en el deporte en donde existe un nivel de pasión y competencia extremadamente alto es en el futbol, por lo que esto me pareció muy interesante y misterioso de investigar. Al investigar me pude encontrar que en México 6 de cada 10 mexicanos se consideran aficionados al futbol, es por ello que deduje que en los interjesuíticos se centra y concentra la afición y pasión en este deporte a toda hora del día porque a los mexicanos les parece muy apasionante y divertido.
Sin importar la pasión, competencia, rivalidad, convivencia y compañerismo que se vive dentro de los interjesuíticos, finalmente se terminan por unir a todos los colegios por las distintas actividades que se realizan por parte del colegio sede, ya que el colegio que es anfitrión se encarga de que haya una fiesta en donde reúna a todos los alumnos participantes en estos juegos para que haya un momento de relajación por parte de los seleccionados y puedan disfrutar de un momento para platicar y bailar. Por otra parte cuando se termina el juego de tu selección se tiene bastante tiempo para disfrutar de la comida, de los juegos de las otras disciplinas y de las personas de las otras escuelas, por lo que durante todos los interjesuíticos se tiene mucho tiempo para tener la oportunidad de convivir con nuevas personas y conocer otras culturas.
Cuando se logra romper la barrera de la competencia para convivir por un momento, se puede identificar que a pesar de vivir en la misma república, en todos los estados existen distintas costumbres y tradiciones que hacen que especialmente en estos juegos se puedan enriquecer las relaciones entre una persona de un estado y otra de otro estado ya que se comparten vivencias que en muchas ocasiones no estamos acostumbrado a vivir o a escuchar porque normalmente vivimos en una burbuja del día a día en donde no nos salimos de nuestra creencias, tradiciones, costumbres y cultura por siempre estar siguiendo una rutina que poco a poco nos va consumiendo y que en muchas ocasiones a causa de esto no nos damos la oportunidad de conocer y experimentar cosas nuevas en nuestro mundo.
Con estas experiencias que pude vivir, observe que generalmente lo distintos institutos jesuitas de México procuran inculcar la convivencia, el respeto y compañerismo en estos juegos, pero los alumnos suelen ver un objetivo y una meta muy distinta a la dicha anteriormente, ya que ellos ven estos juegos como una gran oportunidad de defender su escudo sin importar las dificultades que se presenten en el camino, y yo creo que esto sucede porque la pasión y el respeto a nuestro colegio rebasa nuestros límites en todo el sentido de la palabra.
Andrés Camacho Michel
Me llamo Andrés Camacho Michel. Nací el 2 de abril del 2000, tengo 17 años. En esta autobiografía les hablaré sobre mi experiencia en los interjesuíticos. Yo fui a los inter en quinto de preparatoria, los cuales se ubicaron en Tampico. La verdad esta experiencia fue muy satisfactoria ya que saldré de este colegio pudiendo decir que sí pude asistir y participar en estos juegos.
En estos juegos nos va bien al Ciencias, a los que yo asistí quedamos en primer lugar en cuatro deportes, después de nosotros están los del Lux, por eso siempre hay competencia entre estos dos colegios.
En esta experiencia me la pasé platicado muy a gusto con mis amigos y con la compañía de Sergio Hawa, Francisco Veliz, Alejandro Jiménez, la leyenda, Santiago Hernández, André Mariel, etc. La verdad no creí pasármela tan bien en este viaje, pero fuera de todo, no me siento arrepentido.
Los Interjesuíticos son únicos, son juegos en donde vives una experiencia inolvidable, yo e lo personal, me sentí muy unido a mis compañeros, a los otros colegios e incluso a los profesores. Quisiera volver a tener esta experiencia las veces que sean, ya que el deporte me es muy satisfactorio.
Mis compañeros también se la pasaron muy bien, me contaron de todas sus experiencias en las competencias y en la convivencia que hubo entre todos los colegios.
En el hotel era un ambiente sumamente divertido, ya que había mucha convivencia entre todos los de mi equipo de atletismo, aunque no fuéramos de la misma generación ni hiciéramos lo mismo, por ejemplo: yo lo que hacía eran cien y doscientos metros planos, y con quien más me llevaba era con uno que hacía mil quinientos metros.
Yo practicaba los cien metros y los doscientos metros, esto era algo muy pesado, de hecho, me llegué a lesionar en una carrera y no pude competir en ninguna otra carrera. Esto fue muy triste porque yo quería participar en todas mis carreras.
Pero a pesar de todo, aunque me haya lesionado y haya perdido la oportunidad de participar al cien en estos juegos interjesuíticos, me la pasé muy bien y fue una experiencia inolvidable.
Enrique Zepeda Perez
En mi tercer año de secundaria decidí que quería entrar a la selección de fútbol gracias a que mi papá tuvo la oportunidad de asistir a los interjesuíticos cuando él era joven y el mismo me motivó a para entrar a la selección y para ganarme mi lugar para ir, no fue nada fácil ya que había muy buenos jugadores que querían entrar también pero finalmente entré y así comenzó mi experiencia rumbo a los interjesuíticos de secundaria.
Una semana antes de esta competencia dieron la lista de los convocados para asistir a este torneo, el cual se realizó en Puebla y tuve la suerte de estar dentro de ella junto con otros veinte jugadores de todos los años de secundaria, es decir, primero, segundo y tercero.
El día de partida rumbo a Puebla fue un poco incómodo ya que tuvimos que dormir en los camiones y hacía mucho calor y olía feo pero esto casi no se notó ya que estaba muy emocionado por asistir a mis primeros Inter y recuerdo que no podía dormir de lo emocionado y me quedé platicando con uno de mis compañeros sobre como creíamos que iba a ser nuestra experiencia. Cuando llegamos al hotel donde nos íbamos a quedar la selección de fútbol, hicimos los equipos para los cuartos y nos fuimos corriendo para dormirnos de tan cansados que estábamos. A la mañana siguiente fuimos a conocer la escuela la cual estaba del tamaño del Ciencias y conocimos también a las escuelas hermanas.
Partido tras partido que fuimos ganando nos dirigimos a la final la cual fue contra la escuela Lux, el partido fue bastante reñido e intenso pero finalmente lo ganamos gracias a un gol de chilena de uno de mis compañeros. Durante la premiación todos estaban muy felices y celebramos en la fiesta de despedida organizada por la escuela anfitriona. Recuerdo que en esa fiesta cambié camisas y sudaderas con otras escuelas, las cuales sigo teniendo.
En fin, mi experiencia fue bastante agradable y lo que más me gustó fue, además de faltar a clases, conocer gente nueva, conocer también una ciudad nueva y sobre todo haber estado presente en la primera victoria del Instituto de Ciencias después de bastantes años.
Jean Lucca Aleskovich Gorisnic
Mi primer año en el Instituto de Ciencias fue en el 2015. Mi padre desde la primaria insistió que entrar a esta escuela pero al final se cumple hasta que llegué a preparatoria. Recuerdo que cuando empezó el ciclo escolar quisieran ser mis amigos llegué con buen estatus y al parecer encaje en un grupo de amigos muy rápido y todo salió bien.
En esta época yo era un Ador muy dedicado, competía en el equipo del Country Club y destacaba por ser el mejor. En la primera semana de clases en la clase de educación física nos dieron una plática de unas selecciones deportivas y vi que había un equipo de natación al cual decidí que sería parte de él.
Después de dos semanas de pruebas quedé seleccionado y empecé a competir por esto de Ciencias sobre ganarme el respeto y el apoyo del profesor y de los otros integrantes de años más arriba. Lo malo de esto es que sólo duré un semestre ya que me aburrí de estar en tantas competencias y decidí tomar un descanso de la natación.
Después de un tiempo de debatir conmigo mismo si debía retirarme o no del deporte lo cual no hice, me di cuenta de que debía de seguir luchando para superarme y conseguir un éxito en mi área como deportista, después de unos meses el entrenador de la selección de natación me invitó a formar parte de su equipo nuevamente pero tuve que rechazar la invitación ya que había vuelto a competir para el Country Club.
La natación es el deporte que me ha formado como atleta. Llevo practicando este deporte desde la infancia y he llegado a un nivel en el cual puedo salir a competir contra otras personas y tener un buen desempeño con muy buenos resultados. No le puedo dedicar todo mi tiempo a este deporte dado que sigo estudiando pero sé que tengo el rendimiento adecuado para mi nivel de competitividad.
Los Interjesuíticos son la prueba perfecta para demostrar mis habilidades pero creo que nunca llegaré a poder demostrar de qué estoy hecho dado que es el último año de mi vida en el Instituto de Ciencias. Aún así se ve que muchos jóvenes podrán probarse a si mismos que son capaces de lograr grandes cosas.
Formar parte de un equipo es lo más valioso en la vida, es un ambiente donde puedes confiar en los que te rodean y ellos pueden confiar en ti. Hay que saber valora lo que se tiene y siempre mirar hacia delante para lograr conseguir el mejor resultado y con ello alcanzar la victoria.