Verdad

Ann Garrido, catequista y autora de CGS, acaba de escribir un libro muy oportuno sobre la verdad. En él explica que debido a que la palabra puede significar muchas cosas, las conversaciones sobre la verdad pueden volverse confusas e improductivas. Propone pensar en la verdad utilizando la metáfora de un diamante con cuatro facetas:

1. Una faceta de la verdad contempla nuestra lucha de toda la vida por percibir el mundo con la mayor precisión posible. Se preocupa por asegurarse de que nuestras mentes estén alineadas con lo que realmente es, más que con cosas imaginarias. Reconoce que una imagen sólida de la realidad es esencial para nuestra supervivencia, por lo que se preocupa mucho por nuestra capacidad para comprender los hechos.

2. Una segunda faceta de la verdad vela por nuestra lucha por interpretar los acontecimientos de nuestro mundo y darles sentido. Reconociendo que vivimos en una sociedad pluralista que interpreta las cosas de muchas formas diferentes, se preocupa por nuestra capacidad de juzgar entre diversas interpretaciones y opiniones para modelar vidas que estén orientadas hacia el bien.

3. Una tercera faceta de la verdad se centra en nuestra lucha por comunicarnos unos con otros hacia la construcción de la sociedad. Debido a que la sociedad depende de poder confiar en las palabras de los demás, le preocupan nuestras propensiones humanas a mentir o compartir verdades a medias, así como nuestra propensión a decir demasiado. Quiere ayudarnos a encontrar el equilibrio adecuado, o lo que podríamos llamar la verdad, en nuestro discurso.

4. Una cuarta faceta de la verdad considera que nuestra lucha "es verdadera" en las relaciones a largo plazo entre nosotros. Tiene que ver con nuestra capacidad para permanecer fieles en las formas en que Dios es fiel, incluso en momentos de profundo desacuerdo entre nosotros. Quiere ayudarnos a descubrir qué acciones son las más amorosas.

de Hablemos de la verdad (2020)

Si bien Garrido escribe principalmente para líderes católicos de adultos, podemos aplicar sus conocimientos a la paternidad. Debemos modelar y hablar sobre los hechos y cómo discernir qué es creíble. Parte de eso es ser sincero y discreto en nuestro discurso, y amoroso y fiel en nuestras relaciones.

Como padres, ¿podemos comprometernos a "ver las cosas con la mayor precisión posible, formar nuestras opiniones con el mayor cuidado posible y ser lo más fieles los unos a los otros"? Si podemos modelar la verdad de esa manera, también enseñaremos a nuestros hijos cómo vivir en la verdad como seguidores de Cristo, quien es "el camino y la verdad y la vida" (Juan 14: 6a).